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Remo H. Largo: "No es buena idea dar muñecas a los niños y coches a las niñas"
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¿Qué nos hace diferentes?

Remo H. Largo: "No es buena idea dar muñecas a los niños y coches a las niñas"

El pediatra suizo cuyas investigaciones sobre la infancia son mundialmente reconocidas publica 'Individualidad humana', un ambicioso ensayo de divulgación

Foto: Detalle de portada de 'Individualidad humana'. (Debate)
Detalle de portada de 'Individualidad humana'. (Debate)

En el mundo hay personas altas y bajas. Vaya cosa, ¿no? También hay gente con mejores o peores destrezas cognitivas y sociales. Y esa realidad, tan evidente como la estatura, nos hace sin embargo rechinar los dientes. Si el niño tarda en aprender a leer, o no le entran las matemáticas, se le trata de perezoso y se intenta que alcance al resto. Tan bienintencionada actitud es un error. Dada la extraordinaria diversidad de caracteres humanos, la mejor regla para el maestro es lograr que cada alumno despliegue en libertad su particular potencial. De tan sencilla conclusión pedagógica se siguen sin embargo consecuencias extraordinarias, como argumenta el pediatra suizo Remo H. Largo (Winterthur, 1943), cuyas investigaciones sobre el paso de la infancia a la edad adulta mundialmente reconocidas divulga con pasión y originalidad en su último libro en español: 'Individualidad humana. Qué nos hace diferentes y cómo aprovecharlo' (Debate).

placeholder 'Individualidad humana'. (Debate)
'Individualidad humana'. (Debate)

PREGUNTA. Yo pensaba que el misterio de nuestra especie es por qué todos nos parecemos tanto y llega usted y dice que el verdadero enigma está en nuestras diferencias.

RESPUESTA. Toda la evolución desde las bacterias, las plantas, los animales y así hasta llegar a los seres humanos se basa en una ley fundamental: la diversidad. No existe ninguna especie animal o vegetal en la que sus miembros sean iguales y, en el caso del ser humano, esa diversidad ha tenido un efecto extraordinariamente positivo. Pensemos en nuestra sociedad moderna. Hay personas con mejores actitudes lingüísticas, otras con un funcionamiento más afinado del pensamiento lógico y otras a su vez que muestran unas capacidades espaciales muy desarrolladas, o mejores actitudes musicales o una gran percepción del tiempo y la planificación. Todos estos individuos han contribuido al progreso y otras muchas personas han aprovechado esos conocimientos.

Largo mira el móvil con el que estoy grabando la entrevista y pregunta: "¿Es un iphone?"

P. No, es un Samsung ¡pero es mejor!

R. Jajaja, estoy seguro. Bueno, el fundador de Apple tenía grandes capacidades pero no hay muchos que sepan que él estudió tipos de escritura, cómo se configuran las letras, lo que llamamos caligrafía, y puso mucha atención en lograr un tipo de letra que fuera legible. Y el chiste es que ese tipo de letra, la 'Arial', no es más que, en el fondo, la llamada letra Helvética desarrollada por un diseñador suizo y que Steve Jobs hizo suya. El desarrollo de la cultura humana es una conjunción de diferentes personas con sus diferentes capacidades.

placeholder Remo H. Largo
Remo H. Largo

P. Entre 1975 y 2005 dirigió un gran proyecto de investigación -los célebres 'Estudios longitudinales de Zurich'- acompañando a más de 700 niños de dos generaciones desde el nacimiento hasta la edad adulta. ¿Qué prejuicios acerca del ser humano se le vinieron abajo entonces?

R. Lo conté en mi primer libro, que tiene edición española, 'Primeros años' (1993). Lo más importante que comprendí, y sobre lo que creo que debo llamar la atención, es que todos los niños, en todos los ámbitos que podamos imaginar -comer, dormir, crecer, hablar, leer- son muy diversos y lo que a muchos no les gusta oír es que no se puede conseguir que sean de otra manera. No podemos lograr que nadie vaya más allá de sus propias capacidades.

P. Pero, ¿qué determina más la idiosincrasia del niño? ¿Lo genético o lo culturalmente adquirido?

R. La respuesta frecuente que se da a esa pregunta es ambas cosas. Pero no es cierto. Le pongo un ejemplo. Los niños crecen, ¿verdad? Crecer está genéticamente programado. Y de lo que se trata es de que cada niño sea capaz de realizar su propio programa genético, de que coma y beba adecuadamente. Si está bien alimentado, logrará alcanzar su potencial de crecimiento pero sabemos a ciencia cierta que no puede ir más allá de ese potencial. Es decir, si lo sobrealimentamos no crecerá más: engordará. Y eso ocurre con todas las demás aptitudes.

