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Héroe, loco o terrorista: el español que dejó su vida en Madrid para luchar en Siria
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Héroe, loco o terrorista: el español que dejó su vida en Madrid para luchar en Siria

El pódcast de Producciones del KO 'Si no sabéis de mí' cuenta la historia de Martín, un joven madrileño que decide sumarse a las milicias kurdas y dejar atrás su vida en la capital

Foto: Ceremonia fúnebre de las víctimas kurdas muertas en la campaña de Anfal en 1988 (REUTERS/Azad Lashkari)
Ceremonia fúnebre de las víctimas kurdas muertas en la campaña de Anfal en 1988 (REUTERS/Azad Lashkari)

Un héroe, un loco, un temerario o un terrorista. ¿Cómo se describe a alguien que decide coger las armas y marcharse a luchar a una guerra ajena? A Martín (nombre ficticio), un madrileño con una vida aparentemente normal, sus amigos lo describen como una persona “idealista”, “sentimental” y “de mucha acción”. En 2015 decidió viajar a la frontera de Siria con Turquía, sin billete de retorno, y unirse a la lucha contra el Daesh para defender al pueblo kurdo. Siete años más tarde pensó que era momento de volver a España, pero se encontró atrapado en algún rincón del Kurdistán Iraquí sin pasaporte. Ahí se dio cuenta de que el camino de retorno estaría plagado de miedos y dilemas morales. Y no solo para él, sino también, para su entorno.

La imagen de los brigadistas internacionales se ha visto transformada dentro del discurso público. Desde el inicio del conflicto ucraniano, la vida de los soldados ha cubierto portadas, documentales y noticias en todos los medios. Pero, el pódcast titulado 'Si no sabéis de mí' quería ir más allá, “a la hora de retratar conflictos, tanto de violencia como de tipología más social, siempre nos había interesado el impacto que tienen, no solo sobre los protagonistas de las historias, sino en su entorno más cercano”, comentaba Leire Ariz productora en Producciones del KO.

En el caso de Martín era más fácil porque su entorno más cercano, uno de sus amigos de la cuadrilla de toda la vida, era Patxi Belyeu, uno de los productores del propio pódcast. Que vio como su amigo “con la misma mochila que le vi llevarse a tantos festivales”, puso rumbo a la frontera de Siria con Turquía, para luchar en primera línea. Sin despedirse, dejando atrás una vida acomodada, a su familia y a sus amigos.

En 2011, en plena Primavera Árabe, estalló la guerra civil siria. Protestas antigubernamentales que derivaron en el enfrentamiento de las fuerzas armadas del país y la denominada oposición siria. Un conflicto que luego fue elevado cuando se unieron fuerzas internacionales. La guerra llevó a los kurdos a unirse al conflicto, tomando el bando de la oposición después de siglos peleando por obtener su independencia. Martín se había interesado por la causa kurda casi desde el comienzo de la guerra. En su primer voluntariado visitó un campo de refugiados Yazidi en Irak. Allí conoció a una anciana que le contó lo que había sufrido por culpa del Estado Islámico. Horrorizado por las vivencias de la señora Martín, decidido que era hora de ponerse entre el Daesh y el pueblo kurdo, fue su punto de inflexión.

Lo que pensaban que era carne de algún animal era en realidad carne humana

La señora narraba como habían capturado a los ancianos y a las mujeres de su pueblo, y habían matado a todos los varones. Después de estar tres días encerrados, por fin los dejaron salir y se encontraron con un banquete lleno de comida. Sin pensarlo mucho y después de estar capturados sin poder comer nada, la anciana contaba que “nos comimos todo lo que nos sirvieron”. Cuando habían terminado los asaltantes les explicaron que lo que pensaban que era carne de algún animal era en realidad la carne humana de los niños de su pueblo que habían matado a sangre fría. Tras escuchar esa historia, Belyeu comenta que para Martín la "única solución fue tomar las armas".

