Muere a los 90 años la escritora antillana Maryse Condé, eterna candidata al Nobel

La gran dama de las letras antillanas, Maryse Condé, falleció la pasada noche a los 90 años, tras una larga enfermedad degenerativa hereditaria a la que la novelista bautizó como “enfermedad de Boucolon” en honor a su padre. Originaria del archipiélago francófono de Guadalupe, Maryse Liliane Appoline Boucolon, más conocida como Maryse Condé, deja más de una treintena de títulos entre novela, ensayos, obras de teatro, libros infantiles y una autobiografía.

Nació en 1937 en Pointe-à-Pitre (Guadalupe), pero estudió en París y ha residido en diferentes países de África, especialmente en Mali, donde se desarrolla Ségou, la epopeya en dos volúmenes que le dio a conocer en los años 80. También vivió durante décadas en Nueva York, donde enseñó literatura francófona en la Universidad de Columbia y donde fundó el Centro de Estudios Franceses y Francófonos de la Universidad de Columbia, contribuyó a dar a conocer la literatura francófona a los norteamericanos.

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Eterna candidata al Nobel de Literatura, no llegó a recibir nunca el premio de la Academia Sueca, pero sí otros muchos galardones. En 2018, a sus 81 años, se alzó con el Nobel alternativo de Literatura, un premio elegido a través de un procedimiento más democrático que el Nobel clásico, con un jurado popular de 32.000 personas en todo el mundo llamadas a votar para determinar el ganador.

Con anterioridad, Maryse Condé ya había obtenido el Premio Nacional de Literatura sobre la Mujer y el Premio Anaïs-Ségalas de la Academia Francesa. Además, en 1993, fue la primera mujer en recibir el Premio Putterbaugh, otorgado por Estados Unidos a escritores francófonos.

Presidió el Comité por la Memoria de la Esclavitud en Francia (2001), cuyo trabajo se materializó en la ley que reconoce la esclavitud como un crimen contra la humanidad. En buena parte de su obra Condé se interroga sobre la memoria y la identidad, tanto individuales como colectivas. La condición de las mujeres caribeñas, la esclavitud, las complejas relaciones entre África y su diáspora son algunos de los temas que Condé exploró continuamente a lo largo de su prolífica obra, desde su primera novela Hérémakhonon, publicada en 1976, hasta títulos como La migration des coeurs (1995), Célanire cou-coupé (2000) o Victoire, les saveurs et les mots (2006), homenaje a su abuela materna. En España la editorial Impedimenta ha publicado sus memorias de infancia y juventud Corazón que ríe, corazón que llora (2019), su continuación, La vida sin maquillaje (2020), así como las novelas La Deseada (2021), Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (2022), El evangelio del Nuevo Mundo (2023) e Historia de la mujer caníbal (2024).

Los personajes de Maryse Condé son con frecuencia mujeres frágiles, plurales y heterogéneas, como era la propia autora, seres marginados que tratan incansablemente de hacerse con las riendas de su destino y hacer valer su libertad. Esos personajes se llaman Tituba, Rosélie, Célanire o incluso Victoire, como la abuela materna de Condé a la que la novelista dedicó uno de sus libros más conmovedores, a medio camino entre biografía y ficción. “Mi abuela era una excelente cocinera, sirvienta de los Békés, analfabeta, pero decidida a darle a su hija la educación para que pudiera luchar en igualdad de condiciones en la arena de la vida. No la conocí. Y como perdí a mi madre muy temprano, escribir este libro me permitió conocerlas a ambas y conocerme a mí misma a través de ellas. Fue una experiencia maravillosa, porque finalmente tuve la impresión de ser parte de una familia y, más allá, de una historia, la de Guadalupe y las Antillas".