Todos los niños son muy diversos y lo que a muchos no les gusta oír es que no se puede conseguir que sean de otra manera

P. Tengo dos mellizas de 20 meses. Son diferentes en todo -lenguaje, actividad, sueño, alimentación, carácter...- desde una edad increíblemente temprana.

R. Empieza el primer día. Quiero decir el primer día real, dentro del seno materno. Al cabo de nueve meses, cuando nacieron sus hijas, ya eran diferentes. La motricidad, el comportamiento social... y lo que ocurre a continuación es que esa diferenciación va profundizándose.

P. ¿Y qué hacemos los padres? Porque, dado que son tan diferentes, las tratas también de manera diferente y a veces uno piensa que eso es injusto y que debiera dirigirse a las dos por igual. ¿Cuál es el mejor método educativo? Y perdón que esto en lugar de una entrevista empieza a parecer una consulta profesional...

R. Jajaja, sí, ¡parece una consulta! A ver, el grave error sería tratarlas igual a ambas, usted debe descubrir qué quiere y qué necesita cada una y dárselo.

P. La viga fundamental de su proyecto es lo que llama “Principio de ajuste”. Todos somos diferentes, escribe, todos tenemos distintas capacidades y conocerlas y aplicarlas en nuestra vida cotidiana para vivir en armonía es la única manera de aspirar a algo parecido a la felicidad. Parece una propuesta sencilla y, sin embargo, ¿no puede generar también una gran angustia? ¿Y si descubrimos esas capacidades pero la realidad no nos deja ponerlas en práctica, no estaremos condenados a una vida de frustración y además lo sabremos?

R. Es cierto. La frustración puede ser grande. Pero el problema es que no existen normas de validez universal, solo cada persona puede intentar vivir su vida de la manera que desea pero es cierto que eso hoy en día es muy difícilmente conseguible. Muchas personas por ejemplo tienen que trabajar en el mayoritario sector servicios cuando esos trabajos no se adaptan a sus deseos. Tal vez preferirían ser artesanos o agricultores y no pueden. Desgraciadamente el ser humano no está hecho para vivir en una sociedad de masas y anónima como la nuestra.

No existen normas de validez universal, cada persona puede intentar vivir su vida de la manera que desea pero eso es muy difícil hoy

P. ¿Somos todavía cazadores recolectores?

R. Seguimos siéndolo. Pensemos que durante 200.000 años hemos vivido en contacto con la naturaleza y en pequeñas comunidades de un máximo de 50/150 individuos en las que todos se conocían entre sí. Ese tipo de vida social ha desaparecido hoy y eso es un problema fundamental para nosotros.

P. ¿Pero por qué en lugar de buscar que el mundo se adapte a nosotros no es mejor cambiar nosotros? ¿No somos la especie más adaptable del planeta?

R. Esto ocurre de hecho con mucha frecuencia, que uno no pueda vivir intensamente sus fortalezas pero eso, repito, ocurre porque nuestra sociedad se ha uniformado completamente en el ámbito laboral. En el pasado existían artesanos, campesinos, comerciantes, y ahora el 70% trabajamos en el sector servicios. Personas que querrían ser músicos, valen para ello, y son camareros.

P. Según sus investigaciones acerca de la individualidad humana y aquello que nos hace distintos, ¿cuál piensa que sería el mejor modelo de sociedad? ¿Una sociedad que diera más importancia a la igualdad y apoyara con ayudas públicas a aquellos con menores capacidades o un origen social más bajo, o, por el contrario, una sociedad que privilegiara la libertad y el mérito en la que cada cual logre lo que se merezca?

R. ¡Esas es una pregunta demasiado grande! Tal vez me arrepienta pero uno solo puede vivir su individualidad dentro de una sociedad en la que todos se conocen, en la que sea aceptado con sus fortalezas y debilidades. Y aquí surge una cuestión política. Antaño todas las necesidades se veían satisfechas en el seno de nuestras pequeñas sociedades. Enfermabas y se ocupan de ti. Hoy tenemos la sanidad pública, al Estado. Es decir, hemos externalizado nuestra supervivencia y eso es un problema porque hemos acabado convirtiéndonos en totalmente dependientes tanto del Estado como de la economía. La pesadilla podría llegar con un apagón de una semana sencillamente. Asumimos que el Estado y la economía van a seguir funcionando siempre como hasta ahora y yo no estoy seguro. ¿Rajoy se encargará? No, no podrá.

