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David Wallace-Wells: "Miles de personas morirán en España por el calor en 2050"
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David Wallace-Wells: "Miles de personas morirán en España por el calor en 2050"

El periodista estadounidense publica en español 'El planeta inhóspito', un bestseller en su país en el que revela que los efectos del cambio climático serán mucho peores de lo que imaginamos

Foto: Incendio en tejeda (gran canaria)
Incendio en tejeda (gran canaria)

El periodista David Wallace-Wells (Nueva York, 1982) no se anda con cajas destempladas. Su libro 'El planeta inhóspito' (Debate), publicado ahora en español, revela que las consecuencias del cambio climático van a ser mucho peores de lo que cualquiera hubiéramos pensado. No desaparecerá la Tierra, pero probablemente desapareceremos muchos de nosotros en varias partes del planeta. El aumento de las temperaturas traerá modificaciones en la agricultura y la economía con bajadas bruscas de los PIBs de los países.

Wallace-Wells no se tiene por alarmista. Recoge los indicadores de los expertos en emergencia climática y desmonta las teorías de los que opinan que ni existe tal ni las consecuencias serán tan graves, señalando además el giro autoritario, nacionalista y xenófobo que trae consigo el negacionismo. Y, por supuesto, defiende a Greta Thunberg, a la que califica de “heroína”. Eso sí, tampoco cree que exista demasiada polarización en la población con respecto a este tema. La polarización, para él, es de los políticos, pero no de la opinión pública.

PREGUNTA. Su libro asusta, ¿es realmente para tanto? ¿Vale la pena alarmar así?

placeholder 'El planeta inhóspito' (Debate)
'El planeta inhóspito' (Debate)

RESPUESTA. Sí, creo que es lo más grande que ha pasado en toda la historia de la humanidad. Si no actuamos inmediatamente esto va a afectar a todos los aspectos de la vida humana. La civilización no va a terminar, ni se va extinguir la humanidad, pero todo lo que damos por garantizado de la vida moderna puede ponerse en solfa o remover por culpa del cambio climático. A menos que hagamos algo ahora mismo. Hablamos de muchas ciudades del sur de Asia y Oriente Medio, que van a tener tanto calor que la gente no va a poder salir a la calle sin el peligro de que les dé un ataque al corazón. Estamos hablando de daños provocados por la subida del nivel del mar, tormentas, cientos de millones de refugiados del clima. La ONU dice que se puede hablar de cien millones. No hemos visto nada igual en toda la historia de la humanidad y ocurrirá en un plazo de tan solo 50 años.

La última vez con tanto CO2 en el ecuador no podía sobrevivir ni un mamífero. Hoy hay el mismo y las cosas se van a poner mucho peor

P. Hay científicos que señalan que el cambio climático existe desde siempre. El planeta siempre está cambiando su clima. ¿No es alarmista hablar en estos términos?

R. Sí, es verdad, el clima cambia y lleva cambiando desde el principio de la historia del planeta Tierra. Pero en este momento ya hace más calor que nunca en toda la historia de la humanidad. La ventana de temperaturas en las que se incluyen todas las temperaturas anteriores se ha sobrepasado. La evolución de los animales, las tecnologías, se han desarrollado gracias las situaciones climatológicas en las que nos hallábamos: es como si hubiéramos aterrizado en un planeta nuevo con unas condiciones climatológicas completamente nuevas. Y ahora tenemos que pensar cuáles van a ser en el futuro y si vamos a sobrevivir o no. La última vez que registramos tanto dióxido de carbono en la atmósfera había mucho más hielo, pero en el ecuador hacía tanto calor que ahí no podía sobrevivir ni un solo mamífero. Es la misma concentración de carbono que tenemos hoy y las cosas se van a poner mucho peor.

placeholder David Wallace-Wells. (Beowulf Sheehan)
David Wallace-Wells. (Beowulf Sheehan)

P. Pero hay quien dice que una glaciación sería mucho peor para sectores como el agrícola, empeorando de forma radical economía. Tal vez un aumento de la temperatura tampoco es tan malo.

