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"La Generación Tapón (1943-1963) será recordada como una plaga de langostas"
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CONTROLA EL PAÍS DESDE LA TRANSICIÓN

"La Generación Tapón (1943-1963) será recordada como una plaga de langostas"

Un ensayo sobre la lucha intergeneracional en España acusa a nuestros 'babyboomers' de arrasar con todos los recursos y dejar a sus sucesores las migajas del estado de bienestar

Foto: Josep Sala i Cullell, autor de 'Generación Tapón'. (Ara Llibres)
Josep Sala i Cullell, autor de 'Generación Tapón'. (Ara Llibres)
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Josep Sala i Cullell (Girona, 1978) quedó asombrado por la enorme repercusión de un modesto artículo que escribió en 2013. Hablaba de cómo la llamada Generación Tapón, esa generación de españoles nacidos entre 1943 y 1963 y que en otros países es conocida como ‘babyboomers’, había canibalizado todos los recursos económicos y sociales de nuestro país y seguía, pese a su avanzada edad, controlando los hilos de nuestra existencia. Desde entonces, ha investigado este fenómeno y le ha dado forma en un reciente ensayo titulado 'Generación Tapón. La herencia envenenada de los hijos de la Transición' (publicado en catalán por la editorial Ara Llibres). El resultado es un ensayo fresco y polémico sobre la lucha intergeneracional en España, con mención especial para Cataluña.

Sala es licenciado en Ciencias Ambientales y reside en Trondheim (Noruega) desde hace 14 años, donde trabaja como profesor de castellano y geografía en un instituto. Los aires escandinavos le ayudaron a entender que lo que ocurre en España es particularmente grave. En su ensayo, Sala define a la Generación Tapón como “los amos del cotarro durante tres décadas” y “los únicos que disfrutarán plenamente del estado de bienestar, aunque lo consigan arruinando a los descendientes”.

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El autor no solo acusa a las clases dominantes, pues habría sido demasiado fácil. También apunta a pie de calle: “El arquetipo de esta generación es el superior jerárquico que apenas tiene estudios ni habla ninguna extranjera, pero que exige inglés y dos másteres a sus subordinados que cobran una mínima parte de su salario. El taxista que consiguió la licencia por cuatro duros y se pagó la jubilación vendiéndola a un novato por un precio astronómico. El amo que tiene el negocio en un local de renta antigua, pero que cuando alquila un piso a una familia joven se lo pone a un precio imposible. El obrero de la fábrica que vota mantener las condiciones laborales a cambio de renunciar para los nuevos contratados las conquistas logradas. El sesentón prejubilado de banca o de exmonopolio público. Por todo esto, la Generación T es indiscutiblemente la que resistió mejor la Gran Recesión a partir de 2007. Con la vivienda normalmente pagada, unos contratos laborales fijos y la posibilidad de haber ahorrado durante años, el impacto fue mucho menor que en los más jóvenes”.

PREGUNTA. Se queda usted a gusto con los ‘babyboomers’ españoles.

RESPUESTA. Libros como este en Estados Unidos se publican 500 cada año. El debate generacional en muchos países es constante, pero en España no se ha hablado tanto.

P. ¿Por algún motivo?

R. Porque no interesa. Es una generación que lo lleva controlando todo desde hace 40 años. Con 30 años, ya eran catedráticos de universidad, directores de periódico, alcaldes y ministros. Desde inicios de los ochenta y hasta ahora han estado en primera línea. Han sido mayoría en el consejo de ministros desde 1986, con el segundo gobierno de Felipe González, hasta enero del 2020. En total, 34 años. Eso les ha permitido colocar a los que llegan de la Generación X (1964-1981), que son sus clones ideológicos. Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Santiago Abascal… En las universidades se ve muy claro. La única opción que tienes de conseguir una plaza es estar completamente de acuerdo con lo que dice el catedrático de turno. Y en el lado empresarial más de lo mismo. ¿Cuántos años tiene Isidre Fainé? Es de 1942. En la empresa además se ve muy bien la degradación de las condiciones laborales entre los que hicieron carrera hace décadas y los que llegan ahora.

P. Este conflicto entre generaciones se reproduce desde hace siglos en todo el mundo. Sin embargo, usted afirma que en España el problema hoy es sangrante. ¿Por qué?

