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"No olvidaré nunca aquel 18 de mayo en Madrid": 50 años del concierto de Raimon
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la futura reina sofía quedó atrapada en la manifestación

"No olvidaré nunca aquel 18 de mayo en Madrid": 50 años del concierto de Raimon

Adelantamos las páginas que relatan con nueva información aquellos hechos que levantaron a los estudiantes contra Franco del libro 'Los años rebeldes: España 1966-1969' (Kailas), de Manuel Espín

Foto: Raimon durante una actuación.
Raimon durante una actuación.

Cuando se produjo la explosión de París, el discurso oficial del franquismo utilizó una 'percha' para justificar la inquieta situación de las aulas en España: "Sucede en todas partes". Ese supuesto argumento estaba presente en buena parte de la prensa española. Sin embargo, aun con parecidas estéticas, no se luchaba por lo mismo. Ni las condiciones eran parecidas. Aun así, el vínculo afectivo e idealista funcionó. Se gritaba en la capital de España: "¡Madrid con París, París con Madrid!". Este grito se coreó en el acto que iba a llegar a convertirse en el más emblemático del antifranquismo en las aulas: el recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid (hoy, Universidad Complutense).

Raimon, nacido en Xátiva en 1940, significó la primera expresión popular de la canción en catalán. En 1963 había lanzado 'Al vent', una canción que podía sugerir otras lecturas más allá de su fibra poética. De forma sorprendente, Raimon participaba en el Festival de la Canción Mediterránea en Barcelona con el tema 'S’en va anar', cantado por Salomé en la versión femenina. Un tema de Josep María Andreu y Lleó Borrell que, aunque salió en disco, nunca fue incluido en los recitales del cantante, dominados de forma masiva por sus canciones originales o las adaptaciones de poetas. El ministro Fraga no opuso dificultad alguna a esa participación en un festival de la canción: "Nada pasa por que haya una canción en catalán", comentó a su equipo.

placeholder 'Los años rebeldes: España 1966-1969'. (Kailas)
'Los años rebeldes: España 1966-1969'. (Kailas)

El gesto parecía formar parte de la tentativa de cosmética aperturista tras la enérgica llegada del catedrático gallego a la cartera. El apoyo del público hizo que la canción en catalán ganara el festival. No fue un éxito, pero sonó amparada en la curiosidad y un cierto regusto a polémica. Raimon había ido escalando peldaños hasta convertirse en una referencia original de un cantante y autor de textos poéticos de muchas lecturas. Ese avance, décadas adelante, se denominaría 'España plural'. Sus actuaciones no siempre eran autorizadas y algunos de los discos seguían condenados por la vitola de no radiables. En el 67 había celebrado una actuación en loor de multitudes en el Instituto Químico de Sarriá, el mismo año en el que entraba en el Sancta Santórum del Palau de la Música Catalana de Barcelona.

Su actuación en Económicas de Madrid, el 18 de mayo de 1968, alcanzó resonancia por su carácter simbólico. Los delegados de cultura del ilegal, pero cada vez más implantado, SDEUM se pusieron de acuerdo para invitar al cantautor a actuar en la capital. Dos de esos delegados hoy fallecidos, Marta Bizcarrondo* y Arturo Moya, se desplazaron a Barcelona para contactar con Ramion y con su esposa y representante a lo largo de toda su carrera (la italiana Anna Lisa Conti). Estos últimos albergaban dudas de que la actuación fuera realizada. Finalmente se obtuvo el permiso del decano de la facultad, Ángel Vargas Pérez. Los centros universitarios eran los únicos que, para los actos culturales, no requerían autorización gubernativa previa al depender de las autoridades académicas. Como delegado de la facultad estaba el estudiante Jaime Pastor, luego catedrático y hombre de acción política.

placeholder La facultad de Económicas de la Complutense de Madrid (hoy Geografía e Historia) durante el concierto de Raimon el 18 de mayo de 1968.
La facultad de Económicas de la Complutense de Madrid (hoy Geografía e Historia) durante el concierto de Raimon el 18 de mayo de 1968.

