Es noticia
La sonrisa torcida de Franz Ferdinand
  1. Cultura
el grupo estrena 'Right Thoughts, Right Words, Right Action'

La sonrisa torcida de Franz Ferdinand

El grupo escocés regresa tras cuatro años con un disco agridulce que parece esconder una despedida, casi una década después de su explosivo debut

Foto: Franz ferdinand in concert
Franz ferdinand in concert

Repasemos el año 2004 a cámara rápida. Imágenes de un monstruoso tsunami barriendo la costa de Indonesia se confunden con otras igualmente horrorosas, las de una estación de Atocha en Madrid dominada por la confusión y el caos. Aznar sale, entra Zapatero. Bush es reelegido. En algún lugar de la universidad de Harvard, Mark Zuckerberg da forma a la primera versión de Facebook, que en febrero de ese año contaba con apenas 650 miembros. Tras la resaca del “No a la guerra” de la edición de 2003, Te doy mis ojos de Iciar Bollaín arrasa en la gala de los Goya. Muere Christopher Reeve, el verdadero hombre de acero, pero lo que realmente da la vuelta al mundo es el pezongate protagonizado por Janet Jackson en el intermedio de la Super Bowl. También se despiden para siempre Marlon Brando, Ray Charles, Ronald Reagan y Susan Sontag. Stop. ¿Les parece que ha pasado una eternidad? Pues imaginen en el mundo de la música pop, donde todo nace, crece y envejece prematuramente y lo que ayer fue tendencia, hoy solo genera desinterés, cuando no es directamente relegado al olvido.

En aquel 2004, cuatro escoceses tan bien vestidos como afeitados publican su debut homónimo, Franz Ferdinand, y en cuestión de semanas el mundo entero literalmente sufre el contagio de este virus procedente de Escocia. Imposible resistirse a temas como Jaqueline, This Fire y Take Me Out, capaces de hundir cualquier sala de conciertos. Y quien los ha visto en directo sabe lo bien engrasados que se mueven sobre un escenario, lo que ha jugado siempre a su favor frente a otros. Ellos eran la respuesta escocesa a The Strokes, la versión dandy de The Libertines, la conexión en pleno siglo XXI con el punk elástico y saltarín de maestros como Talking Heads o Gang of Four. Los ferdinands estaban en el momento y el sitio adecuados, tenían la coartada artística necesaria (ahí está el artwork característico del grupo, que evoca al trabajo de las vanguardias rusas, y la conexión de algunos de ellos con la escuela de arte de Glasgow) y lo que es más importante, la energía para componer un montón de canciones perfectas que ni ellos mismos han conseguido superar. Tampoco en 2013, casi diez años después de aquella explosión inicial, cuando se han decidido a entregar un cuarto álbum que suena a… bueno, que suena tan a Franz Ferdinand como los tres anteriores. ¿Esperábamos otra cosa? ¿Esperábamos realmente otro disco de Franz Ferdinand a estas alturas?

Ahora nos hemos enterado que el grupo estuvo al borde de la separación en 2009 por pura presión, tras la publicación del conceptual Tonight, un álbum que fue un intento desesperado del grupo por encontrar un nuevo lenguaje sin alejarse demasiado de lo hecho previamente. Lo ha dicho Alex Kapranos esta semana en una entrevista con ‘The Observer’, rebotada por medios de todo el mundo. Tampoco hubiera sido tan raro. Hoy queda poco de aquella escena revivalista que, al igual que la original, surgió a ambos lados del Atlántico. Y los que aún están en activo son observados con la ceja levantada (con la excepción de Arctic Monkeys, que parecen haber encontrado su propio camino al margen de modas): cuando James Murphy decidió enterrar su proyecto LCD Soundsystem parecía claro que no había mucho más que añadir a lo ya dicho.

Entre el optimismo y el cinismo

En realidad, Franz Ferdinand no solo lo siguen teniendo muy complicado para superar un debut como aquel (¡que duraba poco más de media hora!), sino que el margen de acción del grupo es escaso. Digamos que solo saben hacer una cosa y, eso sí, lo que hacen lo hacen realmente bien. Right Thoughts, Right Words, Right Action es, en este sentido, un disco continuista, que los críticos podrán valorar tranquilamente con un notable y que permitirá a sus fans vivir un agradable déjà vu. La diferencia radica en que Kapranos y los suyos están ya instalados en los treintaytantos, algunos en los treintaymuchos, y parece inevitable que incluso ellos mismos se cuestionen hasta cuándo serán capaces de usar los mismos ganchos sin caer en la autoparodia. Lo contrario hubiera sido un ejercicio musical insoportable.

