Madres británicas declaran la guerra al sexismo en la literatura infantil
¿Por qué las niñas no pueden leer libros de piratas y los niños libros de hadas? Padre ingleses se movilizan para acabar con los arquetipos de los libros infantiles
En las sociedades occidentales, donde en teoría hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades profesionales y educativas y no hay divisiones de género, la realidad es, a todas luces, sexista y las divisiones quedan marcadas desde la infancia. Las tiendas de ropa aún dividen sus secciones de niños y niñas en rosas y azules y las librerías ofrecen libros de princesas para ellas y libros de aventuras para ellos. Si el mundo aspira a que hombres y mujeres se sientan realmente iguales ante los retos de la vida, la educación es una herramienta esencial puesto que el trabajo para romper clichés de género debe comenzar cuando somos niños.
La literatura infantil debería de ser una de las armas para combatir ese tipo de diferenciaciones o al menos así lo cree un grupo de padres que acaba de lanzar una campaña en el Reino Unido bajo el título Let books be books (Permítamos que los libros sean libros) cuyo objetivo es que tiendas y editores eliminen las diferencias de género (Para niños/Para niñas) con las que a menudo clasifican sus publicaciones infantiles tanto en las portadas como en los expositores.
Los niños deberían tener la libertad de leer o colorear libros sobre robots, hadas, piratas o flores, sin que los editores les digan lo que tienen que escoger
"Cada niño es diferente y tiene sus propias predilecciones. No tiene sentido empujar a niños y niñas hacia secciones diferentes en las librerías. Creemos que los libros son para todos. Los niños deberían tener la libertad de leer o colorear libros sobre robots, hadas, piratas o flores, sin que los editores les digan lo que tienen que escoger".
Esta es una de las claves de una campaña que firman padres como Tricia Lowther, que hace dos años lanzó junto a otros padres una petición vía www.change.org con el objetivo de presionar para que las tiendas de juguetes y los productores también eliminaran las diferencias de género de sus productos y de sus expositores.
Aquella campaña no consiguió más de 13.000 firmas pero hizo el suficiente ruido como para que grandes superficies como Toys Ur us, Tesco y una docena de tiendas más se comprometieran a eliminar las categorizaciones de género de sus estantes.
No se trata de que los niños jueguen a las cocinitas y las niñas con juegos de química sino de que tanto ellos como sus padres puedan escoger sin que haya presiones externas
Su petición incluso llegó a ser discutida por el parlamento británico, donde encontró el apoyo de varios diputados, la mayoría mujeres, como Chi Onwurah, quien captó muy bien el mensaje: “No se trata de que los niños jueguen a las cocinitas y las niñas con juegos de química sino de que tanto ellos como sus padres puedan escoger sin que haya presiones externas” dijo en el congreso, una frase que también puede aplicarse a los libros.
Ahora, la campaña Let books be books, que ha conseguido 3.000 firmas en diez días, aspira a conseguir el mismo efecto en las librerías. Waterstone’s, la cadena más grande del Reino Unido, ya ha anunciado que retirará las etiquetas de género de sus displays y editores como Usborne han dicho que no editarán más libros con la palabra "para niños o niñas" en su portada.
La pela es la pela
Sin embargo, ha habido editores que alegando motivos económicos han rechazado la iniciativa. La editorial Buster Books publica una serie muy popular en Reino Unido que en su versión femenina tiene una portada rosa y se titula “The beautiful girls colouring book” y en su versión masculina es azul y dice “The brilliant boys colouring book”.El estereotipo niñas bellas/niños brillantes queda así marcado a fuego desde un inocente libro para colorear. Aunque la palabras "brillante" y "bonito" se refieran al libro y no a los niños el mensaje subliminal parece más que evidente.
"Se venden tres veces más copias de los libros clasificados por género que de los que tienen género neutro", aseguró en el diario The Guardian Michael O’Mara, dueño de la editorial. "Hoy se venden muchísimos libros en Amazon y cuando la gente busca un regalo escriben en su buscador 'regalo para niño' y entonces aparecen un montón de libros con la palabra 'niño' en el título. Esa es una de las principales razones por las que los editores clasifican con ‘niño’ o ‘niña’ sus publicaciones”.
Entre quienes han abrazado la campaña con entusiasmo están escritores dedicados al género infantil y juvenil como Pippa Goodhart, Malorie Blackman, Philip Pullman o Laura Dockrill, quien ha dicho: "Los niños deberían tener el derecho a elegir su propia literatura y nosotros deberíamos apoyarles para que amplíen sus intereses en lugar de reducirlos. Es de ignorantes, retrógrado y muy feo hacer que nadie renuncie a la bella libertad y al escapismo de la mente que nos ofrece la lectura por puro placer".
En las sociedades occidentales, donde en teoría hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades profesionales y educativas y no hay divisiones de género, la realidad es, a todas luces, sexista y las divisiones quedan marcadas desde la infancia. Las tiendas de ropa aún dividen sus secciones de niños y niñas en rosas y azules y las librerías ofrecen libros de princesas para ellas y libros de aventuras para ellos. Si el mundo aspira a que hombres y mujeres se sientan realmente iguales ante los retos de la vida, la educación es una herramienta esencial puesto que el trabajo para romper clichés de género debe comenzar cuando somos niños.
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