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"Es un error limitar con recortes a un sector estratégico como es el cultural"
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LA FALTA DE AYUDAS OBLIGA A VARIAR LA LÍNEA DE PROGRAMACIÓN DEL PRADO PARA CENTRARSE EN LA COLECCIÓN

"Es un error limitar con recortes a un sector estratégico como es el cultural"

UN CAPITÁN TRANQUILO Es lunes y el Prado tiene vida. Es un museo que no descansa,

Foto: "Es un error limitar con recortes a un sector estratégico como es el cultural"
"Es un error limitar con recortes a un sector estratégico como es el cultural"

UN CAPITÁN TRANQUILO

Es lunes y el Prado tiene vida. Es un museo que no descansa, aunque no corra el viento a su favor. La apuesta de Miguel Zugaza durante su primera década de mandato ha sido actualizar la gestión y administración de la pinacoteca, para favorecer sus fuentes de financiación. Parece que funciona: en 2011 pasó de ingresar poco más de cinco millones de euros de patrocinios a casi siete. Ahora, en 2013, primer año de su nueva era, una vez engrasado el motor de las cuentas, le toca el turno a la investigación. Intercala sus respuestas con las caladas de la templanza, mientras le pone cara al museo del futuro. Apuesta por la calidad y la honradez con el visitante. Dice que la falta de dinero ha conseguido reducir la velocidad de su nave y que le viene bien. Tal y como lo dibuja será una institución que evitará tanto el populismo como el elitismo, y se decantará por lo democrático –sea lo que sea eso. El Patronato ultima estos días las nuevas líneas de programación, que apuestan por el estudio a fondo sus colecciones y el ahorro de la contratación de exposiciones.  

¿Puede hacer un pronóstico de la temporada que se acerca?

Este año El Prado notará definitivamente las consecuencias económicas del país, sobre todo, por el 30% de aportación pública que pierde. También hemos notado la caída del flujo del turismo nacional e internacional en el primer trimestre. Eso significa que habrá menos visitantes, que el museo tendrá menos capacidad para generar actividad y, por tanto, una pérdida de motivación de la visita.

¿Cómo se adaptará a la nueva situación?

Habrá un reajuste de la aspiración del museo en la contribución de la actividad cultural. Pero le va a venir bien porque el Prado estaba un poco acelerado, impuesto por la inauguración de la ampliación. Debe volver a concentrarse en lo que es su misión principal: la investigación y la educación. Será muy saludable.

En los próximos años el Prado tendrá un programa que mirará más al museo y a su propia colección¿Las exposiciones temporales también padecerán los recortes?

Las exposiciones temporales son la parte más móvil de los presupuestos. Si hay que hacer recortes, uno de los capítulos en los que se recorta es en éstas. Para este año y en los siguientes ajustaremos la intensidad del programa a los intereses investigadores del museo. Más que nunca el Prado en los próximos años utilizará el programa de exposiciones como el lugar donde expresa y comunica la calidad y el interés de las investigaciones de sus conservadores. Es decir, será un programa que mirará más al museo y a su propia colección.

¿La exposición de Lucien Freud tendrá que esperar?

Hemos anulado muchos proyectos que teníamos en marcha. Otros los hemos ajustado con el fin de poder cuadrar el programa con la disponibilidad presupuestaria que tenemos. El Prado va a ofrecer un magnífico programa de exposiciones y tendrá su punto de mira más centrado en los intereses de la conservación y el estudio de su colección. Es lo que le corresponde. Sobre todo teniendo en cuenta que junto al Prado hay otras instituciones que desarrollan una intensa actividad. Ese no es el marco en el que tiene que competir el museo.

¿Esa no es la liga del Prado?

La liga del Prado se juega a nivel internacional, la de los grandes museos históricos que desarrollan un importante programa de conservación, de investigación. Ese es el lugar que le corresponde al Prado. La realidad presupuestaria nos va a llevar a nuestro lugar y eso está bien, porque la actividad expositiva tendrá una intensidad menor. Pero podrá expresar de una forma más rotunda lo que realmente es la ambición intelectual del museo: la investigación de su colección y su restauración.

Parece menos ambicioso que otros años. 

El Prado también tiene una misión: trasladar la calidad del museo fuera del Museo. Eso permite que el museo salga a buscar nuevos públicos.

¿Ese viaje también es importantedesde el punto de vista financiero?

Sí, hay un factor económico que propicia que nos planteemos la colaboración con otros museos. A veces se hace por un simple intercambio de colecciones, como el Hermitage o como el Clark Institute, que dejó su colección de Renoir y ahora nos toca prestar una parte de nuestros fondos. En otros casos, hay una donación que el museo recibe a cambio de la organización de una exposición.

¿Quiere decir un alquiler?

No, yo no lo considero un alquiler. El retrato español que se hizo en Queensland (Australia) y ahora está en Houston no es un proyecto hecho como si fuera un alquiler. No entra dentro de nuestra forma de trabajar.