R. Porque llegaron antes. Cada país tiene sus circunstancias y en España ellos no llegan al poder en los noventa, como ocurre en muchos países como Estados Unidos con la victoria de Bill Clinton, en España ellos llegan en los ochenta gracias al vacío del franquismo. Esto de que todas las generaciones viven un tapón con la anterior es falso. Hay dos tipos de generaciones: las que hacen el tapón y las que lo viven. Esta Generación Tapón no encontró un tapón anterior, al contrario, ocupó todos los espacios. Los que venimos justo después, la Generación X (1964-1981), quedamos totalmente anulados. Ellos encontraron un país en el que está todo por hacer. Había que hacer carreteras, escuelas, administraciones, institutos cartográficos, de todo, y todo esto viene regado con dinero europeo. En España, se colocan mucho antes que en el resto de Occidente, esa es su particularidad. Su gran objetivo es que nadie les haga sombra, y lo consiguen.

placeholder Portada del libro 'Generación Tapón', publicado en catalán por Ara Llibres.
Portada del libro 'Generación Tapón', publicado en catalán por Ara Llibres.

P. ¿Con qué argumento se les aparta de los puestos más relevantes de la sociedad? ¿Por qué un gerente de empresa de 63 años debería dejar paso?

R. Yo no digo que sobren. Pero ese gerente de empresa, cuando se jubile, lo hará con 2.000 euros al mes. En España la cuestión de las pensiones es catastrófica y ya se habla abiertamente de privatizarlas. La Generación Tapón, a diferencia de la anterior, ha podido cotizar. Mucha ha trabajado en la industria y se está jubilando con unas pensiones superiores a mil euros, más del sueldo más frecuente en España que es justamente mil euros. Resulta que esta generación, una vez fuera del mercado laboral, sigue cobrando más que los salarios que han dejado a los siguientes. Y como no hay suficiente dinero, esas pensiones se están pagando con deuda pública. Eso significa que cuando ellos no estén, después de cobrarse sus buenas pensiones, haber vivido bien, viajado y demás, los 'millennials' (1982-1996) que estén gobernando no podrán hacer hospitales o vías de tren porque primero habrá que devolver la deuda pública de esas pensiones que se pagaron 30 años atrás. El problema de la Generación Tapón no es que sobre, sino que vive mejor que nadie a costa de chupar los recursos de los jóvenes.

"El problema de la Generación Tapón no es que sobre, sino que vive mejor que nadie a costa de chupar los recursos de los jóvenes"

P. En su libro, también es muy crítico con los sindicatos. Les califica de colaborador necesario de este abuso.

R. Han sido uno de los instrumentos más claros para perpetuar su poder. Uno de sus grandes pecados es aceptar las dobles escalas salariales. Pongamos una fábrica de coches de una multinacional. Desde la sede dicen ‘si queréis fabricar este coche os tenéis que reducir la masa salarial un 10%’. Y los sindicatos valoran: ‘¿Qué hacemos, nos reducimos todos un 10% o nosotros nos quedamos igual y el joven que venga que cobre la mitad?’. Y así tienes a dos personas haciendo el mismo trabajo, pero el joven cobra la mitad y no tiene la decimocuarta paga o las mismas vacaciones. Y esto los sindicatos lo favorecen y los trabajadores lo votan. Los sindicatos mayoritarios siempre han favorecido lo que llaman paz social en lugar de la lucha sindical para no perder sus privilegios. ¿Quién es el líder de UGT? José María Álvarez, trabajador de Alstom, que dejó de trabajar en la empresa para hacer de sindicalista a mediados de los setenta. Hace poco se jubiló y no había trabajado en una empresa desde entonces. ¿Este señor que lleva 40 años ahí es quien ha de defender a la clase obrera? Cuando la UGT celebra el aniversario, ¿qué hace? Irse a ver al Rey de España.

P. También califica al PSOE como una gran máquina de colocación política, y cita un documento interno de 1990 que dice que un tercio de sus militantes, unas 40.000 personas, habían accedido a un cargo institucional a partir de 1982.

R. En los inicios de los ochenta había que llenar ayuntamientos y administraciones autonómicas, la Administración General del Estado, etcétera. Y el PSOE es quien recibe el poder en todas partes en esos años. Recibe las grandes alcaldías en el 79, muchas autonomías recién creadas y la Administración del Estado en 1982, y está ahí 13 años. Tiene la fortuna de coger ese momento histórico.

P. ¿El clientelismo político actual deriva de ahí?

R. El clientelismo ha existido siempre, pero con la llegada de la democracia ocurren dos cosas muy especiales: hay que construir un país nuevo y llegan miles de millones desde Europa. Y esto hace que la Generación Tapón se haga con un control de la sociedad sin precedentes.

