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Turner, vida y milagros del rey de los naufragios
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Londres expone la obra de un icono del XIX

Turner, vida y milagros del rey de los naufragios

El Museo Nacional Marítimo de Londres revisa los célebres cuadros de J. M. W. Turner sobre el poder destructivo del mar

Foto: El 'Naufragio' de Turner
El 'Naufragio' de Turner

Al menos una vez en la vida merece la pena sumergirse en los mares enfurecidos del pintor británico J. M. W. Turner (1775-1851). Y tener la fortuna de ver una selección de los mejores que pintó a lo largo de su carrera no ocurre con frecuencia. Hasta el próximo 21 de abril la oportunidad la brinda el Museo Nacional Marítimo de Londres, organizador de la exposición Turner y el Mar. Situado en el idílico pueblo de Greenwich, en el sureste de Londres, el mayor museo del mundo dedicado a la navegación ya merece de por sí una visita pero ahora que Turner es el excepcional invitado nadie que pase por la ciudad debería perderse el espectáculo de ver juntos los cuadernos de bocetos del pintor y su transformación en lienzos como Naufragio, Balleneros o La batalla de Trafalgar.

De las casi 200.000 obras que forman su cuantioso legado se calcula que más de dos tercios están centrados en el mar, por cuyo poder destructivo Turner sentía verdadera fascinación. Y pese a que es de sobra conocida la inmensa producción que este artista le dedicó a paisajes donde las olas y los barcos son el sujeto primordial, esta exposición, comisariada por Christine Riding, es la primera que se le dedica en exclusiva a esta parte de su producción.

Sus obras sobrecogen por ese contraste entre el movimiento imparable del océano y la lucha de los hombres por sobrevivir a su dramática embestida

Pocos naufragios resultan tan estremecedores como los que abren esta muestra, pintados al principio de su carrera, donde ya quedó bien clara su excepcional capacidad para jugar con la luz. Los cuadros Naufragio (1805) o El muelle de Calais (1803) sobrecogen por ese contraste entre el movimiento imparable del océano y la lucha de los hombres por sobrevivir a su dramática embestida.

Pero a Turner no sólo le atraían las olas encolerizadas bajo cielos amenazadores cargados de luces y sombras. En la exposición, que incluye más de un centenar de obras, también puede verse el interés que sentía Turner por la relación del hombre con el mar, plasmada en obras como Sol naciente en la bruma (1807), donde se ve a un grupo de pescadores en la playa tras la pesca o Transportistas de carbón en gabarras descargando de noche al claro de luna (1835). También están algunas de sus marinas más serenas y célebres, como o El valeroso Temeraire remolcando a su último fondeadero(1838)o el espectacular amanecer de Venecia, ladogana y San Giorgio Maggiore(1834).

placeholder 'Venecia, la dogana y San Giorgio Maggiore'

En la exposición falta espacio y las obras están un poco abigarradas pero es un mal menor, sobre todo cuando se entra en la sección titulada Imaginando el mar, donde se han reunido múltiples acuarelas y cuadernos de bocetos en los que se percibe la magia de Turner sentado frente al océano y plasmando en carboncillo, a lápiz o con pasteles escenas marinas donde la imaginación del artista y la realidad de las islas británicas, con toda su variedad costera, se mezclaron de forma portentosa.

Su talento le llevó a convertirse en el artista más admirado de su generación en Gran Bretaña

Fueron precisamente la acuarela y el grabado –del que también hay una pequeña muestra, en concreto varias obras de su célebre serie Liber Studiorum- las primeras herramientas que probó Turner, cuya carrera arrancó en su temprana adolescencia y cuyo talento le llevó a convertirse en el artista más admirado de su generación en Gran Bretaña.

Miembro de la Royal Academy de Londres desde los 14 años, a principios del siglo XIX sus óleos ya se había convertido en uno de los espectáculos más celebrados de su país y pronto comenzaron a aparecer imitadores. Hacia 1820, cuando su hegemonía como pintor estrella era indiscutible, emergió una nueva generación de artistas dedicados a las marinas, lo que provocó un cambio radical de estilo en Turner. Una pequeña parte de la muestra se le dedica a estos pintores, entre los que se ha incluido a su contemporáneo Constable. Además hay otra sección dedicada a los franceses y holandeses del siglo XVIII, cuya tradición pictórica influyó en su estilo inicial.

Marinas perfectas

Sorprendentemente no hay cuadros de Jacob van Ruisdael, quizás su pintor más admirado y al que le dedicó dos obras presentes en esta muestra cuyos nombres Puerto Ruysdael(1827) yFishing boats bringing a disabled ship into Port Ruysdael(1844) dan cuenta de la admiración que Turner profesaba hacia un pintor para el que inventó un puerto con su nombre que ha pasado a la historia a través de sus cuadros. Según John Ruskin, el crítico de arte más célebre de la era victoriana, el segundo cuadro es “una de las marinas más perfectas de la historia del arte”.

La muestra cierra con una decena de óleos tardíos entre los que figuran cuadros imprescindibles como Balleneros(1845),una obra que según cuenta la leyenda inspiró a Herman Melville para escribir Moby Dick. La modernidad de los cuadros que Turner pintó durante su vejez sorprende hoy y descolocó entonces a sus contemporáneos, que incluso creyeron que la disolución de las formas presente en obras como Tormenta de nieveo Seascape with storm coming onambos de 1840, se debía a que el artista comenzaba a rayar la demencia y consideraron que muchos de sus cuadros de esa época quedaron inconclusos.

placeholder 'Seascape with distant coast o Waves breaking against the wind'

Sin embargo, vistos desde la perspectiva actual, cuadros como Seascape with distant coasto Waves breaking against the wind(también de 1840) resultan de una modernidad desconcertante y colocan a este artista en la vanguardia de la creación años antes de que la primera de las vanguardias oficiales, el impresionismo, hiciera su irrupción.

Este año Turner también volverá a estar de actualidad en septiembre, cuando el museo Tate Britain inaugure una amplia muestra dedicada a la producción de los últimos quince años del pintor. Late Turner: Painting Set Free podrá verse desde el 10 de septiembre hasta el enero de 2015.

Al menos una vez en la vida merece la pena sumergirse en los mares enfurecidos del pintor británico J. M. W. Turner (1775-1851). Y tener la fortuna de ver una selección de los mejores que pintó a lo largo de su carrera no ocurre con frecuencia. Hasta el próximo 21 de abril la oportunidad la brinda el Museo Nacional Marítimo de Londres, organizador de la exposición Turner y el Mar. Situado en el idílico pueblo de Greenwich, en el sureste de Londres, el mayor museo del mundo dedicado a la navegación ya merece de por sí una visita pero ahora que Turner es el excepcional invitado nadie que pase por la ciudad debería perderse el espectáculo de ver juntos los cuadernos de bocetos del pintor y su transformación en lienzos como Naufragio, Balleneros o La batalla de Trafalgar.

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