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El día que a Einstein le ofrecieron la presidencia de Israel (y la rechazó)
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Las ideas políticas del científico

El día que a Einstein le ofrecieron la presidencia de Israel (y la rechazó)

En 1952, el famoso científico pudo haber estado al frente del nuevo Estado de Israel, pero nunca estuvo de acuerdo con esa idea, ya que defendía los dos estados y la colaboración entre judíos y árabes

Foto: Albert Einstein en su casa de Princeton, Nueva Jersey, en 1951. (Getty/Ernst Haas)
Albert Einstein en su casa de Princeton, Nueva Jersey, en 1951. (Getty/Ernst Haas)

La casa que Albert Einstein ocupó junto a su esposa Mileva Maric y su hijo Hans Albert en Berna (Suiza) ahora está prácticamente vacía. Ocupa dos pisos en el número 49 de la Kramgasse, una de las calles principales de la ciudad, a apenas 200 metros de la famosa Torre del Reloj, pero casi no hay nada que nos recuerde al popular científico. Sin embargo, hay quien diría que sí: aquí vivió la familia entre 1903 y 1905, dos de los años más intensos de su vida puesto que fue cuando elaboró la Teoría de la Relatividad y dio con la fórmula matemática más famosa de todos los tiempos: E=mc2. Aquí alguien diría que se encuentran las grandes e irrebatibles ideas de la física.

En la primera planta nos encontramos con un pasillo y un pequeño recibidor con muebles de la época que cuentan, sobre todo, la vida de Maric. Y lo que se revela no es, precisamente, una bonita historia de amor aunque en algún momento lo hubiera. Einstein y Maric se conocieron a finales del XIX cuando ambos estudiaban en la Politécnica de Zúrich. Ambos eran brillantes y ambos querían ser grandes científicos. Pero, aunque ella estudiaba ciencias (lo cual tampoco era muy habitual), todavía estábamos en el XIX y principios del XX.

Sin estar casados, Maric se quedó embarazada en 1902. Se sabe que dio a luz a una niña, pero todo lo que ocurrió después con la bebé es desconocido. Hay teorías que señalan que fue dada en adopción en Serbia, de donde procedía su madre, pero no hay ningún dato que lo constate. Sí está comprobado que poco después Einstein y Maric se casaron —los problemas habían venido porque la madre del científico no la aprobaba— y tuvieron a Hans Albert. Y este ya sí se quedó como hijo legítimo. Así eran las cosas hace poco más de un siglo.

placeholder Albert Einstein y Mileva Maric en 1912. (ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv)
Albert Einstein y Mileva Maric en 1912. (ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv)

Tras contar esta historia —que es importante para algunas de las decisiones posteriores de Einstein— la biografía de Maric resalta que nunca llegaría a convertirse en científica, sino que viviría junto a su marido -mientras él sí iba escalando en su carrera como físico y profesor- teniendo otro hijo (Eduard, que sufriría trastornos psiquiátricos) y, finalmente, en 1919 divorciándose de él. Ella no se volvería a casar, pero él a los dos meses, cuando además ya era un famoso físico, contrajo matrimonio con su prima, Elsa Lowenthal.

Científico y judío

Subimos a la segunda planta. Hay un proyector con imágenes de Einstein y un salón vacío con paneles sobre su vida. Todos sus grandes éxitos (y algún fracaso): profesor en Zúrich, catedrático antes de los 30 años en Praga, vuelta a Zúrich y, en los años treinta, cuando ya todo el mundo le reclamaba para conferencias, escape a EE. UU. después de ver cómo se estaban poniendo las cosas con respecto a los judíos en Europa (él lo era). Además, tampoco había escondido nunca sus ideas que le acercaban al socialismo y que levantaban ampollas entre parte de la comunidad científica europea. En 1931 se publicó el libro Cien autores contra Einstein, al cual Einstein replicó, según las crónicas: "¿Por qué cien?".

Hay una nota curiosa y es que en 1933 España le llegó a ofrecer un puesto en la Universidad Central, pero él lo declinó porque no le apetecía demasiado quedarse en Europa —no parecía muy segura— y la CEDA —la coalición de partidos conservadores— acababa de ganar las elecciones. Entonces hubo editoriales en los periódicos de la derecha que le tildaban de “el judío” y que insistían en que no estaba perseguido por Hitler. No se olvidaba que Einstein había visitado el país en 1923 y que había tenido un compadreo demasiado simpático con el anarcosindicalismo y la CNT.

