Un viaje al pasado: el musical 'Los chicos del coro' llega por primera vez a España
Artistas de la talla de Jesús Castejón y Natalia Millán comparten escenario con jóvenes talentos para recrear la versión española del título de origen francés
Casi dos décadas han pasado ya desde que, allá por 2004, Christophe Barratier se pusiera al frente de Les choristes, la versión cinematográfica de origen francés que rememora la producción musical de Los chicos del coro. Durante dos temporadas, esta representación ha triunfado en París, girando después por más de una veintena de ciudades. Ahora, desde el pasado 16 de noviembre, ya está en España.
Bajo la dirección de José Luis Iborra y con la participación del director musical Rodrigo Álvarez, este musical con tintes dramáticos y algo de comedia permanecerá en escena hasta el mes de febrero en el Teatro La Latina de Madrid, con sesiones de miércoles a viernes a las 20 horas y funciones dobles los sábados y domingos. La emoción y la ternura para toda la familia están servidas en una producción que cuenta con un elenco infantil de 75 niños, que “son actores natos, alegría, ilusión, curiosidad y de alguna forma el contacto con ellos te hace recuperar precisamente eso”, comenta Natalia Millán (Violette Morhange), una de las caras más conocidas del musical.
"Este musical tiene un mensaje precioso. Cuenta una historia que dice que la música y el arte salvan vidas, une a las personas" (Iván Clemente)
La historia ambientada en la Francia de la posguerra traslada al espectador a Fondo del Estanque, un internado donde imperan los estrictos métodos del director Rachin, encarnado por Rafa Castejón. “Es el adalid de esa manera de educar de la letra con sangre entra, y paga su frustración con los niños y las niñas del colegio. Pero hay un monólogo final donde se ve qué es lo que le pasa. No es que le comprendas, pero puedes entenderle un poquito”, asegura su alter ego en la vida real.
Pero la oscuridad que impera en este particular orfanato es solo el punto de partida. La llegada de Clement Mathieu —Jesús Castejón— lo cambiará todo. “Es un hombre poseído por el fracaso, pero de repente le llaman para hacer una sustitución en un internado en el fin del mundo y, una vez más, a través de la música y los niños vuelve a encontrar la esperanza. Porque esos niños están necesitados de vida, de alma, de luz; y él les trae esa luz a través de la música”, explica el actor.
Ese poder transformador de la música lo defiende cada uno de los pequeños protagonistas de la función. No hay más que charlar un rato con parte del elenco infantil para dar fe de cómo ese arte de combinar sonidos de la voz humana es capaz de despertar todo tipo de emociones. Para Iván Clemente, el actor encargado de dar vida a Pascal Mondáin, la cuestión va más allá: “Este musical tiene un mensaje precioso. Cuenta una historia que dice que la música y el arte salvan vidas, une a las personas, las hace más fuertes, las saca de situaciones horribles como las que viven estos niños y creo que ese mensaje es muy importante. La cultura es necesaria”.
El apoyo, clave para la cultura
Si para Rafa Castejón el arte es “terapéutico y sanador”, para Natalia Millán "la cultura es la savia que alimenta el alma"; una valoración muy similar a la de su compañero de reparto y actor protagonista, Jesús Castejón: “La música sigue sanando, transformando e incluso salvando vidas. Es un regalo que el hombre se hace a sí mismo para demostrarse que hay algo más dentro de él que es el arte”. Tal vez por eso, el propio director del musical tiene claro que “la cultura, el teatro, la música y el canto tendrían que ser asignaturas obligatorias porque educan mejor a las personas y, con ellas, consigues muchas cosas”.
"La música sigue salvando vidas. Es un regalo que el hombre se hace a sí mismo para demostrarse que hay algo más dentro de él" (Jesús Castejón)
La opinión de los actores la comparte Ignacio Asensi Pallarés, responsable de patrocinios de Endesa, que colabora con la función como parte de su estrategia de Patrocinios con propósito. “Patrocinar ya no es simplemente poner un logo. Estos instantes que nos aporta el teatro son momentos en los que somos felices, que nos acercan a lo mejor de nosotros mismos. Las empresas debemos contribuir precisamente a eso, a una sociedad mejor; y la cultura y el deporte son dos vías perfectas para conseguirlo”. Por eso, las acciones de patrocinio del grupo tienen su razón de ser en la identificación de esta con los propios valores de la cultura y el deporte, según explica Asensi: “Esfuerzo, trabajo en equipo, superación… Son valores que integramos. Lo que intentamos con los patrocinios es hacerles mejorar, crecer y darles visibilidad”.
Precisamente en esta línea, uno de sus objetivos es “tratar de hacer las experiencias más completas”. Así, con motivo del estreno del musical, Endesa organizó un photocall con trajes y ropa ambientada en el espectáculo, instaló máquinas de karaoke e invitó a merendar a todos los asistentes. Algunos de ellos, además, pudieron conocer a los actores y los productores. Ahora, la empresa prevé sortear por redes sociales una clase de músico terapia.
Así, con una línea de trabajo que va desde las iniciativas de base hasta las de mayor calado corporativo, la compañía puede presumir de ser desde hace 10 años el principal patrocinador del baloncesto en España; un hito al que, en materia cultural, también se suma el de ser patrocinador sostenible del Festival Jardín de las Delicias de Madrid y que, además, ha inspirado la Gira Endesa Jardín de las Delicias.
Casi dos décadas han pasado ya desde que, allá por 2004, Christophe Barratier se pusiera al frente de Les choristes, la versión cinematográfica de origen francés que rememora la producción musical de Los chicos del coro. Durante dos temporadas, esta representación ha triunfado en París, girando después por más de una veintena de ciudades. Ahora, desde el pasado 16 de noviembre, ya está en España.