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Vetusta Morla: "El trap era muy punk y ahora es el nuevo pop"
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Vetusta Morla: "El trap era muy punk y ahora es el nuevo pop"

'Cable a tierra', el sexto disco del sexteto madrileño, marca su inclinación a los sonidos folklóricos… y su entrada a los grandes estadios

Foto: Vetusta Morla. (Jerónimo Álvarez)
Vetusta Morla. (Jerónimo Álvarez)

¿Veinte minutos de entrevista? ¿Solo? Sí, y esta vez el periodista casi que lo celebra, no porque no prefiera una charla corta, sino porque hay cola para hablar con una banda de rock de aquí, y eso es sano indicador de estrellato. Pero mala palabra es esa para referirse a Vetusta Morla: aunque estén en la parte más alta de la tabla —en 2022 irán a estadios— lo de estrellas del rock ni les pega ni les apetece. Buenos vecinos son más bien los autores de 'Cable a tierra', el disco que sale este viernes y cuyo discurso, como la promoción apenas ha empezado, aún no han repetido mil veces.

PUCHO: Está jugoso todavía.

GUILLE GALVÁN: Está creíble.

placeholder Vetusta Morla - 'Cable a tierra'
Vetusta Morla - 'Cable a tierra'

El cantante y el guitarrista dan la cara sobre un álbum —el sexto del sexteto— marcado por lo protagónico de instrumentos y sonoridades del folklore, entreverado con electrónica y su rock de siempre. Es remarcable que, de hecho, esta entrevista tenga lugar en el oportunamente escogido Museo de Artes y Tradiciones Populares de Madrid: nos rodean botijos, cántaros, alpartagas, zafras, candiles, moldes para hacer bizcocho y tenacillas para aceite, pero también —están temporalmente escritos en las paredes— fragmentos de canciones del grupo: “Somos carne de reemplazo, imborrable es nuestro canto” o “Que los buenos nos celebren, que los malos lancen dardos y que todas mis canciones hablen bien de ti”.

PUCHO. Muchas veces se desconocen los orígenes de ciertos folklores. Siempre pongo el ejemplo de la salsa, que aunque es fundamentalmente sudamericana, fueron las corrientes migratorias las que la llevaron a Nueva York. Bueno, pues nosotros hemos creado nuestra propia salsa con nuestro propio folklore, que no solo incluye tradiciones arcaicas de la música local sino cosas anglosajonas, como pueden ser los Beatles.

Nosotros hemos creado nuestra propia salsa con nuestro propio folklore

GUILLE GALVÁN. Alguien decía que a los Beatles les pasaba un poco como a Chaplin, que tenía un humor que podía ser entendido en cualquier cultura: cualquier niño del planeta se ríe con él, porque apela a cosas muy de raíz. Los Beatles —que, con George Martin, tuvieron una manera de orquestar que les permitía ser comprendidos en cualquier cultura— ya estaban utilizando el folklore. Apelar a la música popular no deja de ser una repetición de cosas que han hecho los demás. Yo creo que eso ha sido el disco.

PUCHO. Por eso estamos aquí también.

Sí. Rodeados por los hilahuevos, sujetapucheros, hostiarios, planchas de hierro y herraduras de caballo que se exhiben en el museo, uno se pregunta si aparte de lo puramente musical hay algo de la apelación al folklore que tiene que ver con el mundo que desaparece.

GUILLE GALVÁN: El momento más explícito es el estribillo de Virgen de la Humanidad, donde se habla del viejo mundo y del nuevo mundo como lo hacía Gramsci: que en el medio surgen los monstruos, cuando no termina de desaparecer el viejo mundo y todavía no ha surgido el nuevo. Venimos de un momento-bisagra: la pandemia ha hecho que algo se cortara de golpe y arranquemos otra cosa en la que todavía no sabemos muy bien qué va a suceder. Nos hemos dado cuenta de que muchas cosas que teníamos son insostenibles. Y entre el viejo y el nuevo mundo hemos descubierto que la cultura y las canciones son ese tren que conecta lo antiguo y lo moderno. De ahí lo popular: no era solamente mirar atrás para hacer arqueología y descubrir que esto se hacía así y que este palo se toca así. Es una manera de mirar atrás y, gracias a esa recuperación, poder avanzar hacia el futuro. Queríamos hacer canciones de Vetusta Morla, no un ejercicio de estilo…

Guitarrista y cantante enumeran los instrumentos del disco que, aparte de los del rock, son el pandero cuadrado, las tamboras, las congas, las cucharas, cadenas, los guitarros, una caja llena de chapas (“tirada al suelo para que suene como una caja de batería”) o la leona (“que es como un guitarrón norteño”).

