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Prostitución masculina y jasidismo en Nueva York
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estreno de 'aprendiz de gigoló' con woody allen

Prostitución masculina y jasidismo en Nueva York

John Turturro dirige y protagoniza una comedia romántica sobre un gigoló en Nueva York, que contará con la colaboración de Woody Allen

Foto: John Turturro y Woody Allen en 'Aprendiz de gigoló'
John Turturro y Woody Allen en 'Aprendiz de gigoló'

En su quinto largometraje como director, John Turturro combina una serie de elementos a priori explosivos: un gigoló, una comunidad judía ortodoxa de Nueva York, un ménage à trois con Sharon Stone y Sofia Vergara (la exuberante protagonista de Modern Family) y un Woody Allen proxeneta.

El actor italioamericano se reserva para sí el papel del improvisado prostituto Fioravante. Un hombre de mediana edad y vida gris que trabaja en una floristería hasta que su amigo Murray (Allen) le convence para que se dedique a consolar a mujeres sexualmente insatisfechas. Aunque su apariencia no es precisamente la de un guaperas (estamos hablando del actor que encarnaba al rey de la bolera Jesus en El gran Lebowski de los hermanos Coen), Fioravante puede presumir de una planta elegante, de la discreción y el trato de un caballero, y de saber tratar a las mujeres.

Aunque de buenas a primeras no ve claro el plan de su colega, finalmente se decide a ganar dinero dando placer en la cama a algunas de las féminas más atractivas y adineradas de Manhattan.

Su vida se complica cuando aparece una clienta inesperada, Avigal, una viuda judía que vive en una comunidad jasidista que la somete a una estricta vigilancia. Desde que falleció su marido rabino, Avigal no se ha relacionado con ningún hombre. A pesar de que cuenta con varios pretendientes, como Dovi (Liev Schreiber), el shomrim del barrio, un patrullero propio de ciertas comunidades judías. La mujer está tan acostumbrada a ocultar sus sentimientos como su pelo, que esconde por decoro bajo una peluca. Fioravante despertará en Avigal sentimientos dormidos desde hace tiempo.

En Aprendiz de gigoló conviven sin mucha fortuna dos películas. Por un lado un melodrama sentimental con toques crepusculares a partir del esbozo de historia de amor que viven el soltero recalcitrante metido a gigoló y la viuda sensible pero recatada. Partiendo de la comedia frívola, Turturro se acerca, aunque solo para rozarlas, a las peculiaridades del amor y la sexualidad en la edad madura, cuando el romance adopta otro tono y ritmo que en la juventud.

El director también pretende desarrollar una comedia típicamente neoyorquina. Para ello saca provecho de la figura de Woody Allen, que se apuntó al proyecto después de que su barbero, el mismo que le corta el pelo a Turturro, le hablara de él. El cineasta de Manhattan interpreta a un librero que se ve obligado a cerrar su establecimiento de toda la vida y decide ejercer de “agente” de su amigo. O sea, Woody Allen se convierte en proxeneta. Eso sí, con su amigo Fioravante como único representado.

Poster de 'Aprendiz de Gigoló'Allen no se prodiga demasiado como actor a las órdenes de otros realizadores. Aparte de interpretarse puntualmente a sí mismo en títulos como la reciente comedia francesa Paris Manhattan de Sophie Lellouche, donde la protagonista lo tiene como un referente en la ficción y en la vida, el director de Manhattan no aparecía en una película de ficción ajena desde Cachitos picantes (2000) de Alfonso Arau. Aunque no se lo acredite en el guion, parece que Allen contribuyó con varias ideas a la historia de la película. Sobre todo aportó consejos en torno aquello que sucede en el barrio de Williamsburg, que alberga una de las mayores comunidades jasídicas de Estados Unidos.

Aprendiz de gigoló está impregnada de humor judío, variante ortodoxa, hasta el punto que una de las secuencias más cómicas del film tiene lugar cuando el personaje de Allen es juzgado ante un tribunal de rabinos por interferir en asuntos de la comunidad.

Turturro lleva a cabo de esta manera el retrato de un Nueva York multicultural. Los personajes se mueven por esa ciudad que tanto le gusta retratar al propio Allen, donde todavía sobreviven pequeños establecimientos de barrio y rincones acogedores. Un Nueva York capaz de ofrecer uno de esos parques que en otoño se convierten en el escenario perfecto para una historia de amor.

También un Nueva York donde no faltan las aburridas y atractivas esposas de acaudalados profesionales que viven en lujosos apartamentos de Manhattan. Aquí es donde entran en escena Sharon Stone y Sofia Vergara, en unos papeles que difícilmente se salvan de la vergüenza ajena. Encarnan a un par de amigas dispuestas a pagar cuantiosas sumas de dinero para montarse un trío con Turturro. Y no, no estamos hablando de una de las escenas cómicas del film.

Uno de los rostros más identificables del cine independiente norteamericano, actor habitual del cine de los hermanos Coen y de Spike Lee, Turturro ha optado en su vertiente como cineasta por películas de corte clásico que apelan a los sentimientos como Mac (1998) o Romance & Cigarettes (2005). Aprendiz de gigoló no consigue cuajar ni como comedia sexual ni como melodrama romántico con trasfondo costumbrista religioso. Su mayor virtud reside en una conclusión realista y adulta que evita el happy end de cuento de hadas.

Aprendiz de gigoló

Dirección: John Turturro

Nacionalidad: EEUU

Género: comedia

Duración: 90 minutos

Reparto:John Turturro, Woody Allen, Sharon Stone, Sofía Vergara, Vanessa Paradis, Liev Schreiber,

En su quinto largometraje como director, John Turturro combina una serie de elementos a priori explosivos: un gigoló, una comunidad judía ortodoxa de Nueva York, un ménage à trois con Sharon Stone y Sofia Vergara (la exuberante protagonista de Modern Family) y un Woody Allen proxeneta.

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