P. Entiendo que el Partido Popular llegó tarde al reparto del pastel cuando alcanzó el poder en 1996.

R. En absoluto. Su gente ya estaba colocada. El PP es algo extraordinario. Fíjese, es un partido que se llama liberal y en el que absolutamente todos son funcionarios de carrera. Esperanza Aguirre, Luis de Guindos, todos. Ellos lo primero que hacen en la vida es estudiar la carrera y sacarse las oposiciones. Y una vez tienen plaza fija para toda la vida, que ni matando a alguien en mitad de la calle se la pueden quitar, entonces se hacen liberales y empiezan a luchar contra lo público. Los del PP ya estaban ahí porque por apellido y trayectoria familiar estaban ocupando la alta administración del Estado desde hacía décadas. Coges la administración, miras los apellidos, buscas en el BOE de hace 70 años y son los mismos.

placeholder Trabajadores de Nissan en Barcelona protestan contra el cierre de la fábrica. (EFE)
Trabajadores de Nissan en Barcelona protestan contra el cierre de la fábrica. (EFE)

P. La Generación X, la que viene justo después, es la gran perjudicada, pero también se le puede achacar cierta complacencia con este sistema.

R. Cuando nosotros crecemos, la generación anterior nos dice: ‘Hemos traído la modernidad, hemos traído la democracia, hemos entrado en Europa, todo va bien, mirad los Juegos Olímpicos de Barcelona, somos los reyes del mambo’. Esta generación posterior coge los años de bonanza de la era Clinton, la prosperidad global y el fin de la historia que decía Francis Fukuyama y engancha con los primeros años dos mil, con la burbuja inmobiliaria, el crédito a chorro y los viajes en Ryanair. Y esta generación se lo cree. ‘Ah, pues es verdad, no hay que luchar por nada porque todo es fantástico’. Somos tan idiotas que nos lo creemos y no hacemos nada. Y no solo en España. El modelo liberal occidental había triunfado. Por eso las protestas de la Generación X son pequeñas, de tipo local. También es cierto que no las sabemos vender. Porque cuando hice el libro alguien me tuvo que explicar la batalla de los insumisos contra el servicio militar obligatorio, un conflicto grande del que nadie se acuerda. Si esto lo llega a hacer la Generación Tapón, tendríamos películas y documentales igual que ahora nos explican cómo ellos corrieron delante de los grises.

"Lo que ha visto la Generación Z (1997-2015) es un mundo económicamente destruido, cambio climático y unos viejos diciendo cosas absurdas"

P. ¿Los 'millennials' (1982-1996) también son culpables o ellos son los que pagan todos los platos rotos?

R. La caída del modelo les coge con 15 o 20 años, aún estudiando o entrando en el mercado laboral. Esos años de optimismo ellos los vivieron de niños. Y ya si nos vamos a la Generación Z (1997-2015), directamente ni la han visto, todo lo que han visto ellos es un mundo económicamente destruido, el cambio climático y unos viejos diciendo unas cosas absurdas. De ahí las protestas del Black Lives Matter o los adoquines volando en la plaza Urquinaona, porque no han conocido nada más. Ellos sí ven claramente que vivirán mucho peor que la generación de sus padres y es normal que haya esta explosión de rabia.

P. Usted cita en el libro una frase durísima de James Petras, un sociólogo que en 1995 elaboró para el CSIC un informe sobre los jóvenes en España. Petras comienza su investigación hablando con políticos, sindicalistas y profesores universitarios, pero en cuanto sale a la calle y habla con monitores de gimnasio, trabajadores de supermercado y licenciados trabajando en videoclubs, su visión cambia. Concluye que “el miedo al despido por parte del empresario hoy es peor que la represión con Franco”.

R. Este informe lo encarga Felipe González, y como Petras termina haciendo un informe contra el gobierno socialista se guarda en un cajón.

