DJ más ópera y festivales sostenibles: los templos culturales se reinventan para atraer a los jóvenes

Si lo miramos con retrospectiva, la ópera es al siglo XVIII lo que los festivales al XXI. Música en directo, primeras figuras, interacción social, éxtasis colectivo y el evento que cada temporada nadie se quiere perder. Ni sombreros de copa ni vestidos de cola; ahora se cierran con mesa de mezclas y baile en el salón. Y es que la ópera de 2023 se ha reinventado con el after opera, una fórmula para alargar la experiencia y modernizar el espectáculo con sesión DJ para un patio de butacas rejuvenecido.

Ensanchar el espacio artístico y ampliar la base generacional del público en los templos clásicos de la cultura es uno de los objetivos (y de las necesidades) compartidas de los grandes recintos como el Teatro Real de Madrid, explica su director, Ignacio García-Belenguer: “Es una prioridad fundamental de nuestro programa estratégico”. Y en esta dirección, precisamente, trabajan con ahínco desde hace dos años con el preestreno y after opera del Real Joven. Consiste en un pase previo de los grandes espectáculos exclusivo para jóvenes de 18 a 35 años a precio reducido, seguido de una fiesta en la segunda planta del recinto. Arrancaron en septiembre de 2021 con La Cenicienta y repitieron la fórmula el pasado año con Aída, de Verdi, y La Sonnambula, de Bellini; por citar dos ejemplos de obras atemporales e imperecederas que han conectado con la generación Z. “Funcionó de maravilla'', señala el director del Real, y ya preparan Il turco in Italia, de Rossini, y Turandot, de Puccini, para este año.

Ser joven en el Real tiene sus ventajas en este espacio: preestrenos, promociones especiales... Propuestas que nacen del Comité Joven, integrado por talentos precoces de sectores diversos, con la intención de conectar y enganchar al público del futuro.

La necesidad de llegar a la audiencia más juvenil para afianzar el relevo generacional en la salas y recintos culturales más clásicos también está entre los objetivos de Ymás, consultoría especializada en conectar empresa y cultura a través de patrocinios y lo que denominan el marketing experiencial, que al igual que el Teatro Real, cuenta con el patrocinio de Endesa.

“Las empresas buscan conectar con el cliente y creo que, tras la pandemia, han entendido que la cultura es un gran lugar para estar, y eso es una gran noticia para este país”, resume Coté Soler, CEO de Ymás. Los programadores han apostado en firme por nuevas propuestas escénicas para atraer a una nueva generación de consumidores de cultura, más allá de los festivales y macroconciertos. “Hay que buscar a los jóvenes en las redes y hablarles en su lenguaje”, señala citando el éxito de la FOS (Film Symphony Orchestra) y su osada puesta en escena en el Auditorio Nacional de Música. O del musical La llamada, que ha sabido, esta vez sí, conectar con esa franja de 18 a 25 años.

De la ópera a los festivales

La digitalización ha hecho mella, también, en el ocio y la diversión. La generación Z reparte su tiempo entre grandes conciertos al aire libre con interacción social multimedia y conciencia ambiental. Por eso, Endesa este año ha reforzado su estrategia de patrocinios, muy afianzada en el deporte —la Liga Endesa de baloncesto—, con una apuesta en firme por la música mainstream. Y lo ha hecho entrando por la puerta grande en El Jardín de las Delicias, un festival de música indie pop que cada septiembre abarrota el recinto de Cantarranas, en la Universidad Complutense de Madrid.

"La gente joven tiene una alta sensibilidad ecológica y responde muy bien a iniciativas como el bus lanzadera eléctrico" (María Lacasa)

“Tenemos dos ejes: el deportivo —más de 11 años apoyando el básquet español y sus valores—, y ahora el cultural, con la música como instrumento del Open Power para abrir la energía a todos los públicos”, explica María Lacasa, directora de Marca y Patrocinio de la energética. Una fórmula que les permite acceder a todos los segmentos sociales en conciertos donde los padres y madres ya acuden con sus hijas e hijos. “Es una forma de expandir y devolverla a la sociedad en forma de estímulos positivos y experiencias vitales”, resume. Este idilio con la música se canaliza en las redes sociales a través de endesamusiclover, donde conectan con la gente más joven tocando puntos como la conciencia ambiental y la sostenibilidad. "Más canciones, menos emisiones", corean, a menudo. “La gente más joven tiene una altísima sensibilidad ecológica y responde mejor que bien a iniciativas como el bus lanzadera con propulsión eléctrica o la barra sostenible, para reciclar los vasos y reutilizar materiales”, añade Lacasa, que valora muy positivamente este primer mordisco en el patrocinio musical por el retorno en la imagen de la marca.

Para descentralizar los grandes festivales de la capital, la eléctrica se lio la manta a la cabeza para dar forma a la gira Endesa Jardín de las Delicias, que ha llevado una versión adaptada de este macrofestival a otras ciudades como Sevilla, Zaragoza, Palma o Barcelona; "así conseguimos que la música y su energía transformadora no se contengan y fluyan por el territorio", apunta la directora de Marca y Patrocinio de la energética.