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La gran mentira de los Rolling Stones
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La gran mentira de los Rolling Stones

El grupo llena y revoluciona el Santiago Bernabéu en la que muchos dicen que será su última gira

¿Última gira? Con los 71 años que cumplirá a finales de julio Mick Jagger, es mentira apresurarse a decir que esta será la última vez que se vea en España a los Rolling Stones. Este miércoles pasó como un huracán por el Santiago Bernabéu el grupo británico más afamado del mundo: Ron Wood conjuntando sus Nike rojas y su chaqueta roja, Keith Richards y sus Nike verdes con su chaqueta verde, Jagger y sus Nike negras que pegaban con... todo, y Charlie Wattsjunto a su camiseta amarilla que iba untada a su sonrisa incaducable. La carta de presentación no defraudó al público de Madrid que se entregó desde el principio en el show más caro de la historia de la ciudad, con una media de entradas de más de 120 euros para ver a cuatro tipo que suman 280 años.

Quizás resulte extraño ver al 'stoniano' Johnny de Burning y a Andrés Calamaro entre el público, o a Leiva, vocalista del grupo Pereza, en el escenario, pero así comenzó la noche del 25 de junio en la que los Rolling Stones convirtieron el Santiago Bernabéu en una olla en la que se mezclaban ingredientes de exclusividad con un rock de barrio, el de fans que suspiraban por saborear míticos acordes con otros que preferían guardar el momento en una imagen para alardear frente a sus vecinos. Para muchos, la mayoría, eso significa Rolling Stones: una industria que está de moda. ¿Y merece la pena pagar una media de 120 euros por ellos para verlesen un estadio, donde el sonido siempre dejará insatisfecho a muchos? Cada uno que responda.

Dejando de lado el famoso icono del lametazo, la puesta en escena de los actuales Rolling se apoyaen la figura única y eléctrica de Mick Jagger. A Keith Richards la fama le precede pero en el escenario la sombra de Wood cubre parte de su presumido protagonismo. En ningún caso comparable con la del mencionado vocalista e inspirador de tantas aventuras: Jagger hace y deshace. Se desmonta, pone y quita chaquetas como cualquier cosa y menea su esqueleto como si de un videoclip de los 70 se tratara... Se mueve y engancha al público igual que hace décadas. Acapara los focos y, sin duda, es uno de losgrandes tesoros intactos de nuestros días.El actual estado de forma del frontman de los Stones hace ridículo el pensamiento de una retirada o abandono, salvo que sea por aburrimiento. La edad no parece ser un argumento suficiente. Este sí que llega para el siguiente Mundial...

Pocas veces un vocalista es capaz de agitar al público como Jagger, quizás un discípulo suyo como Steven Tyler de Aerosmith. Los Rolling Stones, pese a sus modernos escenarios y vestimentas, perforan raíces con sus arcaicos movimientos de épocas pasadas, típicos de una banda de rock orgullosa de mostrar unos principios que aprovecha para obtener suculentos e inimitablesresultados económicos.

No hay nada comparable a ellos y a los más de 6 millones de euros que generan en cada actuaciónde este tipo, si acaso AC/DC, U2, Bon Jovi o Bruce Sprinsgsteen se les podría aproximar en caché, pero en escenatienensu propio estilo. Ese que les ha conducido a hacer que este miércoles botaran 54.000personas en el Bernabéu durante 2 horas y 15 minutos y, a la vez, hacer pensar que su energía está próxima a agotarse... sólo por su edad. Qué gran mentira.

¿Última gira? Con los 71 años que cumplirá a finales de julio Mick Jagger, es mentira apresurarse a decir que esta será la última vez que se vea en España a los Rolling Stones. Este miércoles pasó como un huracán por el Santiago Bernabéu el grupo británico más afamado del mundo: Ron Wood conjuntando sus Nike rojas y su chaqueta roja, Keith Richards y sus Nike verdes con su chaqueta verde, Jagger y sus Nike negras que pegaban con... todo, y Charlie Wattsjunto a su camiseta amarilla que iba untada a su sonrisa incaducable. La carta de presentación no defraudó al público de Madrid que se entregó desde el principio en el show más caro de la historia de la ciudad, con una media de entradas de más de 120 euros para ver a cuatro tipo que suman 280 años.

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