Una visita fugaz a Madrid, fue el momento de despedida de Martín antes de regresar a la lucha siria. Aunque no manifestó explícitamente sus intenciones, su cuadrilla sabía que había una posibilidad de que no volviera a casa vivo. Desde ese momento, Martin pasó a ser un “fantasma” y un “espejismo” dentro de su grupo de amigos. Se generó una especie de tabú donde no se le mencionaba porque conocían el peligro que existía en torno a su persona.

placeholder Cartel Promocional 'Si no sabéis de mí'
Cartel Promocional 'Si no sabéis de mí'

No fue fácil convencer a Martín para que contara su trayecto personal. La idea propuesta por Producciones del KO fue que usara su móvil como una grabadora y así lo utilizara como herramienta terapéutica. Pero no era fácil para el personaje contar sus experiencias en pleno combate. Hasta que un día salió a correr y vio que alguien se había suicidado cerca de la que era su casa en ese momento. Se fijó en las expresiones de la gente que admiraban el suicidio y comenzó a reflexionar “sobre la vida y la muerte, cómo lo encaramos desde Occidente y en cómo interpreta él la muerte ahora”, explicaban los productores. A partir de ahí empezó a abrirse poco a poco y a contar cómo sería su retorno a España.

Leire Ariz y Patxi Belyeu comenzaron a crear el pódcast con distintas preguntas en torno a la figura del combatiente internacional. Una de ellas, le explican a El Confidencial, era “¿por qué jóvenes de nuestra generación, de todo tipo de países y todo tipo de ideologías, se van a luchar en conflictos que no son los suyos?” No encontraron una respuesta exacta a su pregunta. Pero, en ‘Si no sabéis de mí’, Ana de la Rosa Castro, quien escribió su tesis sobre la participación de voluntarios internacionales de origen italiano en la guerra civil española, explica que hay diferentes motivos que pueden impulsar a una persona a tomar las armas. Por un lado, la gente con ideas políticas muy fuertes, comunistas o anarquistas; los idealistas, gente joven que sentía el deber de ayudar; y fuera de la heroicidad, los que tenían problemas en su país de origen. A Martín le empujó sobre todo su convicción anarquista, su idealismo y, como el mismo menciona en el pódcast, luchar “contra océanos de injusticia y decir basta de hipocresía”.

Los amigos de Martín han servido como vehículo para retratarlo

Sin embargo, “es muy fácil decir que lo que le motiva a alguien es la ideología, pero lo difícil es entender cómo ha nacido esa ideología y cómo se convierte en un motor tan fuerte como para transformar la vida radicalmente”, narraba Patxi Belyeu. Por eso, los amigos de Martín han servido como “vehículo para retratarlo porque lo describen desde la infancia y son los que mejor lo conocen”. Porque la historia de Martín no es la típica “historia que recibes en el correo”, comentaba Leire Ariz. Su personaje necesitaba más profundidad.

En sus confesiones por audio puedes escuchar sus historias y notar en su voz cómo le ha afectado. “Pero todavía a día de hoy, incluso después de hablar con un psiquiatra, y después de verle en persona, es muy difícil hacerse a la idea realmente de que tu amigo ha estado recogiendo trozos de gente y metiéndolas en sacos, o que ha visto sesos esparcidos por la pared de su casa,” explicaba su amigo. El pódcast, que también sirvió de terapia de grupo para la cuadrilla de Martín, cuenta desde una visión muy íntima el viaje emocional que pueden emprender cientos de combatientes extranjeros que dejan su vida en suspenso, para luego reiniciarlas y vivir una vida consecuente.

Ahora hace dos años que Martín volvió a España, “pero ni él venía con la intención de retomar su antigua vida, ni la antigua vida que dejó Martín, existe”, argumentaba Patxi Belyeu. Aunque la incógnita de qué hace Martín sigue existiendo, es el mismo hombre, ha tomado su propio camino, pero sus amigos ya no tienen por qué estar preocupados por su marcha.

Un héroe, un loco, un temerario o un terrorista. ¿Cómo se describe a alguien que decide coger las armas y marcharse a luchar a una guerra ajena? A Martín (nombre ficticio), un madrileño con una vida aparentemente normal, sus amigos lo describen como una persona “idealista”, “sentimental” y “de mucha acción”. En 2015 decidió viajar a la frontera de Siria con Turquía, sin billete de retorno, y unirse a la lucha contra el Daesh para defender al pueblo kurdo. Siete años más tarde pensó que era momento de volver a España, pero se encontró atrapado en algún rincón del Kurdistán Iraquí sin pasaporte. Ahí se dio cuenta de que el camino de retorno estaría plagado de miedos y dilemas morales. Y no solo para él, sino también, para su entorno.

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