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Así es la nueva España: los okupas y la momia de Valladolid que siempre pagaba
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Así es la nueva España: los okupas y la momia de Valladolid que siempre pagaba

Un oficinista solitario apareció muerto hace unos días en Valladolid, cuando una familia de okupas echó la puerta abajo de su casa y encontraron su cuerpo momificado; llevaba cinco años muerto

Foto: Valladolid. (La Leyenda del Pisuerga)
Valladolid. (La Leyenda del Pisuerga)

Andy Warhol predijo que en el futuro todo el mundo sería famoso quince minutos, aunque sin especificar si gozarían de esa fama vivos o muertos. Antonio Torralba, oficinista solitario, apareció muerto hace unos días en Valladolid, cuando una familia de okupas echó la puerta abajo de su casa y encontraron su cuerpo momificado. Avisaron a la Policía, esta a la dueña del piso y directo al estrellato: Antonio seguía pagando su renta mes a mes pese a llevar aproximadamente, según el primer vistazo de los forenses, cinco años muerto.

Dos mil días, con sus buenas tardes, felices fiestas, muchas gracias, ponme otra barra de pan, por favor, ¿cogiste el covid? Hola, revisión del gas; buenas, ¿y el contador de agua?; ¿le subimos el IPC? Oye, pues no sé si Antonio necesitará algo, no me devuelve las llamadas, ¿me paso a verle?, no hombre, no molestes, mujer, si el hombre paga, ¿estará bien, no? Hola, ¿Antonio Torralba? Traigo una notificación de Hacienda, de Correos, o de la Seguridad Social. Pues eso. Cinco años así. Y el tío hecho una momia.

Ante las preguntas del Diario de Valladolid, la propietaria de la vivienda declaraba ayer que “pagaba todos los meses la renta, ya que tenía una orden de transferencia permanente en la cuenta del banco. El teléfono lo tenía activo, aunque saltaba el contestador. No somos de preguntar más si todo está en regla. ¡Pero quién iba a imaginar que llevaba tanto tiempo muerto!” La Policía ante el mismo medio, añadió que “si han pasado cinco años es porque nadie lo reclamó, ni se presentó en su día denuncia por su ausencia tan prolongada. Tampoco el vecindario alertó de nada, ni de extraños olores siquiera”, por muy mal que huela esta historia.

Pagaba todos los meses la renta, ya que tenía una orden de transferencia permanente

Hace algunos años, en 2010, Japón quiso rendir homenaje al ciudadano más longevo de Tokio, Sogen Kato, que cumplía 111 años. La funcionaria encargada de premiarle, tras siete meses de visitas, contradicciones, llamadas e intentos frustrados en dar con él, se puso en manos de la policía para encontrar al anciano al que le correspondía tamaño homenaje, indemnización de 1.300 euros y foto. Tras derribar la puerta de su casa se encontraron con la momia de Kato, que según dictaminaron las pruebas, llevaba muerto desde 1978. Un familiar se había transferido más de 55.000 euros en pensiones. De este modo, el servicio de Bien Estar —algo similar a nuestra Seguridad Social—, comenzó una campaña en todos los ayuntamientos nipones para comprobar el índice de vivos con más de cien años. Sólo en Kobe, además de vacas infiltradas, comprobaron que 105 ancianos estaban enterrados en jardines, momificados o que en esa semana le tocaba a su otro hermano cuidarle, excusa que se encontraban los funcionarios al ir puerta a puerta por todos los distritos del país. Pero también descubrieron que muchos de ellos simplemente habían desaparecido.

El Ministerio de Salud dejó de pagar las pensiones de las personas no localizadas, de entre las más de cuarenta mil que superaban los cien años. El resultado, después de fraudes, fue que trescientas al menos no tenían ningún trato o familiar que reclamara su vacío. Y Japón, que siempre fue un país en el que los mayores eran venerados pudo corroborar que la gente estaba cambiando su forma de relacionarse con los mayores, o simplemente, entre ellos mismos.

Sólo el dinero

Sólo un saldo negativo en su cuenta bancaria habría puesto en marcha la maquinaria de localizar a Antonio Torralba, evitando así que se convirtiera en momia. No encuentro otra explicación lógica de permanecer cinco años pagando todo cristianamente por el mero hecho de permitírselo, de poder hacerlo, o de tener ahorros que no hagan saltar los protocolos sin que nadie se pregunte qué pasa con este tipo que sólo paga así de bien. En una sociedad como la nuestra, no hay alarma que pite antes que la de un problema de pasta, una deuda, señalar un impago, ya sea la cuenta del teléfono, del gas, la multa por no presentar bien el IVA, sin embargo, no hay paraíso igual que el de un buen pagador callado, por muy muerto que esté, tanto para grandes empresas, como el Estado, o para la renta que ingresa una señora cada mes puntualmente.

No dudo de que Antonio Torralba debió ser un ciudadano correcto, disponía de ahorros suficientes como para seguir gastando muerto aunque tampoco que no debía de ser muy simpático, ni muy hablador, ni mucho menos atento. No se explica entonces, que ninguna persona de su entorno, laboral o vecinal, no se preguntara en cinco años qué había sido de él. Pero esta momia dice mucho del tipo de personas en las que nos convertimos los demás, las que nos por quedamos aquí. No hace falta ser simpático para extrañar a alguien de tu paisaje, de hecho, estoy seguro que echaría de menos a más de un hijo de puta que me ha hecho tal y como soy. Pero igual que en Japón, la gente cada día vive más apegada a un mundo interior muy lejano al resto. ¿Cuántos años más habría pagado todo sin que saltaran las alarmas? Simplemente, hasta que la cuenta de su banco dejara el positivo.

No se explica entonces, que ninguna persona de su entorno, laboral o vecinal, no se preguntara en cinco años qué había sido de él

El edificio de la calle bailarín Antonio Escudero 22 tiene aspecto de casa abandonada, quizá por esa razón, Antonio Torralba era el único inquilino desde hacía mucho tiempo, dónde vivía desde el 2003. Casi veinte años de pagos sin entablar una relación que fuese un poquito más allá. Al parecer, la intención de la propiedad era derribar el edificio para construir uno nuevo, o venderlo, pero en cualquier caso, “aguantaban por él”, tal y como declaraba ayer la sorprendida propietaria a los medios. Veinte años de pagos y cinco sin decirse nada.

Y en una sola noticia tenemos la nueva España: una familia decente que ocupa una vivienda que no puede permitirse, avisa a la policía tras pegar la patada a la puerta porque descubren una momia, y resulta que, mientras tengas pasta no importa lo muerto que estés. Antonio Torralba ha sido famoso quince minutos, como dijo Warhol, aunque sólo haya servido para vaciar sus cuentas mientras nadie pidiera explicaciones.

Andy Warhol predijo que en el futuro todo el mundo sería famoso quince minutos, aunque sin especificar si gozarían de esa fama vivos o muertos. Antonio Torralba, oficinista solitario, apareció muerto hace unos días en Valladolid, cuando una familia de okupas echó la puerta abajo de su casa y encontraron su cuerpo momificado. Avisaron a la Policía, esta a la dueña del piso y directo al estrellato: Antonio seguía pagando su renta mes a mes pese a llevar aproximadamente, según el primer vistazo de los forenses, cinco años muerto.

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