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Dos policías rebeldes (versión interracial)
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estreno de '2 guns' con denzel washington

Dos policías rebeldes (versión interracial)

Denzel Washington y Mark Wahlberg se reúnen en una comedia de acción desenfrenada que se beneficia de la gran química entre los dos actores

Foto: Denzel Washington y Mark Wahlberg en una escena de 2 Guns (Columbia Pictures)
Denzel Washington y Mark Wahlberg en una escena de 2 Guns (Columbia Pictures)

El hueco dejado por Tony Scott lo tiene que llenar alguien. Para lo bueno y para lo malo el realizador tenía un estilo propio, frenético y desacomplejado que satisfacían a un público bastante amplio. Sin pretensiones y con un concepto del cine como espectáculo, así era el cine de Scott, que perfectamente podía haber sido el encargado de llevar a cabo 2 guns.

El que ha tomado el relevo es Baltasar Kormákur, director islandés que ha hecho de Hollywood su centro de operaciones y que se empieza a especializar en thrillers criminales. En esta ocasión coge como base una novela gráfica para contar la historia de un policía (Denzel Washington) y un marine (Mark Whalberg) que trabajan de incógnito con el fin de meter entre rejas a una banda de traficantes de droga en la frontera entre México y Estados Unidos.

Lo que marca la diferencia en 2 Guns es su sentido del humor y la química entre los dos protagonistas. Una carta que ya jugaba Dos policías rebeldes (ese despropósito con Will Smith) pero que se antojaba excesiva, desagradable, sin gracia y supeditada a los fuegos artificiales de Michael Bay y al histrionismo de Smith y Martin Lawrence.

placeholder Denzel Washington y Mark Wahlberg en una escena de '2 Guns' (Columbia Pictures)

Kormákur opta por una versión más comedida, a pesar de estar repleta de persecuciones, tiros y escenas de acción. Como si Tony Scott se hubiera tomado una tila antes de volver a trabajar con su adorado Denzel Washington. Es verdad que la historia, pasado el primer giro, está más vista que el tebeo y que el clímax final resulta exagerado, pero la dupla Washington y Wahlberg aúpan el conjunto por encima de este tipo de productos.

Principalmente gracias a que Washington se ríe de sí mismo, de sus últimos papeles y de su tendencia a la sobreactuación (sí, siempre está un puntito por encima de lo necesario) en un papel que le permite jugar con los tópicos y los excesos sin caer en el ridículo. Encima tiene a su lado a un Mark Wahlberg al que la comedia le viene como un guante. El que hasta hace un par de años parecía condenado a ser una estrella del cine de acción se ha desvelado como un actor con una vena cómica interesantísima. Lo demostró en Ted y lo vuelve a hacer en 2 Guns. Wahlberg desprende encanto, carisma e ironía. Cuando el filme junta a los dos en una sucesión de gags y diálogos imposibles la película crece y se disfruta. Igual que vuelve a caer cuando la acción o el (supuesto) suspense intentan apoderarse de ella. En ese momento sólo esperas que los dos actores vuelvan a tener un momento de lucimiento. Una montaña rusa que oscila entre la diversión y el tópico.

A las dos estrellas se unen dos secundarios de lujo como villanos de la función. Edward James Olmos, como jefe del cártel de la droga, aporta el toque chicano que todo filme desarrollado en la frontera debe tener. Por su parte un Bill Paxton recuperado para la gran pantalla convierte su sheriff sin escrúpulos en una bomba a punto de estallar al que aporta un toque paleto sureño tan divertido como intrigante.

2 guns no ofrece más de lo que promete, una disfrutable buddy movie que funciona mejor cuanto más juntitas están sus dos estrellas. Al final va a resultar que Tony Scott era un director tan entretenido como incomprendido y sus sucesores tienen que venir a recordarlo.

2 Guns

Director:

Género: Comedia de acción

País: EEUU

Duración: 109 minutos

Reparto: Denzel Washingto, Mark Wahlberg, Edward James Olmos, Bill Paxton, James Mardsen, Paula Patton

El hueco dejado por Tony Scott lo tiene que llenar alguien. Para lo bueno y para lo malo el realizador tenía un estilo propio, frenético y desacomplejado que satisfacían a un público bastante amplio. Sin pretensiones y con un concepto del cine como espectáculo, así era el cine de Scott, que perfectamente podía haber sido el encargado de llevar a cabo 2 guns.

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