P. No sé si a Petras se le fue un poco la mano.

R. Son palabras duras pero ciertas. Cuando tú te juegas la comida de tu familia el miedo es muy poderoso. Yo lo veo en Noruega, donde vivo. Aquí hay un 4% de paro, que es como decir que no hay paro. Y eso te da la libertad de ir probando, de cambiar de trabajo, de volver a estudiar, te permite una flexibilidad enorme. Tengo un compañero en el instituto que era mecánico de coches. Le venían al taller los aprendices de FP y se dio cuenta de que le gustaba mucho enseñar. Pues paró, el Estado le dio una beca para estudiar y ahora es profesor de instituto. Saber que siempre encontrarás un empleo es muy tranquilizador. En España, los índices de paro demenciales sumados a una estructura en la que los trabajos se consiguen por contactos y relaciones hace que el miedo a quedarse descolgado sea enorme.

placeholder Una mujer pasa frente a un panel de casas en venta en una inmobiliaria. (EFE)
Una mujer pasa frente a un panel de casas en venta en una inmobiliaria. (EFE)

P. Usted subraya que, por tener, la Generación Tapón tiene hasta el parque inmobiliario.

R. Ellos compraron sus viviendas en los setenta y ochenta. En 10 años, tenías el pisito pagado dedicándole parte del sueldo de uno de la pareja. Hay incluso una teoría que dice que esto se hizo adrede en una especie de capitalismo popular basado en incrementar el precio de la vivienda. Como los sueldos reales apenas han subido en España en 30 años, se dijo ‘que suba de precio la vivienda, así todo el mundo tendrá un capital’. A ellos, el aumento del precio de la vivienda les ha ido muy bien, pero para las generaciones siguientes ha sido terrible. Mi generación se compró el piso en los años de la burbuja y la generación siguiente vive como en la posguerra, compartiendo piso con 30 años. Todo aquello que oíamos de los abuelos de los realquilados, pues ahora los bisnietos lo vuelven a vivir.

"Se han aprovechado de un modelo capitalista que se ha agotado. No creo que ninguna de las generaciones actuales logre un nivel similar"

P. ¿La Generación Tapón ha gozado de unas condiciones de vida que ninguna generación venidera podrá igualar?

R. Sí, porque se han aprovechado del inicio de un modelo capitalista que se ha agotado. No creo que ninguna de las generaciones actuales logre un nivel similar. Es evidente que ellos de niños vivieron peor que nosotros de niños. Pero siempre había una línea ascendente, la certeza de que todo iría a mejor, y eso ellos lo han roto, se han cargado esa línea de prosperidad. Y hasta que no pase algo muy gordo que no sé qué será, es impensable que ninguna generación alcance sus estándares de vida. Y con la pandemia no digamos, lo que hará es disparar aún más las desigualdades. Especialmente en España será catastrófico.

P. A muchas personas nacidas entre 1943 y 1963 su tesis les parecerá ofensiva. Millones de españoles han trabajado de sol a sol durante 40 años para sacar adelante a sus familias en empleos exigentes y mal remunerados.

R. Cuando se hace el análisis sociológico de generaciones todo el mundo participa en mayor o menor medida, y es evidente que unos tienen más beneficios que otros. Mis padres son de esa generación, es evidente que han trabajado mucho. Pero no hablamos de individuos sino del colectivo. Esa persona que ha trabajado de sol a sol, pongamos en la industria, de entrada, hoy tendrá una buena pensión, que es algo que nosotros seguramente no tendremos. Y segundo: señor, ¿usted qué ha votado estos años? Porque si usted en el 82 votó a Felipe González, a mí qué me cuenta. ¿A qué sindicato pertenece y qué ha hecho este por usted? A menos que seas una persona que voluntariamente te quedaste al margen, como miembro de esa generación sí tuviste unos beneficios. Y cuando digo que hay que apartarlos, está claro que nos quedaremos con unos cuantos sabios, personas que merece la pena escuchar. Ahora bien, no serán la mayoría de tertulianos y columnistas que soportamos cada día en los medios desde hace 30 años. Por fortuna, la historia no la escriben los de una misma generación sino las siguientes, y esta Generación Tapón, por mucho que se empeñe ahora en pasar a la historia como la que trajo la modernidad y la democracia a España, será recordada como una plaga de langostas.

Josep Sala i Cullell (Girona, 1978) quedó asombrado por la enorme repercusión de un modesto artículo que escribió en 2013. Hablaba de cómo la llamada Generación Tapón, esa generación de españoles nacidos entre 1943 y 1963 y que en otros países es conocida como ‘babyboomers’, había canibalizado todos los recursos económicos y sociales de nuestro país y seguía, pese a su avanzada edad, controlando los hilos de nuestra existencia. Desde entonces, ha investigado este fenómeno y le ha dado forma en un reciente ensayo titulado 'Generación Tapón. La herencia envenenada de los hijos de la Transición' (publicado en catalán por la editorial Ara Llibres). El resultado es un ensayo fresco y polémico sobre la lucha intergeneracional en España, con mención especial para Cataluña.

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