Todo esto contextualiza una pequeña frase que aparece al final de los paneles que cuentan su vida en la exposición y que es que a Einstein se le ofreció la presidencia de Israel en 1952, poco después de que el Estado hubiera sido fundado en 1948. Y que la rechazó. Era una figura universalmente conocida, era uno de los grandes genios del mundo, si no el que más, y se pretendía que fuera una figura de consenso. Además, el anterior y primer presidente había sido el químico de origen biolorruso Jaim Weizmann. Pero dijo que no. También para muchos judíos era, a este respecto, una persona bastante controvertida.

Antinacionalista a favor de dos Estados

Hay que acudir a la biografía del científico para conocer sus razones. Las que él mismo expresó fueron las siguientes: "Durante toda mi vida he tratado con cuestiones objetivas, por lo que carezco de la aptitud natural y de la experiencia para tratar como es debido con la gente y para desempeñar funciones oficiales. Me siento el más afligido por estas circunstancias, porque mi relación con el pueblo judío se ha convertido en mi vínculo humano más fuerte desde que tomé plena conciencia de nuestra precaria situación entre las naciones del mundo". Como científico, como persona que trabaja más con datos que con emociones, no se veía en el papel que debe ejercer un político.

Sus ideas políticas sobre Israel se recogen en libros como Einstein on Israel and Zionism: His Provocative Ideas About the Middle East, del periodista y profesor de Periodismo en Columbia, Fred Jerome (publicado originalmente en 2009) que parte de ensayos, cartas y entrevistas en las que el científico expuso su visión sobre esta cuestión.

placeholder Einstein on Israel and Zionism: His Provocative Ideas About the Middle East, de Fred Jerome
Einstein on Israel and Zionism: His Provocative Ideas About the Middle East, de Fred Jerome

En este libro se sostiene que durante la I Guerra Mundial, ante el aumento del antisemitismo en Europa, Einstein se definía como "ser humano y judío", también sionista, pero en contra del nacionalismo. Lo que unía a una sociedad, manifestaba, eran las ideas de justicia social y tolerancia. Su sionismo, además, estaba en las antípodas del asunto racial y de la ambición de poder. No se consideraba religioso, no tenía ninguna fe, sino que se definía como agnóstico. "Ni soy ciudadano alemán, ni hay nada en mí que pueda definirse como fe judía. Pero soy judío y estoy orgulloso de pertenecer a la comunidad judía, aunque no los considero en absoluto los elegidos de Dios". Si alguna vez se mostró cercano a algún Dios, este fue "el Dios de Spinoza". Dios era, a grandes rasgos, la naturaleza toda.

Y si no había un Dios, tampoco había un Estado judío. Sí estaba de acuerdo con la Declaración Balfour de que los judíos vivieran en Palestina, pero con un Estado binacional. Esto es lo que señaló en 1946: “La idea de un Estado (judío) no coincide con lo que siento, no puedo entender para qué es necesario. Está vinculada a un montón de dificultades y es propia de mentes cerradas. Creo que es mala”.

"La idea de un Estado (judío) no coincide con lo que siento, no puedo entender para qué es necesario"

Estaba de acuerdo en los dos Estados porque dos tercios de la población palestina, entonces, estaba formado por árabes. Pensaba que este Estado binacional solo podría funcionar si había una cooperación entre judíos y árabes. Hay una frase muy contundente en este libro rescatada por el profesor Glenn C. Altschuler en una reseña que hoy se lee con pesadumbre: "Lo que me entristece no es tanto el hecho de que los judíos no sean lo suficientemente inteligentes como para entender esto, sino más bien el hecho de que no son lo suficientemente inteligentes como para desearlo".

Es obvio que a Einstein le preocupó cómo se creó Israel y las ideas que hubo detrás, que no eran las suyas. Temía que cayera "cautivo del nacionalismo", como manifestó el editor Adam Horowitz en una reseña del libro. Por eso, como insistía este editor, “su humanismo y su llamada a la igualdad de derechos y de poder entre judíos y palestinos en Israel y Palestina siguen siendo una inspiración y un modelo hoy en día”.

La casa que Albert Einstein ocupó junto a su esposa Mileva Maric y su hijo Hans Albert en Berna (Suiza) ahora está prácticamente vacía. Ocupa dos pisos en el número 49 de la Kramgasse, una de las calles principales de la ciudad, a apenas 200 metros de la famosa Torre del Reloj, pero casi no hay nada que nos recuerde al popular científico. Sin embargo, hay quien diría que sí: aquí vivió la familia entre 1903 y 1905, dos de los años más intensos de su vida puesto que fue cuando elaboró la Teoría de la Relatividad y dio con la fórmula matemática más famosa de todos los tiempos: E=mc2. Aquí alguien diría que se encuentran las grandes e irrebatibles ideas de la física.

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