España tiene que jugar un papel de liderazgo absoluto en el ámbito de la gestión cultural y del patrimonio en Europa¿Hasta dónde está dispuesto a alquilar el Prado, cuáles son las piezas intocables? Se lo pregunto porque ‘Marte’ de Velázquez lleva casi un año fuera del museo.

Depende del interés del proyecto y del interés del argumento que se quiera contar en cada exposición. 'Marte' era capital para la exposición del retrato. Es un cuadro que tiene una buena condición de conservación y podía viajar. Era una pieza clave del discurso de Javier Portús [Jefe de Departamento de Pintura Española hasta 1700] para esta exposición.

¿’Las Meninas’ también viajarían?

No. Hay cuadros que no viajan, porque son obras emblemáticas. Viajaron, desgraciadamente, por motivos de la Guerra Civil y se expusieron en la Sociedad de Naciones. La decisión del traslado acompañando al Gobierno de la República expuso la colección a unos riesgos impredecibles. Al final terminó bien, pero podía haber acabado en catástrofe. Aquella fue una decisión difícil. Aquella operación de salvamento fue algo heroico.

¿Cómo ha vivido estos años difíciles, cómo asume la merma de los recursos económicos?

Con mucha frialdad. Creo que es un error de estrategia recortar en instituciones que demuestran capacidad de resistencia en estos momentos. No sólo el Prado, los museos han sabido mostrarse con una vitalidad inusitada. Romper esa dinámica es un error. Al margen de la actividad educativa también tenemos una gran responsabilidad en el entorno económico. No sé cómo saldremos, pero parece que el ámbito de la gestión cultural y del patrimonio España tiene que jugar un papel de liderazgo absoluto en Europa. Es un error limitar con recortes a un sector estratégico como el cultural.  

¿Por qué este Gobierno comparte esa visión? 

Creo que no es una decisión ideológica sino de prioridades. De hecho el recorte de la aportación pública al Prado en los últimos años la han hecho gobiernos de diferente signo político. En cualquier caso creo que es un error de estrategia de país. Si la prioridad es combatir el desempleo una de las formulas magistrales es potenciar la capacidad de las principales instituciones culturales que generan empleo y economía. Está constatado: cada 1000 visitantes que recibe el Prado se crea o mantiene dos puestos de trabajo. La cultura y la gestión del patrimonio cultural es un sector en crecimiento y España puede jugar un claro papel de liderazgo.

¿No va a quejarse? 

No, hay que remar y pensar cómo salir adelante. No creo que con menos se pueda hacer más, pero sí que con menos se puede hacer mejor. 

El Prado tendrá muchos menos visitantes presenciales y muchos más virtualesPerdone, pero no le creo.

Sí. Haremos menos, pero lo haremos mejor. Nos concentraremos en la actividad de la puesta en valor de la colección. A veces los museos damos la impresión equivocada. Por ejemplo, cuando hacemos muchas exposiciones parece como que el museo son dos cosas: su colección por un lado y sus exposiciones por otro. Pero las exposiciones temporales deben ser una extensión de la colección. Esto se puede perfeccionar y hacer mejor, incluso con menos medios. No soy un optimista de nacimiento, pero sí tengo la tendencia a buscarle siempre la oportunidad a la situación que surja.

¿Le preocupa mucho crecer en visitantes para legitimar su dirección?

Es saludable para el Prado salirse del campeonato por la audiencia. Me parece más importante poner énfasis en aquello que no tiene tanta notoriedad y que es la vida cotidiana. Defiendo el nuevo público, no las audiencias. Para cumplir la función pública el museo puede alcanzar metas gracias a las herramientas digitales. Daremos un salto importante en los próximos cuatro años. El Prado tendrá muchos menos visitantes presenciales y muchos más virtuales. Eso me parece un modelo de éxito.

¿El éxito pasa por la taquilla?

No lo es tener millones de visitantes. Si has conseguido que el modelo tenga más visitantes nacionales que extranjeros y has conseguido que se proyecte a su entorno natural más próximo es algo para celebrarlo. Eso es más importante que superar un número visitantes.

¿Cuáles son los peligros de un modelo de éxito basado exclusivamente en los visitantes?

Entre el elitismo y el populismo en la programación yo iré por el centro, el democrático. El modelo populista, el de las visitas al precio que sea, puede llegar a confundir a la institución y a los visitantes del museo. El Prado debe tratar de no competir contra sí mismo. Antes saldrá perjudicado el visitante que el investigador.

¿Qué espera de la reforma de la Ley de mecenazgo?

Lo que espero de la Ley de mecenazgo es que cambie el sentido de la confianza que la administración debe tener sobre la sociedad. La actual es una ley hecha con la reserva de que la sociedad no tiene voluntad de colaborar. He defendido que debe establecer una distinción clara entre la sociedad que aporta a instituciones públicas, de las aportaciones que se hacen a fundaciones privadas. El Estado debe premiar a quien aporta algo al mantenimiento de estas instituciones públicas. Quien aporte a una universidad, a un museo, a un centro de investigación público debe tener un premio mayor.

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