Las dos caras de Patricia Highsmith

La cara oculta del ser humano. Uno de los temas predilectos de la escritora Patricia Hingsmith. Tras un rostro simpático y elegante se pueden encontrar los instintos más oscuros. Todos llevamos un monstruo dentro, y a algunos no les hace falta que les presionen mucho para sacarlo.

Así es su personaje más famoso, Tom Ripley, el aparentemente inofensivo joven que termina asesinando a su oscuro objeto del deseo. Un hombre al que ve no sólo ve de manera sexual, sino como todo lo que él no es y querría ser.

Dos caras del mismo espejo, que aquí se hacen evidentes desde el mismo título: Las dos caras de enero. Una referencia al dios romano Jano, por el que pusieron el nombre al primer mes del año. Una deidad representada siempre con dos caras, una mirando al pasado y una mirando al futuro.

Un título que nunca se explica en el filme, pero que encaja perfectamente con lo que se plantea en su trama. La enfermiza relación entre dos hombres (con mujer en medio) que se sienten identificados el uno con el otro. Primero con un vínculo caso fraternal, pero finalmente como dos rivales que se enfrentan sabiendo que sólo puede quedar uno.

El joven contra el viejo, el pasado contra el futuro. Uno se convertirá en otro y todo seguirá su curso. Un trasfondo empapado con otro de los tópicos de la literatura de Highsmith, la homosexualidad latente en sus personajes, que nunca sabes si se van a pegar o van a irse a la cama.

Como siempre, en medio de una historia de suspense. Un estafador de poca monta (Oscar Isaac), pasa sus días trabajando como guía turístico en Atenas, hasta que conoce a una pareja y se siente irremediablemente atraído por ambos (Viggo Mortensen y Kirsten Dunst). El azar hará que se vea envuelto en una trama que les llevará a huir por Grecia mientras las relaciones entre ellos se irán tensando.

Un suspense clásico, sin aspavientos, sobrio, en el que más que su trama importa la evolución psicológica de sus personajes. Nada se grita ni se subraya, todo se sugiere. Algo que es un acierto en el desarrollo de la historia personal, pero que queda cojo en su parte de thriller, que nunca termina de explotar.

Es por eso por lo que su director, Hossein Amini, escogió este libro como material para su primera novela. Como el mismo dijo en la presentación del filme en el pasado Festival de Berlín, le interesaba ver como estos tres personajes ordinarios entraban en un bucle de destrucción por culpa de ellos mismos.

Amini, que lo mismo escribe Las alas de la paloma y Drive que Blancanieves y la leyenda del cazador, ha elegido la obra de Highsmith para esta interesante ópera prima, demasiado correcta y comedida para ser su primer filme, aunque Amini utilice los escenarios griegos con acierto como un personaje más.

Mención aparte para la música de Alberto Iglesias, que regala un score homenaje a Bernard Herrmann y Alfred Hitchcock. Precisamente el director británico fue el encargado de adaptar la primera novela de la escritora: Extraños en un tren.

Para su debut, Amini confía en un trío de actores en estado de gracia. Mortensen está perfecto en su papel de ambiguo ricachón, Dunst ha madurado en la pantalla y se agradece verla en papeles diferentes, y Oscar Isaac empieza a convertirse en un actor que desconocíamos hasta que le rescataron los Hermanos Coen y le regalaron su A propósito de Llewyn Davis.

Parece que el director y guionista le ha cogido el gusto a las adaptaciones de novelas de espionaje, su próximo proyecto: adaptar la novela de John Le Carré, Un traidor como los nuestros.

Las dos caras de enero

Director: Hossein Amini

Nacionalidad: Reino Unido

Género: Suspense

Duración: 96 minutos

Intérpretes: Viggo Mortensen, Kirsten Dunst, Oscar Isaac, David Warshofsky, Daisy Bevan, Aleifer Prometheus