GUILLE GALVÁN. …e intentar que todo eso casase con el ecosistema nuestro. Al final tu compones en función del espacio donde estás, y nosotros veníamos de un local de ensayo con electricidad, con nuestras guitarras y nuestra batería. Y, ¿qué pasa? Que en un local de ensayo no podíamos utilizarlos porque no se electrificaban: porque tocabas la batería y no se oía; no pueden competir con un amplificador. Al componer y e ir grabando cositas desde casa y compartirlas, hemos podido darles cabida.

No solo a su espacio: las canciones también pertenecen a su tiempo, y ahí Vetusta Morla se perciben desde un lugar social y cercano, próximo a los compromisos comunes. Eso les marca.

No somos una banda reivindicativa, solo somos hijos de nuestro tiempo

PUCHO. Pero yo no me considero dentro de una banda reivindicativa. Al final somos hijos de nuestro tiempo; lo hemos sido siempre en todas nuestras decisiones. En cada momento hemos estado muy conectados con el presente, creo que nos sale de manera natural. Este no es un disco que hable de la pandemia, pero es algo muy poderoso y creo que es inevitable que se cuele. Nunca habíamos hecho una canción de amor tan como Finisterre, pero ahí también está este catastrofismo, y la idea de que al final hay que anclarse a los sentimientos que pueden salvarnos, como el amor. Siempre nos han recriminado que nuestros discos son tristes y deprimentes, pero yo no estoy de acuerdo: siempre hay una luz. Incluso en un disco como este, que habla de cuchillos, confrontación y enfrentamiento, hay un final de esperanza. Es decir: aquí estamos nosotros en este mundo para repartir lo que sabemos hacer, canciones, que son un poco de luz dentro de todo este nihilismo imperante, de tanto relato distópico.

En un tiempo en que el rock es particularmente reacio a la protesta y la provocación, en que muerde poco, es observable que este tira mucho a lo popular y mientras la música urbana tira a lo elitista, por fijarnos en las dos grandes corrientes del pop y por reducir la cosa a una idea muy 2014. Popular vs élite. Botijo contra Gucci. Buenos chicos en un bando, malotes en el otro. En el rock nadie quiere ser una estrella, en el urbano solo se busca serlo. ¿Cómo resuena este asunto en el mundo de Vetusta Morla?

GUILLE GALVÁN. Buena pregunta [silencio para digerirla]. Hay ciertos géneros que han podido crecer de la mano de cierta cultura de la ostentación y del individualismo exagerado. Cuando esa ostentación o ese individualismo vienen de abajo, de Caño Roto o las 3000 Viviendas o del Bronx, y esa gente tiene un reloj, ¿que lo muestren, no? Han conseguido traspasar esa barrera. Pero cuando alguien del barrio de Salamanca me enseña su reloj no me hace ninguna gracia. Es mirar hacia abajo desde arriba. Esos símbolos y ostentaciones dependen mucho desde donde se hagan.

placeholder etusta Morla. (Jerónimo Álvarez)
etusta Morla. (Jerónimo Álvarez)

PUCHO. A veces son códigos, como lo de colar los billetes en la música urbana. Tienen que estar, es una conexión con el espectador.

GUILLE GALVÁN. Eso quería decir, que se convierten en un mero cliché que tiene que estar. En ciertas músicas urbanas está esa necesidad de generar un personaje. Nosotros venimos de todo lo contrario. Somos lo que somos. Y decir: yo soy así en mi personaje y en mis letras pero luego soy de otra manera, pues no lo comparto. Nosotros somos una banda —que cada vez hay menos, es verdad— que venimos de hacer música juntos y de intentar hacer canciones desde la honestidad o la veracidad. Vivimos en un mundo donde todo se construye a partir del cincelado de tu perfil social en una red, en un momento donde no basta con ser alguien que hace música todos los días sino que tienes que generar tu propio personaje. A mí me queda muy ajena toda esta cultura de la ostentación y del yo… que desde la pandemia no es igual, porque una cosa era fardar de billetes en el 2017 y otra en 2020, con la gente muriéndose en los hospitales. Espero que la pandemia acabe con todo esto, aunque no sé si estamos en un lugar donde eso es imparable o no. Pero sí que ha cambiado lo de los billetazos.

