"La transición cubana está ocurriendo en pleno divorcio entre democracia y mercado"

Korda, Cartier-Bresson, Ernesto Guevara… La revolución cubana no sería la revolución cubana sin los fotógrafos que la inmortalizaron y convirtieron en icono. Un imaginario tan potente que obligó al arte cubano posterior a exprimirse las neuronas para crear un lenguaje propio. Es lo que el ensayista y comisario de arte Iván de la Nuez (La Habana, 1964) cuenta en Iconocracia, exposiciónque podrá verse a partir del viernes en Artium.

De la Nuez, autor de libros como El comunista manifiesto y El mapa de la sal y especialista en las contradictorias relaciones artistico-políticas entre Occidente, Cuba y el antiguo bloque del Este, analiza en esta entrevista las claves de Iconocracia y de latransición cubana.

PREGUNTA. ¿Qué significado tiene el término “Iconocracia” aplicado al contexto cubano?

RESPUESTA. La revolución cubana no tuvo un libro fundador, ni expandió estatuas de los líderes por todo el país, como los soviéticos, lo que sí tuvo fue la fotografía para expandir el imaginario de ese tiempo y para conectar ese proyecto al resto del mundo.

P. ¿Cuáles son las luces y las sombras de la iconografía asociada a la revolución?

R. Cuando una iconografía de esa magnitud se proyecta sobre la gente todos los días, a toda hora, llega a ser cegadora, porque llega el momento que la cotidianidad la hace invisible. Lo que para los padres fue conquista se convierte en tedio para los hijos y no digamos ya los nietos, lo que fue original acaba siendo letanía. Y lo que expresaba revolución se convierte en vida cotidiana.

Una pieza de Reynier Leyva Novo cuyo título es Revolución una y mil veceslo describe perfectamente. Cuando lo abres, lo que contiene es exactamente eso: la palabra"Revolución", escrita mil y una vez.

'Lo que para los padres fue conquista se convierte en tedio para los hijos y no digamos ya los nietos, lo que fue original acaba siendo letanía'

P. ¿Cuáles han sido las mayores dificultades de la fotografía posterior para desbordar la tradición de la iconografía revolucionaria? ¿Lo logró?

R. Aunque "Iconocracia" es un término que apunta a la dictadura de las imágenes, en la exposición más bien funciona como un ecosistema de poder y contrapoder. Están las imágenes del poder, pero también el poder de las imágenes y su venganza. En ese sentido, más que en la "Iconoclastia", la exposición se enfoca en la "Iconofagia", un proceso de gestión, pero también de digestión de ese imaginario revolucionario. De algún modo, muchos artistas intuyen que una iconografía tan potente como la de los años 60, con la alta efectividad de todos aquellos fotógrafos –Corrales, Korda, Noval, Salas, Cartier-Bresson, Burri, Menese- agotó cualquier intento de construcción iconográfica por ese camino y estilo, así que le han dado la vuelta. Por su parte, la oposición y el exilio cubano no han conseguido una iconografía de esa envergadura, ni han logrado conectar su imaginario con el mundo.

'La oposición y el exilio cubano no han conseguido una iconografía de esa envergadura, ni han logrado conectar su imaginario con el mundo'

P. ¿Cómo refleja el arte cubano el fin de la guerra fría?

R. El arte cubano de las cinco últimas décadas se ha desarrollado en una singularidad y la ha sabido aprovechar. Ha sido occidental, caribeño, latinoamericano… pero también parte del mundo comunista y de la órbita soviética, por lo tanto ha sido un arte inmerso en la guerra fría, en sus contradicciones y, desde luego, en su ecosistema de imágenes.

P. ¿Está demasiado agotado el capitalismo como para cumplir su misión histórica de gestionar la transición cubana?

R. El capitalismo, o como quiera que se llame este sistema de oligarquía especulativa, está bastante agotado, pero más agotada aún está la democracia. Lo que ha triunfado como modelo global es el modelo chino, con grandes cotas de capitalismo y también de autoritarismo. El divorcio creciente de mercado y democracia. Ese es el mundo en que se va a desarrollar eso que llaman la transición cubana y que para mí está ocurriendo hoy, no mañana ni pasado mañana.