Hay dos versiones sobre este permiso: por un lado la de quienes creyeron que el decano trataba de ofrecer una imagen de apertura y liberalización; la otra sostiene que posiblemente desconocía a Raimon y se fiaba de los textos poéticos que predominaban en sus letras. Raimon y Anna Lisa viajaron el día anterior a Madrid y se hospedaron en un hotel de tercera categoría en la calle de Carretas, muy cerca de la Puerta del Sol. Allí se encontraba el edificio de Gobernación, cuyos siniestros calabozos alcanzaron una siniestra fama. En la actualidad es la sede de la Comunidad de Madrid. El artista no cobraría por su actuación, tan solo por los gastos de viaje. Se decidió que la recaudación, con un precio de veinticinco pesetas, se destinaría al apoyo solidario a causas reivindicativas. Ese mismo día 17 por la tarde, Raimon visitaba la Facultad de Económicas, situada muy cerca de la carretera de La Coruña, para realizar un ensayo. Fue recibido por el propio decano y por un grupo de artistas e intelectuales. Entre ellos estaban cantantes del grupo Canción del Pueblo como Hilario Camacho, Elisa Serna y Adolfo Celdrán. Según Raimon, "los organizadores pretendieron que al final se cantase 'La Internacional', pero nadie se sabía la letra". Supervisó también el folio impreso a ciclostil en el que figuraban sus letras traducidas, que se repartiría a la entrada.

Según Raimon, "los organizadores pretendieron que al final se cantase 'La Internacional', pero nadie se sabía la letra"

Al día siguiente, cuando todavía faltaba tiempo para el inicio del concierto, las entradas al vestíbulo de la facultad estaban colapsadas con una masa ingente de estudiantes. Se dice que entraron unos seis mil en ese vestíbulo, sentados en el suelo, en los pasillos y en las escaleras de un edificio que hoy acoge a la facultad de Geografía e Historia de la Complutense. El edificio siempre destacó por su gran altura, ajeno a la estética habitual en este y otros campus de la época. El público rodeó a un Raimon acompañado por su guitarra hasta sentarse casi a sus pies, ya que no quedaba libre espacio alguno. El artista de Xátiva se emocionó por aquel acto en el que se gritaba "¡Libertad, libertad, democracia popular!" y otros eslóganes. Todas y cada una de sus canciones fueron vitoreadas, y estrofas como la de Al vent, coreadas hasta casi acallar la voz del solista. Lo mismo sucedió con el Diguem no con el que cerró y que fue aclamado por la multitud. El que se iba a convertir en el recital más emblemático del antifranquismo culminó en una expresión apoteósica de entusiasmo.

placeholder Raimon durante el concierto del 18 de mayo de 1968.
Raimon durante el concierto del 18 de mayo de 1968.

A la salida, una parte de los asistentes caminaron hacia la plaza de la Moncloa y el final de la calle de la Princesa coreando frases y eslóganes. En esa época el metro no llegaba a la Ciudad Universitaria ni estaba construido el paso subterráneo de acceso hacia el centro de la urbe. El conato de marcha fue interrumpido de manera brusca. Decenas de coches de policía armada, tres camiones cisterna capaces de disparar tinta o agua, más cuarenta policías sobre los correspondientes caballos se interpusieron en su camino. La carga policial produjo una estampida que se saldó con un centenar de detenidos. El colapso circulatorio por aquella escapada sorprendió a la entonces Princesa Sofía, que trataba de avanzar por la carretera de La Coruña en un Mercedes. Años después, ya como Reina de España, recordó la anécdota: "No sentí temor alguno, pero el chófer se quedó en blanco".

Raimon, Ana Lisa y algunos de los gestores del concierto llegaron como pudieron al hotel de la calle Carretas. Habían salido por una puerta trasera del centro educativo. En la habitación contaron en una caja la recaudación de trescientas mil pesetas. Era una cifra importante, pero indicaba que muchos asistentes habían entrado gratis o se colaron. El total de la recaudación, casi todo en monedas, se destinó a ayudar a los trabajadores en huelga (ilegal, como todas durante el franquismo) de la factoría Pegaso de la carretera de Barcelona y a los estudiantes detenidos.

La recaudación del concierto fue importante pero indicaba también que muchos asistentes habían entrado gratis o se colaron

