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Mamá, quiero ser artista: las cinco obras míticas de Concha Velasco en el escenario
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60 años de carrera

Mamá, quiero ser artista: las cinco obras míticas de Concha Velasco en el escenario

La actriz protagonizó montajes históricos en la revista musical de los ochenta e hizo grandes monólogos al final de su carrera como el de 'Reina Juana' y 'La habitación de María'

Foto: Concha Velasco, en los escenarios. (EFE/Nacho Gallego)
Concha Velasco, en los escenarios. (EFE/Nacho Gallego)

Estuvo sobre un escenario hasta casi el final. Como el mito de Molière. Se había subido a las tablas en los años sesenta —debutó con la comedia musical Ven y ven al Eslava en 1959— y se bajó en 2021 con un éxito pletórico, además: La habitación de María, una de sus mejores obras. Un texto que le venía perfecto y con el que dijo adiós a un público que había visto a una Concha Velasco espléndida en el teatro en sus últimos años. No fueron los únicos destellos. Para la posteridad, y al igual que hizo con La chica ye-ye, dejó expresiones que quedaron en el imaginario colectivo como el famoso Mamá quiero ser artista sin olvidar su inmensa actuación en Reina Juana. Consiguió dos premios Max, uno por el musical Hello Dolly! y el segundo por toda su carrera. Aquí un repaso de aquellos montajes históricos:

Yo me bajo en la próxima, y usted (1981)

Escrita y dirigida por Adolfo Marsillach, es una comedia que obedece a una época muy particular de la historia de España. Recién parida la democracia, ya estaba el debate sobre el divorcio y sobre eso de que el amor con papeles no dura para siempre. Se estrenó en el Teatro de la Comedia y Concha Velasco compartía protagonismo con José Sacristán. Ambientada en los años 50, la obra contaba el encuentro de dos personas en el metro, cómo se casan, pero la relación se va al traste. Y es cada uno de ellos quien cuenta al público en qué pudo fallar la relación. Hoy puede parecer la típica-obra-de-matrimonios, pero fue aire fresco a principios de los ochenta. En los noventa se hizo una película también con Velasco y Sacristán.

Mamá, quiero ser artista (1986)

Era todo un homenaje a la comedia musical española, en la que también había participado Velasco a través de sus películas de los sesenta y setenta. Su impronta fue tal que hoy sigue siendo carne de karaoke. La música era de Augusto Algueró y la escenografía de Georgio Aresu. Lo tenía todo para triunfar en los ochenta. Se estrenó en 1986 en el Teatro Calderón de Madrid y su explosión llegó en 1989 cuando fue retransmitida por TVE (solo había un canal de televisión). Además del fabuloso número de Mamá quiero ser artista, destacan Las chicas de la Cruz Roja y El Día de los Enamorados. Excepto por lo que en esos años hizo Lina Morgan, el género de la revista no se ha vuelto a ver en otra igual (de bien).

Hello Dolly! (2001)

Concha Velasco afirmó haberse dejado hasta lo que no tenía para este musical que había sido uno de los grandes éxitos de Broadway desde los años sesenta. Las letras las tradujo Victor Manuel y la versión musical fue, una vez más, de Arteche. En esta obra, que también estrenó en el Calderón, Velasco se presentaba como una mujer recién entrada en los sesenta que, entre número y número, hace de celestina para otras parejas. No tuvo el éxito que esperaba y la actriz admitió después que, pese a haber estado dos años girando, tuvo que vender su chalet de La Moraleja, su casa en la Avenida de San Luis y su apartamento de Cullera para amortizar los gastos. Pero solo por el empeño de sacarlo adelante y el esfuerzo, merece estar en esta lista.

Reina Juana (2016)

Abandonado el musical y la comedia, las últimas obras de Velasco ahondan en el drama y en el monólogo. Si antes no cabía ni un alma en los escenarios, ahora la actriz, convertida en señora y dama de la escena, se enfrentaba sola a su público con monólogos como este de Ernesto Caballero que estrenó en el Teatro de la Abadía. Fue un gran éxito y Velasco hizo vibrar a una generación más joven de espectadores que quizá sabían de ella por sus comedias ochenteras. Era una obra de absoluta madurez y confesión, ya que Velasco se transmutaba en la reina Juana (La Loca) para repasar su vida (y los hombres de su vida) ante su sacerdote. No todos (ni, por supuesto, los Reyes Católicos) salían bien parados.

La habitación de María (2021)

Su última obra agotó las localidades. La estrenó en 2020 y la paseó por toda España en 2021. La última función fue en el teatro Bretón de los Herreros de Logroño el 21 de septiembre de 2021. Fue con otro monólogo, escrito por su hijo Manuel Martínez Velasco y dirigido por José Carlos Plaza. En él, Velasco era una flamante escritora de 80 años (como ella) que también repasa su vida a medida que las llamas cercan el edificio en el que vive. Una confesión y una despedida. La mejor manera de bajar el telón de una carrera artística. La crítica fue unánime: "Concha Velasco llega al alma".

Estuvo sobre un escenario hasta casi el final. Como el mito de Molière. Se había subido a las tablas en los años sesenta —debutó con la comedia musical Ven y ven al Eslava en 1959— y se bajó en 2021 con un éxito pletórico, además: La habitación de María, una de sus mejores obras. Un texto que le venía perfecto y con el que dijo adiós a un público que había visto a una Concha Velasco espléndida en el teatro en sus últimos años. No fueron los únicos destellos. Para la posteridad, y al igual que hizo con La chica ye-ye, dejó expresiones que quedaron en el imaginario colectivo como el famoso Mamá quiero ser artista sin olvidar su inmensa actuación en Reina Juana. Consiguió dos premios Max, uno por el musical Hello Dolly! y el segundo por toda su carrera. Aquí un repaso de aquellos montajes históricos:

Teatro Concha Velasco
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