Alex kapranos frontman of the band franz ferdinand‘Right Thoughts…’ vive así dividido entre sus dos mitades, no sabe si reír un poco en plan histérico o si echarse a llorar, se debate entre el optimismo de siempre y el cinismo de quien sabe que el paso del tiempo no perdona a nadie. Hay temas que el grupo puede incluir en su repertorio sin que se noten las arrugas, como es el caso de Right Action y Love Illumination, las dos canciones lanzadas simultáneamente a modo de tarjeta de presentación y que remiten incluso estéticamente a su época dorada. En la primera, el grupo parece dar la bienvenida a casa a sus oyentes y les dice que todo sigue igual, que nada ha cambiado, que siguen aquí para hacernos felices los fines de semana como antes: “How can we leave you / To a Saturday night or a Sunday Morning? /Good morning. /This time, same as before, love you forever” o “¿Cómo podemos dejaros (puedo dejarte) / un sábado por la noche o un domingo por la mañana? / Buenos días. / Ahora, igual que antes, os queremos (te quiero)”.

De nuevo, los pies se mueven solos, queramos o no, aunque se ha perdido ya completamente la capacidad de asombro que generaban sus primeras composiciones, esos giros de timón que hacían que una misma canción escondiera varios tramos muy diferentes entre sí. El libro de estilo del grupo es seguido de forma fiel en otros temas que podríamos considerar de manual, ya se pongan en plan oscuros (la estupenda Evil Eye), melancólicos (Stand on the Horizon, que a su manera también es arriesgada: están a un paso de sonar blandos pero salen airosos del marrón) o un pelín más feroces de lo habitual (Bullet).

Un funeral sin flores

Más interesante son algunos tímidos arranques de originalidad, especialmente presentes en la segunda parte del disco, donde los teclados y los arreglos de electrónica piden más protagonismo, las letras se vuelven más incómodas y en el que todavía cabe la sorpresa. Ahí están la deliciosa Fresh Strawberries, tan naïf, aunque, ojo, de nuevo, con la letra, que tiene miga: “We are fresh strawberries / Fresh burst of red strawberries / Ripe, turning riper in the bowl / We will soon be rotten / We will all be forgotten / Half remembered rumours of the old”, es decir “Somos fresas frescas / Brote fresco de fresas rojas / Maduras, volviéndose más maduras en un bol / Pronto estaremos podridas / Todas seremos olvidadas / Medio recordadas por el rumor de lo antiguo”.

O la juguetona Treason! Animals “I’m the king of the animals / Self-crowned king of the trees and the animals / I’m a king so give me a crown / I am an animal / Give me an animal crown”, que quiere decir “Soy el rey de los animals / Autocoronado rey de los árboles y los animals / Soy un rey así que dadme una corona / Soy un animal / Dadme una corona animal /.

The Universe Expanded, influida por la ciencia-ficción y marcada por texturas inéditas en el grupo, es las más experimental del lote, siempre dentro del canon Franz Ferdinand (es decir, sin estridencias, todo en su sitio, todo correcto). Es en esta segunda cara del álbum donde parece que Kapranos mira más a Pulp, los Warm Jets de Brian Eno, The Smiths o Bowie, algunas de las influencias de un músico omnívoro, como demuestra su selección de discos favoritos para ‘The Quietus’, donde salta de Stravinski a Public Enemy sin despeinarse el flequillo. Por cierto, que Morrisey bien podría firmar gran parte de Goodbye Lovers & Friends, el agridulce cierre de este disco agridulce: un funeral imaginario sin música pop, sin flores ni poemas, sin sentimentalismos. Tan solo con la risa de aquellos con los que compartimos nuestro tiempo. La sonrisa torcida de alguien que te mira desde la tumba y que no necesita ser perdonado.

Repasemos el año 2004 a cámara rápida. Imágenes de un monstruoso tsunami barriendo la costa de Indonesia se confunden con otras igualmente horrorosas, las de una estación de Atocha en Madrid dominada por la confusión y el caos. Aznar sale, entra Zapatero. Bush es reelegido. En algún lugar de la universidad de Harvard, Mark Zuckerberg da forma a la primera versión de Facebook, que en febrero de ese año contaba con apenas 650 miembros. Tras la resaca del “No a la guerra” de la edición de 2003, Te doy mis ojos de Iciar Bollaín arrasa en la gala de los Goya. Muere Christopher Reeve, el verdadero hombre de acero, pero lo que realmente da la vuelta al mundo es el pezongate protagonizado por Janet Jackson en el intermedio de la Super Bowl. También se despiden para siempre Marlon Brando, Ray Charles, Ronald Reagan y Susan Sontag. Stop. ¿Les parece que ha pasado una eternidad? Pues imaginen en el mundo de la música pop, donde todo nace, crece y envejece prematuramente y lo que ayer fue tendencia, hoy solo genera desinterés, cuando no es directamente relegado al olvido.

El redactor recomienda