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Ni los Chiefs, ni Taylor Swift... Usher se autoproclama rey de la Super Bowl de 2024
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Ni los Chiefs, ni Taylor Swift... Usher se autoproclama rey de la Super Bowl de 2024

Desde 2019, Roc Nation escoge minuciosamente un artista que no solo tenga relación con el lugar en el que se juega la final, sino que también añada un valor histórico y cultural al evento

Foto: El cantante estadounidense Usher (izq.) actúa con  H.E.R. (der.) durante el espectáculo del descanso de la Super Bowl LVIII. (EFE/EPA/John G. Mabanglo)
El cantante estadounidense Usher (izq.) actúa con H.E.R. (der.) durante el espectáculo del descanso de la Super Bowl LVIII. (EFE/EPA/John G. Mabanglo)

Cada cultura tiene sus ritos, sus estrellas y sus fechas señaladas para contar su historia. Así que si hemos de elegir un evento que sintetice la cultura pop estadounidense y, en cierto modo, la cultura occidental, hemos de rendirnos a la evidencia de la Super Bowl. La final de la liga del campeonato de fútbol americano de Estados Unidos no es solo el evento deportivo del año, sino también una plataforma para que marcas y artistas se promocionen ante un público multitudinario. Sin ir más lejos, en la edición de 2023 contó con más de 115 millones de espectadores. Por eso, al igual que los más ávidos fans están atentos a cada movimiento de sus jugadores favoritos, los forofos de la música y la cultura lo están del show que se da durante el descanso entre la segunda y tercera parte. Un espectáculo de entre 13 y 15 minutos donde artistas como Beyoncé, U2, Madonna, Justin Timberlake, Lady Gaga, Coldplay, Shakira, Eminem o Rihanna se han dedicado a ofrecer conciertos que pasan a la historia. Y este 11 de febrero no iba a ser una excepción.

Al tratarse de uno de los momentos más representativos del año, desde 2019, Roc Nation, la promotora que se encarga de la actuación, escoge minuciosamente un artista que no solo tenga relación con el lugar en el que se juega la final, sino que también añada un valor histórico y cultural al evento. Así que para este 2024 la elección era más que clara. Y no hablamos de Taylor Swift —quien sí estuvo viendo a su nueva pareja jugar— o de un nuevo espectáculo de Beyoncé, sino del cantante, compositor y productor musical Usher Terrence Raymond IV (Dallas, 45 años), más conocido como simplemente USHER. El que fue una de las estrellas del pop, dance y R&B de la década de los 2000 se ha convertido en el ahora llamado Rey de Las Vegas, haciéndolo así el candidato perfecto para actuar en el Allegiant Stadium de Las Vegas mientras que los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers recuperan fuerzas.

Pero seamos sinceros, viviendo al otro lado del charco, el nombre de Usher se nos hace un poco distante. Entonces, ¿cómo puede ser que un artista prácticamente olvidado en Europa se lleve esta oportunidad? Elegido por el propio Jay-Z para actuar, Usher lleva desde 2021 colgando el cartel de sold out en cada una de sus residencias en Las Vegas, con las que ha recaudado más de 77 millones de dólares, tanto en el Colosseum del Caesars Palace, como en su show autobiográfico de canto, baile, y patinaje, My Way. Pero su historia con la música empezó mucho antes. Como tantos otros niños, empezó cantando en un coro, y gracias a una voz prodigiosa y un carisma inigualable, a los 16, en 1994, firmó su primer contrato para lanzar álbum debut, con el que logró un disco de platino. Su carrera siguió avanzando a pasos agigantados hasta que en 2001 su álbum 8701 no solo fue certificado cuatro veces platino, sino que también ganó su primer Grammy. Y con la llegada de Confessions (2004) llegó su consolidación como rey de los 2000 con el éxito Yeah! —con el que todo el mundo esperaba que abriera el half time—. Durante años mantuvo una carrera de solo éxitos y colaboró con artistas de la talla de Beyoncé, Will.I.Am, Ludacris, Rick Ross, Nicki Minaj, Enrique Iglesias o Romeo Santos, hasta llegar a conseguir su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en 2016.

Es por esto por lo que es una de las estrellas más queridas del rap R&B estadounidense, llegando a ser incluso nombrado como el nuevo Michael Jackson. Sabiendo esto, queda claro porque las expectativas estaban altas para este medio tiempo en la 58.ª edición de la Super Bowl. Además, el de Dallas decidió no cobrar ni un solo dólar por su actuación, y al mismo tiempo lanzar en medio de este evento, que se puede ver como publicitario, su primer y nuevo álbum desde 2016. Movimiento muy inteligente si tenemos en cuenta que, después de la actuación de Rihanna del año pasado, sus escuchas en plataformas de streaming aumentaron un 490%.

