El nuevo INAEM arranca con cifra récord: tres dimisiones en menos de dos meses

Montserrat Iglesias cumple estos días dos meses como responsable del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y no hay constancia de un aterrizaje tan alborotado en la dirección con más presupuesto de la Secretaría de Estado de Cultura. Este periódico informaba de la intención de la antigua programadora cultural del Instituto Cervantes de fichar “saltándose las normas” a Juan Bravo, subsecretario de Justicia con Alberto Ruiz-Gallardón.

El puesto que ocuparía sería la Secretaría General del INAEM (el brazo ejecutor de las cuentas), si el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas termina cediendo a las presiones del Partido Popular y colocando a un funcionario que por categoría no está capacitado para ese puesto. La Asociación de funcionarios del cuerpo superior de administradores civiles del Estado ha visto en el movimiento un caso de nepotismo.

Bravo entraría en el puesto deRosario Gálvez, funcionaria del cuerpo superior de administradores civiles del Estado y cinco años al frente de la Secretaría General, trabajando con dos directores del INAEM de dos gobiernos diferentes (Félix PalomeroyMiguel Ángel Recio). Este periódicopublicó el pasado 20 de noviembreque la nueva directora cesó a Rosario Gálvez y al subdirector general de personal,José Manuel Cuevas, por “la mala gestión” en la crisis del Coro Nacional, declarado en huelga todavía.

Las fuentes oficiales del INAEM que comunicaron los ceses al periódico transmitieron una información errónea, que El Confidencial no ha podido desmentir hasta este momento, puesto que los dos funcionarios implicados prefirieron mantenerse al margen de la polémica. Fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte han facilitado los documentos que prueban la dimisión de ambos cargos.

La nueva versión del INAEM

Los expedientes, con firmas de Gálvez y Cuevas del 21 de noviembre y fechados cuatro días después en el registro del Ministerio, manifiestan la “voluntad de renunciar al desempeño del citado puesto”. “Por motivos personales”. Los escritos están dirigidos al Secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y al Subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo.

El Confidencial ha vuelto a ponerse en contacto con el INAEM -dos semanas después de la información de los supuestos ceses-, para saber si la dirección mantenía todavía esta versión. Sin embargo, algo ha cambiado: “Cese sólo se ha producido uno, el de Gálvez. Cuevas, no”. Tampoco admiten el término dimisión, y con estas pruebas documentales queda aclarada la voluntad de ambos funcionarios de abandonar su puesto tras la llegada de la nueva directora.

Sin embargo, no han sido las dos únicas marchas de la casa “fuerte” del extinto Ministerio de Cultura. La funcionaria que desempeñaba el cargo de adjunta a la Secretaria General también ha decidido abandonar su puesto esta semana, tal y como han informado fuentes del INAEM a este periódico.

Fuga de cerebros

Las marchas suponen una fuga de cerebros que deja completamente paralizado al organismo en la gestión, hasta que no sea nombrado el nuevo responsable de la Secretaría General. En los planes del PP, la recién nombrada Directora general de función pública, Elena Collado, debería haber convencido ya a la responsable de la Secretaría del Estado de Presupuestos y Gastos, Marta Fernández Currás, para ejecutar el nombramiento de Juan Bravo.

Iglesias apagó el fuego momentáneamente de los parones del Coro Nacional, con la promesa de que en la próxima oferta de empleo público (en marzo) el Coro se verá dotadodenuevas plazas. Sin embargo, en los últimos seis años el INAEM ha contratado, gracias al visto bueno del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas,9 plazas para la Orquesta Nacional, entre tantas otras demandas de plazas.