De aquel recital multitudinario que daba visibilidad al SDEUM se hicieron fotos y también imágenes, las únicas en una época prevídeo en la que no existían cámaras ni dispositivos audiovisuales como los de hoy. Esos planos fueron rodados por el realizador de largometrajes Andrés Linares. Lo cuenta de esta manera: "Estudiaba en la Escuela de Cine. Contactó con nosotros desde Barcelona Elena Lumbreras, que tenía buenas relaciones con televisiones del extranjero; nos pidió que colaboráramos desde fuera en ese concierto. No conocía a Raimon en persona, pero sí sus canciones. Rodamos en blanco y negro, en dieciséis milímetros y sin sonido, algo que en la actualidad parecería incomprensible; pero eran los medios de los que se disponía en esa época. Aquello me pareció una eclosión inesperada, donde se coreaban toda clase de frases, entre ellas la de "¡Madrid es París, París es Madrid!". La totalidad de las paredes de la inmensa entrada de la facultad (hoy muy diferente) y el local estaban repletos de pancartas y de pasquines. Como apenas había sitio para colocar una cámara me vi obligado a rodar desde la escalera. No tuve miedo a que pudiera entrar la Policía; el decano lo había autorizado y éramos tantísima gente que nos sentíamos arropados por tal multitud. Fue emocionante para todos los que estuvimos, el punto seminal, la base de muchas cosas que vendrían después. Antes de ese día había actuaciones aisladas, todas desconectadas. Pero a partir de entonces se hicieron mucho más participativas y visibles".

placeholder La policía en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense en Madrid el 21 de mayo
La policía en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense en Madrid el 21 de mayo

"Al salir seguí la marcha de los que pretendían continuar hasta Moncloa. No fueron todos los asistentes, pero si una parte, entre otros un pequeño grupito que portaba un retrato del Che. Chocaron enseguida con la Policía, que actuó con gran contundencia sin dar pie a que se disolvieran por voluntad propia. Rodé como pude algunas imágenes. Hoy forman parte de la reducida colección sobre manifestaciones universitarias en España. En ese momento tomar esas imágenes suponía jugarte 'el pescuezo'; de haberse enterado la Policía podría haberme costado muy caro. Gracias a los contactos con la RAI de Elena Lumbreras, las imágenes de la manifestación fueron incluidas en su documental España 68. Mucho más tarde, en 2009, aparecen al principio de mi largometraje de ficción 'La vida en rojo', que adapta el relato del escritor Isaac Rosa".

"Cuando en el 68 cerraron las universidades y empezaron a aplicar el estado de excepción con enorme represión, el único reducto de disidencia y libertad que sobrevivía era la Escuela Oficial de Cine. La mayor parte de los alumnos estábamos muy concienciados, en la órbita del PCE. Mantuvimos la antorcha en días muy difíciles. Cuando acabé, en 1970, me fui a Estados Unidos. Lo que más me motivó no fue solo que estaba en un país con libertad de expresión frente al caso de España, sino que contacté con un grupo de cine y militancia: rodaban y luego distribuían en los espacios más diversos. En Berkeley asistí a una proyección de 'La sal de la tierra', que entonces estaba prohibida en España. Y nació la idea: ¿Por qué no hacerlo en España? Era una utopía: no teníamos en cuenta las diferencias ambientales. Aun así, a la vuelta rodamos imágenes testimonio, como lo que ocurrió tras la muerte por la Policía de un trabajador en huelga en Getafe a cargo de la Policía… Hoy tendría que pensar con detalle cuál es mi valoración sobre aquella época desde un contexto tan distinto. No teníamos duda sobre la necesidad de luchar por las libertades y la democracia, aunque ignorábamos cómo íbamos a desembocar en esa nueva etapa que tendría que llegar antes o después. Mucha gente se quedó en el camino, la lucha no fue fácil. Ahora, medio siglo más tarde y en una sociedad tan distinta hay que seguir luchando por otras cosas. Ahora presido la Plataforma en Defensa de la Cultura".

El impacto del recital de Raimon fue múltiple. El decano que lo autorizó tuvo que declarar ante el Tribunal de Orden Público y dijo que ignoraba el destino que se daría a la recaudación y que pensaba que iría a parar a la mejora de los comedores escolares. Muchos de los detenidos tuvieron que comparecer ante los tribunales. Para el cantante, el evento no pasó inadvertido: compuso una canción, '18 maig', a la Villa con estrofas como: "Per unes quantes hores/ens vá- rem sentir lliures/¡que ha sentit la libertad/ té m´esforces por viure!" (Por unas cuantas horas/nos sentimos libres/ ¡quien ha sentido la libertad/ tiene más fuerzas para vivir!). Una canción que acaba con un "No l’oblidaré mai/ aquell 18 de maig a Madrid" (No olvidaré nunca aquel 18 de mayo en Madrid). Por paradojas de la historia, Raimon volvería a ofrecer otro recital significativo en enero de 1976, en el desaparecido pabellón deportivo del Real Madrid del Paseo de la Castellana. Fue a pocas semanas de la muerte de Franco; primero y único celebrado de los tres organizados antes de ser prohibidos. Ese recital significó el primer escaparate público para toda la oposición, con la asistencia de la mayor parte de quienes iban a protagonizar el nuevo tiempo que estaba empezando.

