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"Aquí escribía Alberti": venden 'la casa más bonita del mundo' que encargó Nuria Espert
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DISEÑADA POR FERNANDO HIGUERAS EN EL 68

"Aquí escribía Alberti": venden 'la casa más bonita del mundo' que encargó Nuria Espert

El arquitecto Fernando Higueras, creador de algunas de las obras más relevantes del siglo XX, diseñó una casa para la actriz a la que "todos" llamaban "la casa más bella del mediterráneo"

“Me urgía construirme un hogar, una guarida donde reflexionar y lamerme las heridas. Había ya hechos unos planos que siempre sentí extraños a mí, ajenos, indiferentes, y que avanzaban inexorables hacia su realización sin despertar en mí el más mínimo afecto. Pensé que simplemente no me gustaban las casas, no las amaría nunca. Un día me encontraba ante la televisión en mi piso de Barcelona comiendo un huevo frito, estaba sola y el locutor hablaba de un arquitecto español de gran talento y yo oía sin escuchar. Levanté los ojos a la pantalla y ahí estaba, ahí estaba mi casa. Esa era la casa, la que yo quería.”

Es un extracto de una carta que escribió Nuria Espert, la veterana actriz de 82 años cuya conquista del cine, teatro y ópera le valió el Premio Princesa de Asturias en 2016. Su necesidad de encontrar cobijo en un nuevo hogar fue respondida por el receptor de ese escrito, el arquitecto madrileño Fernando Higueras. Higueras falleció en 2008 pero dejó para la posteridad algunas de las obras más relevantes del siglo XX: las viviendas militares en la Glorieta de Ruiz Jiménez o el Colegio Estudio en Aravaca, ambos en Madrid y protegidos por el Ayuntamiento.

placeholder En la actualidad, exterior de la casa que Higueras diseñó para Espert (Foto: cortesía de AIRMAR)
En la actualidad, exterior de la casa que Higueras diseñó para Espert (Foto: cortesía de AIRMAR)

Hoy, la casa en la que más feliz fue la actriz catalana puede encontrarse en un portal de compra y venta de viviendas. La casa, a la que Espert llamaba “la más bella del mundo”, se gestó en el 68 tras las múltiples peticiones de la actriz y pasó de los planos de Higueras a la costa mediterránea de Alcocéber, en Castellón. “Abierta e íntima, luminosa y recogida, clásica aparentemente. Aunque era de cristal, era muy acogedora en invierno”, la describía Espert en la misma sentida carta que recoge en un vídeo la Fundación Fernando Higueras. “Me ahorra el psiquiatra, me tranquiliza y sosiega solo con acogerme. Está llena de lugares aún no vividos suficientemente que aguardan pacientemente a que yo envejezca para merecerlos”. Espert se refugió en su chalet castellonense cuando sufrió de depresión y, aunque fue una enfermedad que “duró”, “Alcocéber puso todo de su parte”.

El anuncio del chalet presume de 4.000 metros cuadrados de solar urbano con 1.100 edificados, terrazas, piscina o varias habitaciones por la mitad del valor original. En las imágenes, los espacios al sol, algunas plantas, una preciosa fachada o una habitación con vistas luchan por el protagonismo.

placeholder La casa tiene más de 1.000 metros cuadrados (Foto: cortesía de AIRMAR)
La casa tiene más de 1.000 metros cuadrados (Foto: cortesía de AIRMAR)

La actriz, que ha preferido no participar en este reportaje, tuvo la casa de sus sueños hasta hace unas dos décadas. Ahora, dicen a El Confidencial desde la inmobiliaria que se encarga de su venta, pertenece a un propietario particular. “La vendí y puse de condición que se dejara entrar a los arquitectos a visitarla”, explicaba Espert. “La casa más bella del mediterráneo, así la llamaba todo el mundo”.

“Aquí escribía Alberti cuando venía”

Su dueño actual es Manolo Ballester y es pediatra jubilado. Fue él quien le compró la casa a Espert en persona cuando quedaron a comer un día veinte años atrás. Ahora dice por teléfono a este diario que está mayor y que es una casa demasiado grande para que la puedan mantener él y su mujer mano a mano. Pero eso sí, “es muy bonita, preciosa”. “Si me toca la primitiva me la quedo”, ríe.

Espert dejó muchos recuerdos en la casa cuando se despidió de ella para siempre. “Se dejó todo, bueno, casi todo, nada de valor”, recuerda Ballester. Cuadros, algunos todavía embalados (“uno lo abrí, es de un pintor mallorquín”), títulos o libros, pero lo que más llama la atención son un par de máquinas de escribir que ha preferido dejar donde están. “Son las que usaban para escribir Alberti y Terenci Moix cuando venían de visita”, explica con tranquilidad. Espert, dice, se lo contó cuando quedaron para conocerse antes del traspaso de la propiedad. “No he tirado nada. Los dejó aquí, pero son recuerdos suyos”.

placeholder La piscina es uno de los elementos que destaca el actual propietario (foto: cortesía de AIRMAR)
La piscina es uno de los elementos que destaca el actual propietario (foto: cortesía de AIRMAR)

La piscina está en el primer piso y es una de las cosas que destaca de la vivienda el actual propietario. “Fue una de las primeras piscinas voladas”, explica. “Y cuando vivían aquí calentaban el agua. Lo sé porque vi los calentadores al llegar y los vendí”, ríe.