Pero, sea como sea, lo que importa es lo que se haga en el terreno de juego. Así que, después de los dos primeros cuartos, el césped del estadio de Las Vegas se preparó para contemplar los 30 años de historia de Usher en 15 minutos. Las apuestas estaban por las nubes. Aunque ya había actuado en 2011 junto a los Black Eyed Peas, cuando fue anunciado el público reaccionó con sentimientos encontrados, por un lado, por el talento que lleva años demostrando, pero por otro por si estará a la altura de su predecesora Rihanna o bien se ha quedado en 2006. En TikTok, centenares de usuarios habían dejado sus predicciones de cómo sería su entrada, y gracias a su vídeo promocional, al estilo Resacón en Las Vegas, nombres como Justin Bieber, Beyoncé, Lil John, Alicia Keys, Ludacris, J Balvin o André 3000 rondaban como posibles invitados.

Después de un montaje más lento de lo esperado, una masa de bailarines vestidos de show de variedades de Las Vegas tomaron el campo. Y en medio del escenario: Usher. Vestido con un traje blanco y una larga capa empezó a cantar U Don't Have to Call, rompiendo con todas las apuestas hasta el momento. Con un comienzo poco espectacular, se pudo disfrutar de su gran maestría bailando, moviéndose como si prácticamente flotara. Para la actuación, incluyó 10 cortes a modo de recopilatorio de su carrera. Después de saludar a su madre y hacer el típico discurso de mama, we made it cantó la luminosa Love In this Club, pareció que subía la euforia de la actuación, pero sin acabar de arrancar. Posiblemente, el único efecto wow de la noche fue ver la poderosa y larga cola del vestido rojo de su primera invitada. Alicia Keys le esperaba en un piano rojo de cola para cantar If I Ain't Got You y My Boo.

Aunque durante toda la actuación contó con una extensa banda de comparsa americana, la actuación parecía no tener muchos más ases en la manga más allá de los posibles invitados. Él siguió seguro y bailando por el escenario como si no conociera otra forma de desplazarse, mientras que entonaba Confessions y Confessions Pt II. Y llegó el que seguramente fue el momento más flojo de la actuación. Estático delante de un pie de micro, cantó fragmentos de Think of you y Burn, en la que acabó sacándose la camiseta. Por suerte, cuando empezaba a perder la atención de algunos, apareció la cantante y guitarrista H.E.R para acompañarlo en U got it bad, logrando subir por un momento la energía.

Y a partir de aquí la retahíla de amigos no paró. Will.I.Am, conocido también por ser el líder de los Black Eyed Peas, apareció sin mucha presencia entre coristas y bailarines mientras Usher, después de un cambio de vestuario, patinaba por el escenario. Un escenario, que todo sea dicho, pasó sin pena ni gloria, como infraestructura. Y entonces la remontada. La luz más brillante. Rodeado de gente, Lil John apareció cantando Turn down for what, para encadenarlo, junto a Usher y el acabado de aterrizar Ludacris, con Yeah! ¡Pocas canciones son tan fáciles, pero tan repletas de energía como el repetido beat al ritmo de yeah, yeah, yeah! Y sin efectos ni florituras, toda la marabunta de bailarines, banda, coristas e invitados estallaron en la euforia del momento saltando como si estuvieran en el club, siendo los protagonistas de la noche.

Sin mucha más floritura, acabó. Y, aunque en ocasiones fue más tranquilo de lo que se esperaba, las redes reaccionaron. Por un lado, sus más fieles seguidores lo declararon como el mejor descanso de la Super Bowl de la historia, mientras que muchos otros afirmaban haberse aburrido. Si es verdad que no llegó al nivel de muchas de sus predecesoras, y sabiendo que habría habido muchas otras maneras, quizá más interesantes, de plantear el show, fue un recital exquisito para los más nostálgicos. Pero viendo su sonrisa constante, Usher dejó claro que, si había un ganador esa noche, era él lanzando su nueva era ante un estadio de 70.000 personas.

Cada cultura tiene sus ritos, sus estrellas y sus fechas señaladas para contar su historia. Así que si hemos de elegir un evento que sintetice la cultura pop estadounidense y, en cierto modo, la cultura occidental, hemos de rendirnos a la evidencia de la Super Bowl. La final de la liga del campeonato de fútbol americano de Estados Unidos no es solo el evento deportivo del año, sino también una plataforma para que marcas y artistas se promocionen ante un público multitudinario. Sin ir más lejos, en la edición de 2023 contó con más de 115 millones de espectadores. Por eso, al igual que los más ávidos fans están atentos a cada movimiento de sus jugadores favoritos, los forofos de la música y la cultura lo están del show que se da durante el descanso entre la segunda y tercera parte. Un espectáculo de entre 13 y 15 minutos donde artistas como Beyoncé, U2, Madonna, Justin Timberlake, Lady Gaga, Coldplay, Shakira, Eminem o Rihanna se han dedicado a ofrecer conciertos que pasan a la historia. Y este 11 de febrero no iba a ser una excepción.

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