R. Hay muchos científicos que dirían que hay puntos del planeta que se beneficiarían de esta subida de las temperaturas y podrían tener beneficios económicos y cognitivos. Pero el número de países que se van a ver afectados negativamente en las próximas décadas va a sobrepasar a los que van a resultar beneficiados, sobre todo si hacemos una correlación a cien años. Incluso los países del norte que saldrían beneficiados, en el futuro a largo plazo quedarían también perjudicados. Desde el punto de vista global, se estima que si no cambiamos este rumbo, el PIB mundial podría ser un 20-30% más bajo que si no hubiera cambio climático a final de este siglo. Por supuesto, hay países que su PIB va a bajar un 20-30% por el cambio climático, y dentro de un siglo esos países van a estar incluso peor. Los economistas esperan que los países del ecuador tengan una temperatura muchísimo más alta, y no van a poder aspirar a ningún tipo de crecimiento económico. Naciones como Rusia o Finlandia todavía podrán tener algún tipo de crecimiento económico, pero inferior al que se podría esperar hoy. El impacto va a ser distinto en unos países y en otros, pero la mayoría de los científicos están de acuerdo en que en los próximos 30 y 40 años los impactos van a ser catastróficos.

Toda la cuenca mediterránea va a convertirse en un desierto en las próximas décadas

P. ¿Qué consecuencias podría sufrir España?

R. Toda la cuenca mediterránea va a convertirse prácticamente en un desierto en las próximas décadas. Los científicos dicen que no va a ser un desierto como el Sáhara pero el impacto va a ser bastante intenso. Las olas de calor van a ser habituales en España. No van a ser tan malas como el sureste de Asia o en Oriente Medio, pero las olas de calor que hemos visto este verano se van a repetir e incluso van a ser peores, y miles de personas van a morir a consecuencia del calor. Estamos hablando del año 2050. La mayor parte de estas personas van a ser los más vulnerables. No es que personas de 30 años sanas vayan a morir, pero en cuanto al número global de muertes va a haber un aumento. Y en la agricultura el cambio va a ser sorprendente. Se estima que por cada grado de calentamiento, los granos se van a reducir en un 10-15%. Es decir, la agricultura va a ser un 20-30% menos productiva.

P. Se están achacando estas consecuencias a unas responsabilidades individuales, pero ¿eso no es una idea muy religiosa? Es decir, el ser humano como el pecador, el culpable. Parece casi una idea medieval.

R. Por un lado, creo que tiene sentido pensarlo desde un punto de vista religioso porque estamos hablando del destino y del futuro de la humanidad que está en las manos de una única generación. Y ese es el tipo de drama al que estamos acostumbrados a reconocer solo en la mitología y en la religión. Yo no digo que se vaya a acabar la humanidad, pero la cantidad de impacto que podemos tener y la forma de vivir en el futuro en último término es un reto existencial muy básico que tenemos que gestionar. Por otro lado, no es una cuestión de fe creer que estos impactos se avecinan. Lo estamos viendo todos los días en la televisión. Este año en Europa hemos visto un record en olas de calor. En junio se rompió el record, en julio se volvió a romper y se acercó mucho en agosto. Records que llevaban décadas, incluso siglos. Y se han roto. De la misma forma, en EEUU, en Houston hace poco sufrió la quinta tormenta más fuerte en los últimos años. Se supone que esta tormenta tenía que pasar cada muchos, muchos años. Es un clima insólito, y eso lo hemos podido leer y la gente lo nota en su día a día. Cada vez hace más calor en verano y más frío en invierno. Pero más allá de esto, la ciencia es muy clara. No nos está pidiendo un acto de fe. Estamos hablando de proyecciones en las próximas décadas que están en línea con cómo se ha ido calentando el planeta. En términos globales el mundo ha ido evolucionando tal y cómo se predecía hace 50 años por los científicos si hablamos de la cantidad de carbono.

placeholder Trum recibe a Bolsonaro en la Casa Blanca. (Reuters)
Trum recibe a Bolsonaro en la Casa Blanca. (Reuters)

P. Pero algunos señalan que se puede establecer una especie de ecoautoritarismo, que influya en los regímenes democráticos liberales. Es decir, que se implementen políticas autoritarias por esta alarma del cambio climático.