En el amplio hall no se veían más que cabezas. Lo que más me impresionó es que por vez primera se sacaron banderas rojas

Entre quienes estuvieron presentes en el histórico concierto de Económicas se encontraba Carlos Berzosa: "Se celebró en un sábado por la tarde. En aquella época todavía no estaba implantada la 'semana inglesa' y las mañanas de los sábados había actividad académica como prácticas o exámenes. Ese día estaba convocado un examen con el catedrático Castañeda. No me presenté, pero tenía otra convocatoria de prácticas. Vimos una multitud que esperaba para entrar, y mis compañeros y una amiga que me gustaba decidimos quedarnos: no tuvimos que pagar. Tantísima era la multitud que nos sentamos en el suelo, haciendo un hueco donde pudimos. Raimon cantó en la escalera, con gente sentada a sus pies. En esa época y mucho después llamábamos a ese antiguo edificio de Económicas 'Galerías Castañeda' —nombre del antiguo decano— por el enorme parecido que tenía su arquitectura con el de Galerías Preciados en la plaza del Callao. En su amplio hall no se veían más que cabezas. Lo que más me impresionó es que por vez primera se sacaron banderas rojas. Al acabar empezó la manifestación, que la Policía trató de contener a palos. Se veía a jóvenes corriendo por los bosquecillos del campus, y múltiples saltos frente a la Policía, que se empleó a fondo; yo conseguí a duras penas llegar hasta la calle Princesa con mi amiga".

La anécdota sobre el coche de la entonces Princesa Sofía detenido por la manifestación es cierta. Ya como Reina ella misma me lo confirmó. Cuando yo era rector acudió a la ceremonia de entrega del doctorado honoris causa a Muhammad Yunus, el creador de los microcréditos, acompañada de su hermana, la Princesa Irene de Grecia. Se quedaron a la comida en honor de ese personaje. La reina Sofía se acordaba de la manifestación tras el recital de Raimon: "Todos debían estar en ese concierto —afirmó—, también me lo contaron Maravall y Solana". Ella presenció la manifestación desde el otro lado de la barrera. En esa época viajaba sin escolta en el coche y los vehículos todavía no llevaban las lunas tintadas. Sofía miraba sonriente, mientras su chófer parecía aterrorizado. Cuando celebramos el cuarenta aniversario de aquel concierto, Juan José Millas, que también estuvo, nos comentó lo que supuso para una generación de estudiantes, como él en ese momento, poder vivir ese reducto de libertad.

Carlos Berzosa hace autocrítica personal sobre un posterior intento de boicot a un recital de Paco Ibáñez en la recién nacida Autónoma: "En aquella época se daban clases de la Autónoma, antes de contar con un campus propio, en el Caserón del Retiro. Se corrió la voz entre los estudiantes de la Universidad de Madrid de que Paco Ibáñez iba a hacer un concierto allí. Y nos presentamos para avisarle de que ese centro era elitista, y que donde debía cantar era en la nuestra, como lo había hecho Raimon. Los estudiantes de la Autónoma se enfadaron: 'Nos ha costado mucho traer a Paco Ibáñez, y cuando viene, queréis boicotearlo'. Unos querían que cantara, otros, que no. Y Paco en medio sin saber qué hacer. Al final se marchó sin celebrar el concierto. Muchas veces nos equivocábamos en cosas que carecían de sentido" .

Adelanto del libro 'Los años rebeldes: España 1966-1969' (Kailas), de Manuel Espín, que se publica en España el 22 de mayo de 2018.

Cuando se produjo la explosión de París, el discurso oficial del franquismo utilizó una 'percha' para justificar la inquieta situación de las aulas en España: "Sucede en todas partes". Ese supuesto argumento estaba presente en buena parte de la prensa española. Sin embargo, aun con parecidas estéticas, no se luchaba por lo mismo. Ni las condiciones eran parecidas. Aun así, el vínculo afectivo e idealista funcionó. Se gritaba en la capital de España: "¡Madrid con París, París con Madrid!". Este grito se coreó en el acto que iba a llegar a convertirse en el más emblemático del antifranquismo en las aulas: el recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid (hoy, Universidad Complutense).

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