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Mamá, quiero ser artista
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una pionera forma de enseñar arte

Mamá, quiero ser artista

El Círculo de Bellas Artes y La Fábrica presentan SUR, una nueva escuela de artes que rechaza la especialización que se vive en la docencia actualmente

Foto: 50 universitarios han pintado un gigantesco Picasso ante el Museo Centro de Arte Reina Sofía (EFE)
50 universitarios han pintado un gigantesco Picasso ante el Museo Centro de Arte Reina Sofía (EFE)

Hay dos clases de gente nada más. Los artistas y todos los demás”. Así de claro lo dejaba Concha Velasco cuando cantaba Mamá quiero ser artista. Hasta ahora, cualquier joven que quisiera dedicarse al mundo del arte tenía que saber exactamente qué área le interesaba. No había posibilidad de error. Pintor, cineasta, poeta… había que tomar una elección fundamental. Ahora, el Círculo de Bellas Artes y La Fábrica vienen a solucionar esa situación con la escuela de profesiones artísticas SUR. Una escuela para artistas totales, como ellos mismos la definen.

La idea de este nuevo centro es huir de las especializaciones. Es decir, ir a contracorriente, ya que la mayor parte de escuelas se centran en disciplinas concretas. El director artístico de SUR, Daniel Gómez-Valcárcel, cuenta a El Confidencial las claves de este nuevo proyecto: “La especialización, como primera forma de abordar algo no es adecuada porque no se puede entender una cosa sin entender antes el contexto. Para interpretar cualquier hecho de naturaleza artística conviene tener una formación previa y amplia. Además,la especialización restringe las relaciones en las que se basa la creatividad, que se basa en establecer relaciones imprevistas entre distintas disciplinas".

Una vez los alumnos de SUR terminen con sus dos años de clases estarán listos para especializarse, pero ya con un conocimiento extenso de todas las disciplinas artísticas. La enseñanza en esta nueva escuela parte de la base de que todas las artes tienen unas estructuras comunes. “No sería posible la arquitectura sin una estructura, pero tampoco la poesía, la narrativa, ni la pintura. Todas tienen estructuras comunes como el concepto del ritmo o de la armonía”, argumenta Gómez-Valcárcel que considera que conocer todas ellas hará que las distintas disciplinas se mezclen dando lugar a obras de arte más complejas.

Cambio educacional

Los ejes fundamentales de SUR chocan con la realidad educativa española, siempre a favor de la especialización sin fomentar el conocimiento previo. “El sistema académico conduce a eso, a la regulación extrema. Va creando compartimentos estancos entre los que cada vez es más difícil que haya comunicación. No responde con agilidad a los cambios sociales y económicos que vivimos. Nosotros nacemos con esa agilidad y con esa conciencia de que la oferta que tenemos ahora vaya evolucionando”, explica el director académico de la escuela.

Esa evolución se plasma en las áreas que se estudian en los módulos teóricos de la escuela, que luego tendrán su correspondencia en los talleres. Más allá de las artes clásicas como la pintura, el cine o la literatura, SUR pone sus ojos en las nuevas tecnologías, y entre sus áreas de docencia sorprende encontrarse con asignaturas sobre web y videojuegos.

“En el paleolítico pintaban en las cavernas y ahora el arte emerge a través de los medios digitales, pero en definitiva es lo mismo. Es un medio de expresión más y con una potencia brutal, porque tienes una audiencia mucho más amplia”, explica Daniel Gómez-Valcárcel.

Con este modelo se intentará llenar el vacío que existe en la educación de las artes. En opinión de Gómez-Valcárcel esto es algo que ocurre no sólo en España, sino también en otros países: “El arte se considera una cuestión menor cuando es un entrenamiento de la mente para abordar problemas complejos. Una obra de arte crea necesidades, te descubre una necesidad de la que no eras consciente y te hace ver la realidad de otra manera. Una educación más solidad en conocimientos artísticos sería excelente para comprender el mundo en el que vivimos”, apunta.

Una labor con un toque idealista, la de educar en el campo humanista en un contexto como el actual, en el que los jóvenes apuestan por las profesiones con más salidas profesionales. Algo que no ha afectado a la escuela: “No teníamos el miedo a que eso ocurriera, y si lo había se nos ha diluido por la expectativa que está levantando”, zanjan.

Hay dos clases de gente nada más. Los artistas y todos los demás”. Así de claro lo dejaba Concha Velasco cuando cantaba Mamá quiero ser artista. Hasta ahora, cualquier joven que quisiera dedicarse al mundo del arte tenía que saber exactamente qué área le interesaba. No había posibilidad de error. Pintor, cineasta, poeta… había que tomar una elección fundamental. Ahora, el Círculo de Bellas Artes y La Fábrica vienen a solucionar esa situación con la escuela de profesiones artísticas SUR. Una escuela para artistas totales, como ellos mismos la definen.

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