R. Una cosa: si nos imaginamos qué tipo de políticas saldrían a resultas del cambio climático podríamos hablar en un sentido de escasez, de producir una visión cero de la competitividad mundial y muchas naciones del mundo se retirarían de la cuestión internacional y abrazarían un sentimiento nacionalista y más xenófobo. De hecho, ya estamos viendo esa realidad. Quizá podríamos decir que Trump y Bolsonaro son el resultado del cambio climático, pero no nos debería sorprender que en las próximas décadas surjan líderes como ellos en este paisaje y eso debería preocuparnos. De hecho, eso forma parte del reto que más me preocupa. Cuando se trata de la geopolítica, esto es una amenaza global, y quizá con la excepción de EEUU y China, ninguna nación es responsable individualmente de las emisiones por lo que por tanto van a decir, “por qué voy a participar yo de todo esto”. Esto es especialmente importante para la cooperación global. Hay que intentar resolver este problema global. El hecho de que ahora tengamos una geopolítica que está atomizada y que se está desmembrando significa que no solo es peligroso y dé miedo desde el punto de vista político, sino también que nos va a costar cada vez más lidiar con este problema. Y quizá va a acelerar también un movimiento hacia el autoritarismo. Una cosa más. Muchos de los ejemplos de la historia política en los que ha habido un aumento de la extrema derecha siempre han venido acompañados por pequeñas crisis climáticas. Nunca hemos lidiado con una crisis como la de ahora, pero una hambruna, una sequía han generado sus consecuencias políticas. Así que da miedo pensar cómo puede ser esto a nivel global.

Muchos de los ejemplos de la historia en los que aumentó la extrema derecha siempre vinieron acompañados de crisis climáticas

P. En este sentido, excepto voces bienintencionadas que hablan del aprovechamiento que puede haber de la adolescente Greta Thunberg y que proceden más desde el lado progresista; desde posiciones conservadoras y desde la extrema derecha se la ha criticado duramente. Incluso se ha dicho que hay todo un lobby detrás de ella y que está dirigida. ¿Qué le parece la figura de Thunberg?

R. Yo diría que es una heroína. No estoy muy seguro de si hay algún antecedente como ella en toda la historia política. Hace solo año tenía 15 años, no tenía ni un solo amigo y estaba sentada sola en el exterior del parlamento sueco y un año más tarde lidera un movimiento que aúna a diez millones de personas en todo el mundo. Creo que es sorprendente y algo insólito. Ahora bien, ha recibido ayuda en este proyecto. Está trabajando con asesores, con su familia, pero eso es lo que requiere la política. Donald Trump tiene su equipo, Obama tiene su equipo, por qué Greta Thunberg no va a tener su equipo. Creo que Greta ha llegado a la política de forma sincera, honesta, lo siente como lo dice, y conoce a fondo la ciencia de lo que habla, mucho más que muchos que se las dan de expertos, y seguro que mucho más que sus padres y sus asesores. Yo estoy sin palabras por lo que ha conseguido.

P. Precisamente, hay múltiples asociaciones ecologistas, científicos que llevan alertando del cambio climático desde hace décadas y no se les ha hecho un caso tan mediático como a Greta Thunberg. ¿Por qué?

R. Creo que hemos estado viviendo un cambio de mareas en lo que respecta al clima. Greta es uno de los motores de este cambio de mareas. Pero hay otros factores. La ONU en octubre publicó el informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos en el Cambio Climático) en el que decía que la temperatura aumentará 1,5 grados para 2040 y esto ha sido un cambio retórico respecto a todo lo publicado hasta ahora. Ha sido más alarmante y más urgente que cualquier otro informe de la ONU. Ha habido científicos que nos han alertado de esta crisis desde hace décadas, pero utilizaban un lenguaje muy cuidado, muy mimado, y nos invitaban a entender su preocupación. Se decía que era políticamente irresponsable asustar a la gente. Pero en ese informe de octubre se marcó un punto de inflexión en esa retórica. Es el primer informe de su naturaleza que es verdaderamente sincero acerca de la crisis a la que nos enfrentamos. Cuando salió, yo no había oído hablar de Greta Thunberg, y ella acababa de hacer su huelga y nadie en Suecia había oído hablar de ella tampoco. En Reino Unido Extinction Rebellion acababa de formarse, en EEUU yo no había oído hablar del Sunrise que forma parte del New Green Deal de Alexandria Ocasio-Cortez etc. Está siendo increíble para la movilización medioambiental y creo que todo esto lo desencadenó todo ese informe. Y creo que también ha ayudado el hecho de que las condiciones extremas han estado ahí. Hasta hace muy poco tiempo hablábamos del cambio climático en el futuro pero ahora es algo que está pasando ahora y la gente ve que está pasando: ve esos incendios increíbles en California, los huracanes, tifones. Eso no lo puedes pasar por alto. Está empezando a permear en las conciencias de las personas que esta es la fuerza definitiva que va a guiar nuestras vidas y que tenemos que hacer algo al respecto. El trabajo de Greta se ha desarrollado en este contexto y ha atraído mucho poder y toda la conversación está cambiando. Creo que también es muy poderoso que sea una adolescente. Eso ilustra que hay una injusticia generacional profunda. Esto lo sienten los adolescentes y también los adultos que se siente culpables sobre lo que han hecho en el mundo.

