Scorsese sueña con un futuro sin multicines

Martin Scorsese se ha encontrado durante las últimas semanas en el ojo del huracán debido a la polémica surgida a raíz del estreno de su última película, El lobo de Wall Street. Académicos insultando el filme, acusaciones de ensalzar la corrupción y la droga… muchos ataques a los que el director hizo frente la semana pasada en una entrevista grabada para la página Goldderby. En ella, el director manifestaba que estaba acostumbrado a que sus películas generaran controversia, aunque también se sentía frustrado por ello.

Scorsese manifiesta también que esto ha hecho que la gente hable de la película, lo cual siempre es positivo, y rechaza frontalmente el que quiera glorificar al protagonista de su película. En sus propias palabras su intención era mostrar la obscenidad y lo soez de la cultura del dinero.

Sin embargo hay un ataque que parece haber dolido al realizador: el de misógino. Muchos ven como una respuesta a estas acusaciones la carta abierta que el autor de Taxi Driver ha publicado en el periódico L’espresso, y en la que explica a su hija Francesca cómo ve el futuro del cine.

En esta carta, Scorsese se muestra convencido de que el cine tal cual lo conocemos, y tal cual lo conocieron la generación de directores que como él comenzaron su carrera en los años 60 y 70, está condenado a extinguirse “La idea del cine con la que crecí, la idea que reside en las películas que te he mostrado desde que eras niña y que estaba tan en boca de todos cuando comencé a rodar, se acerca al final. No me refiero a las películas que ya se han hecho. Me refiero a las que están por venir”.

El director se refiere a la forma de rodar las películas, en las que cada nuevo descubrimiento tecnológico facilita la creación, pero también a la exhibición de las mismas. Las nuevas ventanas de distribución son el porvenir para el director y no se muestra triste por ello, sino que como le explica a Francesca “el futuro es brillante”. Y es brillante porque las películas se seguirán disfrutando en cines pequeños y online y cada vez menos en multisalas. Pero sobre todo es alentador porque todos estos avances tecnológicos harán que todo aquel que tenga algo interesante que contar pueda hacerlo y ponerlo a disposición de todo el mundo.

“Por primera vez en la historia de esta forma de arte, se pueden hacer películas por muy poco dinero. Algo absolutamente insondable cuando yo crecía, y las películas de presupuesto extremadamente bajo siempre han sido la excepción, en lugar de la regla. Ahora es al revés. Puedes crear hermosas imágenes con cámaras que puedes pagar. Puedes grabar sonido. Puedes montar, mezclar y hacer corrección de color desde tu casa. Todo eso es ahora posible. Pero con toda la atención que se está depositando en la maquinaria de la creación de películas y en los avances que nos han llevado a una revolución cinematográfica, hay que recordar una cosa importante: las herramientas no hacen la película, la haces tú. Es liberador coger una cámara, empezar a rodar y juntarlo todo con Final Cut Pro. Pero hacer una película, la que tú necesitas hacer, es otra cosa. Y ahí no existen los atajos” comenta en su carta Martin Scorsese.

Para el realizador, más allá de lo fácil que sea poder crear una película ahora mismo, prevalecerá siempre el talento. O como diría su mentor John Cassavetes, del que se acuerda en la carta, hay que tener una chispa que te haga amar lo que haces y evitar que los directores se unan a la corriente y sean copias unos de otros. Unos problemas muy diferentes a los que tenían los directores de su generación “En el pasado, como las películas eran tan caras, la protegíamos contra el cansancio y los compromisos. En el futuro, tendrás que protegerla de otro factor adicional: la tentación de seguir la corriente y permitir que la película derive, y naufrague” continúa el escrito.

Esa chispa de la que hablaba Cassavetes es localizada por el director de Casino en nombres actuales del cine, y no tiene ningún pudor en nombrarles en su escrito. Wes Anderson, Richard Linklater, David Fincher, Alexander Payne, los Hermanos Coen, James Gray y Paul Thomas Anderson son aquellos de los que se acuerda, e incluso alaba la valentía del propio Anderson porque “no solo consiguió rodar The Master en 70mm, sino que consiguió exhibirla de esta forma en algunas ciudades. Cualquiera que se preocupe por el cine debería mostrarse agradecido”.

Para Martin Scorsese esa chispa que le ha ayudado a seguir haciendo películas con la misma pasión que siempre tiene nombre propio y se llama Francesca. Así se lo dice a su hija en el emotivo final de esta carta que concluye con un escueto “Con todo mi amor, Papá”.

Todo este texto tiene también un sabor melancólico, de despedida, que encaja perfectamente con las últimas declaraciones públicas de Scorsese en las que expresaba que ya estuvo tentado de dejar el cine hace más de una década. Fue Leonardo Dicaprio el que reavivó sus ganas de seguir dirigiendo. Una energía que él mismo considera que, a sus 71 años, sólo dará para un par de proyectos más. Los últimos coletazos de un director único que ha regalado un gran número de obras maestras a la historia del séptimo arte.