Demi Moore regresa triunfal a Cannes riéndose del bótox

La 77.ª edición de Cannes pasará a la historia por ser el festival de las redenciones. Demi Moore ha vuelto a la alfombra roja de Cannes posando con un perrito al más puro estilo Mickey Rourke en 2008, con el filme más salvaje según la crítica especializada: The substance (La sustancia), dirigido por la francesa Coralie Fargeat, en una suerte de redención similar a Francis Ford Coppola y su polémica y autofinanciada Megalópolis, al que después se sumó un Kevin Costner presentando su último proyecto (Horizon) entre lágrimas, tras 20 años sin dirigir una película.

La redención de Demi Moore poco tiene que ver con errores vitales y más con las dinámicas propias de Hollywood. The substance es el colmo de la autoparodia, un ejercicio de valentía propio de alguien con mucho amor propio o sin miedo a perderlo: Moore representa a una actriz-presentadora de un programa de fitness que, con 50 años, comienza a verse apartada de los focos, por lo que decide recurrir a una sustancia inyectable que la convierte en su versión más joven y atractiva (encarnada en ese caso por Margaret Qualley).

Es irremediable pensar en la propia Demi Moore, que en varias ocasiones ha copado los titulares por sus cambios físicos a golpe de bisturí (el de 2021 fue tan sangrante que era difícil pensar que debajo de ese rostro se encontrase la verdadera actriz). Como ella misma declaró durante la rueda de prensa: "Quedaba muy claro el nivel de vulnerabilidad y crudeza que se requería para contar la historia", más si tenemos en cuenta que hay varias escenas de desnudo integral durante la película que han suscitado muchos comentarios.

No hace falta ser un genio para colegir que el body horror de Fargeat, de manera gore y sangrienta, critica la cosificación de la mujer y la presión estética en la industria del entretenimiento. Y aunque Moore ha sido una opción más que válida para dar vida a la presentadora obsesionada con el paso del tiempo, en realidad cualquier actriz de Hollywood —salvo contadas excepciones— que haya pasado los 40 sabe perfectamente que está destinada a ver cómo se reducen sus papeles en el cine. Esa invisibilidad está a la orden del día en un mundo en el que tanto ellos como ellas se aficionan al bótox cada vez más temprano.

En los 90 ya era considerada un sex symbol. La fotografió Annie Leibovitz desnuda y embarazada

El caso concreto de Demi Moore es el de una estrella que brilló quizá demasiado pronto. Comenzó posando como modelo y con poca ropa en revistas masculinas pero a principios de los 80 ya había adquirido relevancia internacional gracias a un pequeño papel en Hospital General. Aunque fue esa una época tumultuosa porque tuvo que luchar contra su adicción a la cocaína, eso no impidió que fuera cobrando protagonismo en escena con películas como Una proposición indecente (1993) Acoso (1994) o, la más famosa, Ghost (1990), hasta llegar a ser la actriz mejor pagada de la historia con tan solo 32 años al protagonizar Striptease en 1996. En aquella década ya había forjado su imagen de sex symbol (más que el de gran actriz, pues siempre ha sido bastante limitada) hasta el punto de dejarse retratar sin ningún miedo en 1991 por Annie Leibovitz desnuda y (muy) embarazada.

Pero La teniente O'Neil, que no cosechó grandes críticas, supuso el inicio del declive de Moore, a la que habían comenzado a llamar Gimme More en forma de chanza algunos compañeros de profesión cuando se convirtió en la actriz mejor pagada. A finales de los 80 había conocido a Bruce Willis (se casaron en Las Vegas en el 87) y durante aquella década se convirtieron en una de las parejas de moda de Hollywood, por lo que cuando la llama de la fama a principio de los 2000 se iba apagando lentamente aprovechó para dedicarse a la crianza de las tres hijas de ambos en un momento que, después confesó, fue el peor de su vida. Su matrimonio hacía aguas, su madre murió por culpa de un cáncer y su carrera no remontaba. No volvió a rodar una película hasta que le ofrecieron participar en Los ángeles de Charlie en 2003.

Los años oscuros llegarían un poco después. Es difícil no recordar la mediática relación que comenzó con Ashton Kutcher en 2005, que sorprendió a todo el mundo por la diferencia de edad de la pareja (él tenía 25 años y ella 40 cuando floreció su amor). Después, llegó un aborto que la sumió en depresión y la volvió adicta a la vicodina. La pareja terminó en 2011 por una supuesta infidelidad de Kutcher, que en la actualidad está casado con la también actriz Mila Kunis, a la que conoció de joven durante el rodaje de Aquellos maravillosos 70.

La suerte de Moore no mejoró y las noticias desde entonces poco tenían que ver con su actuación y más con el puro morbo, como si sobre ella se cerniese un merecido castigo por haberse atrevido a salir con un hombre más joven. Tuvo que ser ingresada de urgencia por una sobredosis tras consumir cannabis sintético e inhalar óxido nitroso y sus hijas se distanciaron de ella hasta que finalmente acabó pasando otra temporada en una clínica de desintoxicación. Todo ello lo contó sin pudor en sus memorias en 2020: Inside out.

Desde entonces, la noticia más relevante en torno a ella en realidad estaba protagonizada por Bruce Willis. En marzo de 2022 el actor fue diagnosticado de demencia frototemporal, lo que acercó a la actriz y a sus hijas y descubrió al mundo que, a pesar de llevar tantos años separados, seguían manteniendo un fuerte vínculo.

La información que cada poco tiempo se conoce sobre el actor de La Jungla de Cristal no es precisamente halagüeña, aunque dependiendo de quién sea el informante cambia mucho su estado de salud, que es un misterio. Su hija Louetta dijo hace poco a People que "está realmente bien", mientras que su mujer actual, Emma Heming, señaló en unas stories de Instagram que la situación es cada vez más difícil y, las opciones, escasas. Hace tan solo unas semanas, la propia Moore confesó que el actor se está "preparando para el adiós".

En Cannes se ha hablado de la tiranía de la belleza mientras Demi Moore posaba con un look juvenil con el que costaba creer que tenga 61 años. Quizá su redención ha llegado, pero poco parece que vaya a cambiar la industria por el momento.