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Caballero Bonald, estilista del lenguaje y amante de la memoria perdida
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Ha fallecido a los 94 años

Caballero Bonald, estilista del lenguaje y amante de la memoria perdida

Premio Cervantes 2012, el autor jerezano, perteneciente a la generación de los 50, fundó el territorio Argónida. Deslumbró con novelas como 'Ágata ojo de gata' y con sus memorias

Foto: El escritor y poeta José Manuel Caballero Bonald. (EFE)
El escritor y poeta José Manuel Caballero Bonald. (EFE)

Los escritores que crean territorios, geografías íntimas transformadas en universales, pertenecen a la estirpe de los elegidos. José Manuel (Pepe para sus más cercanos) Caballero Bonald fundó Argónida, en el Atlántico de Sanlúcar de Barrameda, escenario de 'Ágata ojo de gata', su segunda novela. La creación descubre el coto de Doñana, las marismas, el paraíso del personaje de Manuela que siente "el vértigo del pájaro que cae asfixiado sobre el lucio en la bajamar del verano".

Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) ha muerto a los 94 años tras ofrecer una deslumbrante carrera como escritor estilista. Dueño de un lenguaje rico en barroquismos, amante de la memoria perdida, de los escenarios recuperados, de la frase exacta en su rica poesía de un autor imprescindible de la generación de los 50.

Fue un autor exquisito en las formas, adversario del andaluz oficial que tanto ha realzado la Andalucía de pandereta, y atesoró una dicción perfecta que causaba asombro. Viajero sin fatiga que vivió en Estados Unidos y Colombia, donde fue profesor de Literatura en la Universidad Nacional. Había estudiado Filosofía y Letras entre Sevilla y Madrid.

Fue un autor exquisito en las formas, adversario del andaluz oficial que tanto ha realzado la Andalucía de pandereta

En su etapa en Palma, se convirtió en secretario de la revista 'Papeles de Son Armadans', fundada por Camilo José Cela, quien tras un desencuentro personal le guardó intensa enemistad al escritor jerezano. El Premio Nobel tuvo un papel determinante para que Caballero Bonald no ingresara en la Real Academia de la Lengua.

Con domicilio en Madrid, junto a Dehesa de la Villa, donde ha fallecido, y en la playa de Montijo, entre Chipiona y Sanlúcar, donde solía pasar veranos de cuatro meses, logró en 2012 el Premio Cervantes. En su discurso recordó que en el colegio de los Marianistas de Jerez, cuando cursaba el cuarto o quinto curso de Bachillerato, tuvo un profesor de literatura, "culto y afectuoso", que le facilitó una especie de florilegio hecho por él de las más llamativas aventuras de don Quijote.

Y en el escritor figura la huella indeleble, siempre vigente, del lector hechizado por la palabra: "Algo permanece imborrable: la certeza de que me hice escritor porque antes había leído a escritores que me abrieron una puerta, enriquecieron mi sensibilidad, me incitaron a usar la misma herramienta que ellos para interpretar la vida, para aprender a descifrarla. Sin esa enseñanza previa, nada habría sido lo mismo, claro. Tampoco yo estaría aquí ahora. Soy consciente de que mi biografía literaria depende tanto de los libros que he escrito como de los que he leído", dijo en sus palabras tras recoger el Cervantes.

Camilo José Cela tuvo un papel determinante para que Caballero Bonald no ingresara en la Real Academia de la Lengua

A principios de los años ochenta se organizaba en la Plaza Mayor de Madrid la feria de libro de invierno. Un veinteañero Antonio Soler fue con una amiga un domingo por la noche. Pasó por delante de una caseta y vio a Caballero Bonald firmando libros. Soler, nada fetichista, pero deslumbrado por el léxico y la capacidad narrativa del poeta, ya había leído su primera novela 'Dos días de septiembre' y se compró 'Ágata ojo de gata' (editorial Bruguera, 125 pesetas) para que se lo dedicara.

Diez años después, Caballero Bonald estuvo en el jurado del Premio Andalucía de Novela que ganó Soler en 1993 con 'Modelo de pasión'. El Premio Cervantes decía que el escritor malagueño era uno de los mejores novelistas de su generación. "Siempre fue muy generoso conmigo. Me presentó varias novelas, le conocí de cerca y todo lo que hizo tenía una alta calidad. Incluso sus libros últimos de poesía son excelentes", cuenta Soler.

'Tiempo de guerras perdidas' fue el primer tomo de sus memorias que llevaron como subtítulo 'La novela de la memoria'. "Mi propia profecía es mi memoria,/mi esperanza de ser lo que ya he sido" escribió en 'Memorias de poco tiempo'. Manuel Alberca, catedrático de Literatura Española, refleja en 'La máscara o la vida. De la autoficción a la antificción' (Pálido Fuego) que cuando Caballero Bonald "mezcla lo ficticio con lo real vivido, es consciente de que se ha producido la confusión", aunque también sabe distinguir perfectamente la novela de la experiencia vital, explica Alberca.

Foto:  El escritor José Manuel Caballero Bonald. (EFE)

Traza Julio Neira en 'Memorial de disidencias. Vida y obra de J.M. Caballero Bonald' la biografía de un autor temperamental, amante de noches de amistad etílica, seductor sin remedio, inseparable de Pepa Ramis, su mujer, compañera de vida. Este es Pepe, el cantor de poemas como 'Vivo allí donde estuve' incluido en su 'Poesía amatoria' (Renacimiento):

Desde un lugar que aprendo

a registrar cada mañana, vuelvo

sobre mis pasos y te aguardo

allí donde estoy solo

Y, sí, Caballero Bonald era el escritor que estaba "incapacitado para escribir mal", como reconoció sin falsas modestias. Su vida se apagó este mes de mayo entre sueños de Argónida y tiempo de memoria bien hallada.

Los escritores que crean territorios, geografías íntimas transformadas en universales, pertenecen a la estirpe de los elegidos. José Manuel (Pepe para sus más cercanos) Caballero Bonald fundó Argónida, en el Atlántico de Sanlúcar de Barrameda, escenario de 'Ágata ojo de gata', su segunda novela. La creación descubre el coto de Doñana, las marismas, el paraíso del personaje de Manuela que siente "el vértigo del pájaro que cae asfixiado sobre el lucio en la bajamar del verano".

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