Los niños observan más las fortalezas de sus congéneres, quién corre más rápido y las niñas muestran una jerarquía plana y social

P. La psicóloga cognitiva Judith Rich Harris defiende en su obra una hipótesis muy polémica: los padres hacen muy poco o nada por la educación de sus hijos, mucho menos que sus compañeros de juegos a los que se acaban pareciendo.

R. Conozco a Judith Rich Harris y los padres no influyen nada... en sus hijos adolescentes. Le hago un pequeño croquis aunque lo puede encontrar también en mi libro

[Largo traza un eje de coordenadas. En la vertical señala la edad creciente de los hijos, en la vertical la influencia de sus padres. Ese apego es fuerte al principio cuando los niños son pequeños y va disminuyendo hasta que prácticamente desaparece en torno a los 15 años sustituido por los compañeros y, finalmente, por la pareja].

placeholder Gráfico publicado en 'Individualidad humana'. (Debate)
Gráfico publicado en 'Individualidad humana'. (Debate)

P. Por último, ¿cuál es su experiencia como pediatra respecto a la afirmación de que los hombres y mujeres son diferentes por razones biológicas y que, por ello, trabajamos en cosas diferentes y nos ocupamos también de los hijos de forma diferente? ¿Cuál es la experiencia de sus estudios sobre la brecha entre los sexos? ¿Diría, por ejemplo, que los niños son “naturalmente” agresivos y técnicos y las niñas empáticas y humanistas?

R. He investigado mucho esto y las diferencias se aprecian claramente en torno a los dos años en el comportamiento, en el habla, en el juego... Las niñas juegan más con muñecas, es así, les dan de comer, etc. Yo puse por ejemplo un hornillo como experimento. Las niñas se acercaban a cocinar en él mientras que los niños lo que querían era comprobar cómo funcionaba. Estas diferencias comienzan muy temprano, como digo, y en los años siguientes apreciamos una especie de jerarquía entre los niños. Los grupos de niños observan más las fortalezas de sus congéneres, quién corre más rápido, quién puede subir a un árbol, quién puede hacer el coche más grande con piezas de lego, y los grupos de niñas muestran sin embargo una jerarquía plana que se rige por criterios sociales.

P. ¿No es buena idea entonces, para educar en la igualdad, darle muñecas a los niños y coches a las niñas?

R. No funciona, existen estudios al respecto. Y cuando comprobamos el resultado por ejemplo entre padres solteros y madres solteras que educan a sus hijas... no hay ninguna diferencia, a esas niñas les interesa lo mismo. Ahora bien, me gustaría añadir un comentario político. El sistema que tenemos hoy está basado en un principio masculino de la competencia por el poder y eso es algo, salvo excepciones, de lo que carecen las mujeres. Y de lo que carece hoy nuestra sociedad es de la seguridad social y emocional en las que las mujeres son mucho más competentes. Por eso en Suiza llevo quince años diciendo que las mujeres deberían fundar un partido de mujeres para cambiar la sociedad. Y los hombres, como usted... tal vez puedan ayudar.

En el mundo hay personas altas y bajas. Vaya cosa, ¿no? También hay gente con mejores o peores destrezas cognitivas y sociales. Y esa realidad, tan evidente como la estatura, nos hace sin embargo rechinar los dientes. Si el niño tarda en aprender a leer, o no le entran las matemáticas, se le trata de perezoso y se intenta que alcance al resto. Tan bienintencionada actitud es un error. Dada la extraordinaria diversidad de caracteres humanos, la mejor regla para el maestro es lograr que cada alumno despliegue en libertad su particular potencial. De tan sencilla conclusión pedagógica se siguen sin embargo consecuencias extraordinarias, como argumenta el pediatra suizo Remo H. Largo (Winterthur, 1943), cuyas investigaciones sobre el paso de la infancia a la edad adulta mundialmente reconocidas divulga con pasión y originalidad en su último libro en español: 'Individualidad humana. Qué nos hace diferentes y cómo aprovecharlo' (Debate).

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