El tamaño y el mantenimiento que requiere la villa mediterránea es tal que Manolo y su mujer ya no viven allí, sino en un piso de Castellón. Hace ocho años que el chalet que diseñó Higueras está en venta, aunque Manolo asegura que no puso demasiado interés, de ahí la demora. “Ahora ya estoy apretando más”. “Es una casa muy especial, es una monada, pero son más de 1.000 metros para mi mujer y para mí solos”, insiste. “Yo creo que las casas están hechas para cada época de la vida. Un piso cuando eres estudiante, una casa cuando te casas y tienes un hijo, otra para cuando llega el segundo… Cuando la compré tenía dinero, estábamos mejor.”

placeholder 'Es la casa más bella del mediterráneo', la definió Espert (foto: cortesía de AIRMAR)
'Es la casa más bella del mediterráneo', la definió Espert (foto: cortesía de AIRMAR)

"Fernando no dejó que le pagáramos"

El arquitecto Fernando Higueras no accedió a la primera a la petición de Espert y su marido, sobre todo por los desplazamientos que implicaba la localización. “Le rogué y supliqué hasta que por agotamiento cedió a diseñarnos la casa más bella del mundo”, asegura la actriz en el vídeo. Se quedó enamorada de su obra cuando vio por televisión la casa de Lucio Muñoz, con sello de Higueras.

Él le preguntaba por el teatro y tenía mucho sentido del humor, recuerda Espert. Era inteligente y culto en palabras de la catalana, pero también modesto, sencillo y con una “naturalidad con la que hacía frente a su talento sobrenatural”. El arquitecto madrileño cultivó una “sincera amistad” de años con Espert y su marido y no les permitió compensación por su trabajo. “Queríamos pagarle a plazos y dijo que ni hablar”.

placeholder Fernando Higueras junto al pintor Manuel López Villaseñor, en Torrelodones, 1966 (Fundación Fernando Higueras)
Fernando Higueras junto al pintor Manuel López Villaseñor, en Torrelodones, 1966 (Fundación Fernando Higueras)

A lo largo de su vida, Higueras también hizo las veces de músico o fotógrafo, aunque por lo que muchos también lo recuerdan es por las ocurrencias que lanzaba conversando. “Era divertidísimo”, dice Espert. Higueras llamaba “Oriol Moñigas” al también arquitecto Oriol Bohigas y hablaba de las “clarapollas”, las “cópulas” o cambiaba “alféizar” por “alzheimer”. “Cuando me muera no quiero que nadie escriba ‘murió de una larga enfermedad, no se le escuchó hablar mal de nadie’. Lo que quiero es que pongan ‘murió follando, habló bien de muy poca gente’”, escupió en una entrevista en El Mundo.

Su excentricidad se extendía a su modo de vida: Higueras se había acomodado en un sótano de dos alturas dentro un chalet de Chamartín forrado de dibujos. Era su casa. Su vida sexual y los rumores sobre una carrera en la pornografía en los años 80 no se quedaron atrás. “Tomé cocaína entre los 50 y los 65 años todos los días, ¡así tengo este buen humor siempre!”

placeholder Edificio polivalente en Montecarlo, diseñado por Higueras en 1962 (Fundación Fernando Higueras)
Edificio polivalente en Montecarlo, diseñado por Higueras en 1962 (Fundación Fernando Higueras)

¿Por qué la actriz se desprendió de su vivienda favorita, esa en la que había sido tan feliz? “Le haría falta el dinero, supongo”, reflexiona Manolo. “La tenía de hace tiempo, Armando murió allí y ella estaba sola. Supongo que no le traería buenos recuerdos”. Ahora, la casa está vacía pero siempre debe tener las puertas abiertas para los arquitectos profesionales que deseen visitarla, tal y como ordenó Espert. “He dado permiso al Colegio de Arquitectos de Castellón”, confirma Manolo. Por ahora, la casa más bella del mediterráneo todavía aguarda la llegada de un nuevo inquilino.

“Me urgía construirme un hogar, una guarida donde reflexionar y lamerme las heridas. Había ya hechos unos planos que siempre sentí extraños a mí, ajenos, indiferentes, y que avanzaban inexorables hacia su realización sin despertar en mí el más mínimo afecto. Pensé que simplemente no me gustaban las casas, no las amaría nunca. Un día me encontraba ante la televisión en mi piso de Barcelona comiendo un huevo frito, estaba sola y el locutor hablaba de un arquitecto español de gran talento y yo oía sin escuchar. Levanté los ojos a la pantalla y ahí estaba, ahí estaba mi casa. Esa era la casa, la que yo quería.”

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