Foto: La activista Greta Thunberg observa en la ONU la llegada de Donald Trump. (Reuters) Opinión

P. Ha citado a Ocasio-Cortez y hay otros partidos que están incorporando este tema en su agenda. Pero aún sabemos muy poco de las medidas que van a tomar. ¿Es política real o meramente electoralista?

R. Sí, creo que en general la política ha cambiado pero las políticas todavía no. Necesitamos entender qué podemos hacer y luego hacer al máximo todo lo que esté en nuestras manos. Hasta ahora, cuando la gente se comprometía para abordar el cambio climático, al final no cumplía esas promesas. Se firmaron los acuerdos de París hace tres años y no hay ningún país industrializado del mundo que esté cumpliendo con sus compromisos. En parte porque aún no se ha demostrado que hay una serie de políticas concretas que nos pueden llevar a esos objetivos. El Green New Deal de EEUU todavía está en pleno desarrollo y todavía no se entiende por completo. Sus autores han redactado una legislación, pero desde distintas perspectivas sobre cómo podemos abordar el tema del clima. Puede ser que se desarrollen a lo largo del tiempo, algunas cosas funcionarán y otras no, pero no dudo en absoluto del compromiso de las personas que están trabajando en esa legislación porque creo que es remarcable que por primera vez se estén definiendo unos objetivos políticos en estos términos, que los políticos digan que esto es necesario. Puede ser que no lleguemos hasta el final, pero al menos vamos a construir nuestro enfoque político en esa necesidad científica. Me parece que es un enfoque valioso y valiente. Desde luego tenemos que hacer más de lo que nos permite la política, pero la cuestión es cómo renovamos nuestras políticas.

P. Para terminar, ¿por qué cree que este tema, que nos afecta a todos, está polarizando tanto a los ciudadanos?

R. Creo que hay menos polarización de la que nos parece. La mayor parte de la gente cree en el cambio climático y les preocupa. Esto también pasa en EEUU. Hay un partido político que está muy comprometido con las acciones sobre el clima, pero también al 75-80% de los votantes republicanos les preocupa el cambio climático. Y en la Unión Europea las cifras son incluso mayores. Decenas de millones de europeos están preocupados con esta cuestión. Es verdad que la política está dividida, pero la opinión pública no. Esto se debe en parte a que la opinión pública avanza muy rápido y hasta hace no muchos años se hablaba de un coste en el hecho de ser autocomplaciente. La política refleja muchos intereses, no solo los intereses medioambientales. Los políticos son reacios a hacer cambios radicales. La razón de que sean tan inactivos acerca del clima es que durante mucho tiempo los economistas han creído que el cambio climático no era gran cosa. Creían que podía tener algún coste pero que las cifras económicas no iban a reflejar los perjuicios y que no valía la pena tomar medidas porque estas medidas podían ser costosas. Eso ha imperado en nuestra vida política durante mucho tiempo, pero creo que en los últimos años esta convención ha cambiado notablemente y ahora casi todos los economistas te van a decir que estaríamos mejor económicamente, incluso a corto plazo, si tomáramos medidas inmediatas y no a largo plazo. Esa es una de las razones por las que estamos empezando a ver compromisos políticos nuevos. Quizá gracias a eso vamos a ver los políticos se van a alinear más con la opinión pública y vamos a ver un camino en la misma dirección.

El periodista David Wallace-Wells (Nueva York, 1982) no se anda con cajas destempladas. Su libro 'El planeta inhóspito' (Debate), publicado ahora en español, revela que las consecuencias del cambio climático van a ser mucho peores de lo que cualquiera hubiéramos pensado. No desaparecerá la Tierra, pero probablemente desapareceremos muchos de nosotros en varias partes del planeta. El aumento de las temperaturas traerá modificaciones en la agricultura y la economía con bajadas bruscas de los PIBs de los países.

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