PUCHO. Al movimiento del trap, que surgió con fuerza, le está pasando lo de siempre: que se lo está comiendo poco a poco lo masivo y se está convirtiendo en un nuevo pop. El trap era muy punk y muy deslenguado al confrontar muchos problemas del ahora, pero se está reblandeciendo. También el rock tiene sus códigos, pero nunca han ido con nosotros. Siempre ha habido mucha pretensión y mucha actitud, pero nosotros nunca hemos hecho alardes. Estamos a las canciones y al oficio, no a la imagen o a la pretensión. Time to Pretend, como decían los MGMT.

También el rock tiene sus códigos, pero nunca han ido con nosotros

GUILLE GALVÁN. El northern soul en Inglaterra también era música de trabajadores que se ponían super elegantes para ir a bailar un sábado por la noche y no estaban ostentando, estaban diciendo: yo tengo tanto derecho como el que tiene pasta a ir hecho un pincel, y a lo mejor me he gastado el dinero que he ganado en toda la semana en ir así. Era una declaración de orgullo de clase, y de mostrar que tú también estás ahí. Depende de quién finja lo veo como ‘ole tus narices’ o ‘donde vas, me estás pisando con tu ostentación’.

La actitud aquí la marca el título del disco, si hemos entendido bien su significado. Momento de hablar de este.

GUILLE GALVÁN. Es verdad, que no hemos hablado del disco, esto parece La Resistencia, macho.

PUCHO. Pero con profundidad.

Es, como todos los títulos de la banda, polisémico, explica el cantante. Como esos hilos del folklore que están conectados unos con otros, hace referencia al momento del parón y todo lo que este representa: introspección, soledad, regreso a lo esencial. “Mirar un poco a lo que tienes alrededor y ver cuales son las cosas que nos unen a los seis, que después de estar cada uno en nuestro aislamiento particular, hemos llegado a la conclusión de que, a la hora de volver a grabar un disco, lo que nos une son las canciones y el tocar música juntos”.

PUCHO. Por mucho que cada uno tome su dirección o sus apetencias, siempre hay un cable a tierra que nos une que son las canciones. Puede apelar a eso y a lo que cada uno relacione: personas, lugares, paisajes, pueblos, patrias. La música es nuestro cable a tierra.

En una situación en que la gente está salvando vidas o muriéndose en un hospital dices, ¿y que mierda estoy haciendo yo?

GUILLE GALVÁN. Hay algo que es transversal en el disco que tiene que ver con esa fragilidad que nos ha demostrado lo sucedido en estos últimos años y es esa necesidad de cuidados, empezando por nosotros mismos. Ahí las canciones, la cultura en general, no solo son un refugio sino un reflejo de nuestra forma de estar en el mundo. Hay en el disco un sentido de trascendencia, no en el sentido de ser mejor ni peor que nadie sino de poder construir algo que sirva para quedar, como de herramienta, que a uno le sirva de arma de acción, a otro de lugar emocional, a otro para bailar… En una situación en que la gente está salvando vidas o muriéndose en un hospital dices, ¿y que mierda estoy haciendo yo? ¿Qué aporto yo a todo esto? Ser conscientes de que al final del día todos llegamos a casa y necesitamos ponernos una película o un disco, o tener algo que cantar, también nos dio fuerza para decir: formamos parte de esto, y dentro de nuestras posibilidades también podemos hacer artilugios que le sirvan a la gente en su vida y que pasen a ser cultura popular. Ojalá cuando el grupo ya no exista la gente siga tarareando estas canciones y, aunque no sepa ni de quien son, formen parte de su imaginario.

'Cable a tierra' fue grabado en Madrid, lejos del legendario Hansa berlinés del disco anterior —donde hicieron historia Bowie y Eno—, de nuevo recurriendo a Dave Fridmann (MGMT, Tame Impala, Mercury Rev) para las mezclas.

PUCHO. Le preguntamos qué le había parecido y nos contestó: “Next level”.

Y hablando del siguiente nivel, del paso de los recintos grandes a los gigantes, ¿cómo va la venta de entradas para el Wanda Metropolitano [el 24 de junio de 2022, con aforo completo]?

PUCHO. Yo no lo quiero saber. Ya preguntaremos cuando se acerque la fecha.

¿Veinte minutos de entrevista? ¿Solo? Sí, y esta vez el periodista casi que lo celebra, no porque no prefiera una charla corta, sino porque hay cola para hablar con una banda de rock de aquí, y eso es sano indicador de estrellato. Pero mala palabra es esa para referirse a Vetusta Morla: aunque estén en la parte más alta de la tabla —en 2022 irán a estadios— lo de estrellas del rock ni les pega ni les apetece. Buenos vecinos son más bien los autores de 'Cable a tierra', el disco que sale este viernes y cuyo discurso, como la promoción apenas ha empezado, aún no han repetido mil veces.

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