Es noticia
'Zoolander 2', más cerca de Torrente que de Instagram
  1. Cultura
  2. Cine
el regreso

'Zoolander 2', más cerca de Torrente que de Instagram

Ben Stiller vuelve a su personaje de culto, Zoolander, en una secuela que tiene su gran baza en una despampanante Penélope Cruz y en los cameos de otras estrellas

Foto: 'Zoolander 2'.
'Zoolander 2'.

A Justin Bieber lo matan. No, no se trata de ningún 'spoiler'. En el tráiler de este hipertrofiado 'spoof' de las superproducciones de Hollywood llamado 'Zoolander 2' ya se veía cómo persiguen y asesinan al niño guapo de la música pop estadounidense. Acto seguido, y para regocijo de las carpeteras de turno, el joven se hace un 'selfie' de instagramer emulando esa mirada 'acero azul' que hace tres lustros, haciendo gala de una gran capacidad visionaria, inmortalizó Ben Stiller en su 'Zoolander', esa pequeña película que se estrenó en la Norteamérica post-11-S. Tras su fracaso estrepitoso, el DVD y la televisión la convirtieron en objeto de culto para gente tan dispar como Terrence Mallick, que asegura saberse de memoria diálogos enteros.

La secuencia de Bieber con la que abre 'Zoolander 2' es prometedora: su mofa de los filtros de Instagram que utiliza el ídolo 'teen' actualiza la parodia en la que se fundamentaba la primera película. Si en aquella el objeto de burla era el superficial mundo de las pasarelas, Ben Stiller parece decirnos, en los primeros minutos de su nueva criatura, que la estupidez 'fashion' se ha viralizado y ahora reside en el bolsillo de cualquiera que tenga un móvil y esté presente en una red social. Vamos, que Zoolander, en esta nueva década a golpe de Twitter, somos todos.

Sin embargo, el disfrute del sarcasmo inicial dura poco, ya que la película va avanzando a trompicones en una trama tan enredada y tan vacía a la vez que produce dolor de cabeza y sonrisas con cuentagotas. Ben Stiller y Owen Wilson vuelven a encarnar a esos dos heterodoxos iconos de la moda, pero ahora tienen que recuperar su fama en una Roma que habría soñado cualquier director de película de James Bond y al lado de una neumática Penélope Cruz. Los protagonistas también tienen que salvar al hijo del primero de un ritual que haría morirse de risa (o de pena) al Spielberg de 'Indiana Jones y el templo maldito'. Por el trillado camino se difumina el revelador inicio. De la parodia del egocentrismo de redes sociales se pasa a la de la hipérbole hollywoodiense y no faltan, por tanto, las exageradas cámaras lentas, las estruendosas tomas aéreas de la ciudad eterna o esa música 'cool' pegada como una lapa a las escenas de acción.

Lo que en la primera entrega era experimentación, aquí se torna en gag prefabricado que, lamentablemente, pocas veces tiene gracia. Al igual que en la saga 'Ocean's Eleven', en la que la galería de estrellas protagonistas parecían estar pasándoselo en grande mientras que en el espectador reinaba el bostezo, 'Zoolander 2' parece ser demasiado autoconsciente de su supuesto sentido del humor. El propio Ben Stiller confesaba en varias entrevistas que si en la primera película le costó encontrar 'celebrities' que se prestasen a realizar un cameo, en esta ocasión todas ellas se pegaban tortas por aparecer. Y así es como, a lo 'Torrente', en la película aparece todo el 'quién es quién' del mundo de la moda en unos planos tan aislados y con un montaje tan chapucero que los operadores de cámara lo mismo podrían haber grabado a Anne Wintour o a Valentino en su casa o en Siberia.

sí, al igual que en 'Torrente', el empacho audiovisual provoca que el espectador se convierta en un 'caza cameos', a la búsqueda de quién será el siguiente famoso que aparecerá en pantalla. Es fácil saber por qué lo que en 2001 tenía gracia ya no la tiene. En los años que van del primer al segundo 'Zoolander', el mundo de la moda (y el de una sociedad que cada vez se parece más a este) ya es lo suficientemente paródico en sí mismo como para necesitar de burlas ajenas. A eso hay que añadir la que quizás es la gran tragedia de esta comedia: que las hipérboles 'fashion' que nos hacían reír entonces ya no lo hacen. Al fin y al cabo, forman parte de un día a día cargado de 'selfies' y vidas paralelas al otro lado de la red.

A Justin Bieber lo matan. No, no se trata de ningún 'spoiler'. En el tráiler de este hipertrofiado 'spoof' de las superproducciones de Hollywood llamado 'Zoolander 2' ya se veía cómo persiguen y asesinan al niño guapo de la música pop estadounidense. Acto seguido, y para regocijo de las carpeteras de turno, el joven se hace un 'selfie' de instagramer emulando esa mirada 'acero azul' que hace tres lustros, haciendo gala de una gran capacidad visionaria, inmortalizó Ben Stiller en su 'Zoolander', esa pequeña película que se estrenó en la Norteamérica post-11-S. Tras su fracaso estrepitoso, el DVD y la televisión la convirtieron en objeto de culto para gente tan dispar como Terrence Mallick, que asegura saberse de memoria diálogos enteros.

Críticas de cine Películas