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Miedos y deseos de los ucranianos: "Ojalá mi ex haya sido asesinado por un cohete"
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Miedos y deseos de los ucranianos: "Ojalá mi ex haya sido asesinado por un cohete"

La exposición 'Nuestros años, nuestras palabras, nuestras pérdidas, nuestras búsquedas, nosotros', en Leópolis, es una reflexión sobre la guerra y una muestra de que la vida sigue

Foto: Dos personas viendo esta exposición en Leópolis (JAM FACTORY)
Dos personas viendo esta exposición en Leópolis (JAM FACTORY)

Dos años después de la invasión rusa, la vida en Ucrania sigue. En ciudades occidentales como Leópolis, los coches circulan, las personas pasean y abren nuevas exposiciones. Como Nuestros años, nuestras palabras, nuestras pérdidas, nuestras búsquedas, nosotros, que se ha inaugurado recientemente en Jam Factory, un centro de arte que ha abierto en estos años de guerra en lo que era una fábrica de producción de vinos y de procesamiento de alimentos que acabó cerrando en 2008 con la crisis económica. En 2015 surgió el primer proyecto para convertirlo en centro artístico que no se hizo realidad hasta 2023. Eso sí, el conflicto bélico no se evita; todo lo contrario, está más presente que nunca.

Lo contaba estos días un reportaje en The Guardian sobre la apertura de esta exposición que comienza con testimonios recogidos por Bohdana Zaiats a través de un cuestionario y que después fueron publicados en Instagram. En él preguntaba a otros ciudadanos lo que sentían durante la invasión. Las respuestas eran de todo tipo: “Ojalá le caiga un cohete a mi ex”; "Me avergüenzo de echar de menos a mis gatos más que a mi propio padre"; “Quiero matar a mi padre por sus creencias soviéticas”; “Quiero tener sexo increíble antes del ataque nuclear”. Pensamientos y emociones puramente humanos. La guerra también es esto.

Las heridas ucranianas persisten durante toda la muestra comisariada por Kateryna Iakovlenko, Natalia Matsenko y Borys Filonenko, ya que se recorre la historia del país desde el siglo XIX hasta la actualidad. De hecho, se incide bastante en las obras hechas antes de 2022 y las posteriores. Primero con la pintura de La defensa de Sebastopol, de Franz Roubaud, hecha en 1904, pero que alude a la guerra de Crimea en 1854 y que también podría ser de 2014, cuando fue anexionada por Rusia, o de este 2024 en guerra. Como señala la comisaria Iakovlenko a The Guardian ella misma sabe perfectamente lo que es estar en esta situación: perdió su primera casa, en la región de Luhansk, a causa de la ocupación de 2014, y perdió otra casa en Irpin, cerca de Kiev, a causa de un impacto directo durante los primeros meses de la invasión en 2022.

La comisaria Iakovlenko perdió su primera casa en la región de Luhansk, en 2014, y perdió otra casa en Irpin, cerca de Kiev, en 2022

Otro trabajo que se puede ver en la exposición es el de Katya Buchatska, cuyo trabajo se presentará en el pabellón de Ucrania en la Bienal de Arte de Venecia de este año: se trata de un vídeo sobre la guerra donde aparecen los proyectiles en las paredes… espacios vacíos y, en definitiva, vidas truncadas.

La muestra refleja también los trabajos de Open Group, un colectivo ucraniano que, por otra parte, va a representar a Polonia en la Bienal de Venecia. Una elección a última hora de este país tras el cambio de Gobierno (el de ultraderecha había elegido a un pintor conservador). Open Group juega en esta exposición con sonidos vocalizados por refugiados que habían huído del frente. También han elaborado dos películas que muestran a dos mujeres que cuentan cómo perdieron sus casas: una de ellas en la II Guerra Mundial, la otra en 2014.

placeholder Visitantes de la Jam Factory en Leópolis (Ucrania) (JAM FACTORY)
Visitantes de la Jam Factory en Leópolis (Ucrania) (JAM FACTORY)

Nuestros años, nuestras palabras, nuestras pérdidas, nuestras búsquedas, nosotros es una reflexión sobre lo vivido en los últimos dos años y su conexión con los conflictos sufridos por los ucranianos en los dos últimos siglos. Y una muestra de que el ser humano busca en el arte una forma de conocimiento, comprensión y de que la vida tiene que continuar, pese al detalle que se puede leer en la web de Jam Factory: "Durante una alarma antiaérea, es obligatorio utilizar el refugio del Centro de Arte. Sólo estarán abiertas las salas de exposición ubicadas en el sótano".

Dos años después de la invasión rusa, la vida en Ucrania sigue. En ciudades occidentales como Leópolis, los coches circulan, las personas pasean y abren nuevas exposiciones. Como Nuestros años, nuestras palabras, nuestras pérdidas, nuestras búsquedas, nosotros, que se ha inaugurado recientemente en Jam Factory, un centro de arte que ha abierto en estos años de guerra en lo que era una fábrica de producción de vinos y de procesamiento de alimentos que acabó cerrando en 2008 con la crisis económica. En 2015 surgió el primer proyecto para convertirlo en centro artístico que no se hizo realidad hasta 2023. Eso sí, el conflicto bélico no se evita; todo lo contrario, está más presente que nunca.

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