'Interviú', la publicación más innovadora de España que no sobrevivió a internet

'Interviú' echa el cierre. Después de 42 años y 2.176 números, el Grupo Zeta comunicó este lunes que su cabecera estrella no seguirá editándose, después de 15 años sin dar beneficio.

Para la hemeroteca quedan las exclusivas que marcaron la Transición y los reportajes que despertaron a la sociedad tras la dictadura. Las cuentas de la familia Franco —que provocaron el secuestro judicial de la revista a los siete meses de arrancar—, las fotos inéditas del asesinato de los marqueses de Urquijo, la trama de los GAL o los casos de bebés robados fueron algunos de sus casos más sonados. Pero también historias de periodismo de infiltración —y provocación—, que crearon su propia marca.

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Con un formato que rompía cualquier molde conocido, 'Interviú' se erigió en la provocación semanal de los quioscos. Marisol, Isabel Pantoja, Paula Vázquez, María José Cantudo, Terelu Campos, Marta Sánchez… Hubo una época en la que ser su portada era todo un privilegio reservado a unas pocas (y se pagaba como tal). Por aquel entonces la ultraderecha se empeñaba en prender fuego para que las portadas de mujeres en 'topless' no llegasen a los hogares de los españoles. Ellos siguieron.

Pero hacía tiempo que las caras de las portadas eran poco conocidas y que los lunes, día en el que salía cada número, generaban cada vez menos reacciones, tanto por sus fotografías como por la repercusión de sus exclusivas. Era un pescado que se mordía la cola: a menos ingresos, menos posibilidad de pagar bien a sus modelos, lo cual repercutía en el reclamo de portada. La revista ha ido perdiendo grosor y número de historias propias desde hace años y el descenso de lectores del papel terminó por ahogar al semanal.

En manos de la banca

Hacía años que el fantasma del cierre planeaba sobre la redacción, pero aun así la noticia ha dejado en 'shock' a la plantilla, que no esperaba un desenlace tan abrupto a la vuelta de navidades. Y menos teniendo en cuenta que hace tan solo siete meses hubo nueve bajas incentivadas que, supuestamente, sirvieron para aliviar la situación económica del medio.

Solo quedaban 23 empleados entre 'Interviú' y 'Tiempo' —15 en el caso de 'Interviú', lejos de los 100 que llegó a tener en su época dorada—, que se enteraban este mismo lunes de la noticia a través de su delegado sindical, tras una reunión con la dirección de 10 minutos. Se quejan de que ningún directivo del Grupo Zeta les haya comunicado personal y formalmente una decisión que les deja en el paro: "Una actitud desconsiderada y muy alejada del reconocimiento a los trabajadores que hacía la empresa en su comunicado [oficial]. Allí, alude a los malos resultados económicos, pero pasa por alto que durante todos estos años han sido los trabajadores los únicos que han asumido los costes de intentar salvar las publicaciones, con despidos, expedientes de regulación de empleo (ERE), expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y bajadas de sueldo", explican en una nota de prensa redactada por los trabajadores, que se han negado publicar la versión oficial de la empresa en las respectivas páginas web del grupo.

Ahora nadie sabe qué va a pasar. La empresa les ha dejado caer, a través de intermediarios, que sería bonito hacer un último número conmemorativo, pero ni puede ni quiere imponérselo a la plantilla, que en las próximas semanas montará una mesa de negociación para abordar este y otros flecos de la disolución. Será una negociación dura, ya que se trata de una plantilla muy veterana, con más de 20 años de permanencia y 40 años de edad media. Con el cierre de estas cabeceras, Zeta cumple el último paso del libro de ruta dibujado por Deloitte, que recomendó la venta de Ediciones B y el cierre de 'Interviú' y 'Tiempo' para hacer frente a la deuda de 99 millones que el grupo tiene contraída con una decena de bancos.

"No han hecho nada"

Lo que más duele en la plantilla es que se haya dejado caer un producto periodísticamente potable sin siquiera competir en internet. "La empresa lleva años hablando de supuestas estrategias digitales para las dos cabeceras, en todo este tiempo no se ha hecho absolutamente nada", lamentan. Lo cierto es que Zeta no apostó seriamente por el nuevo soporte hasta 2007, coincidiendo con el ascenso al poder de Antonio Asensio Mosbah, hijo del histórico fundador del grupo. Hasta entonces, la editorial se había limitado a comprar y gestionar los dominios de sus cabeceras, en los que publicaban titulares y fotos en baja resolución, sin apenas contenido propio. En su lugar, se aprovechaba la popularidad del papel para hacer caja con servicios eróticos como 'webcams', un 'sex shop online’, un videoclub X y escenas pornográficas que se enviaban a los teléfonos móviles.

Como indica en un trabajo académico Pilar Gómez-Borrero, ex directora digital de Zeta, estos servicios suponían el 17% de todos los ingresos por publicidad de 'Interviú', pero en 2009 la dirección optó por cortar esta vía de negocio. En la parte de los contenidos, el 57% del tráfico se lo llevaban las galerías de chicas, mientras que los reportajes apenas arañaban un 2% de los clics. Con el tiempo, Zeta fue abriendo la mano y colgando sus reportajes, sin el contenido gráfico en buena resolución, una vez que la revista había dejado de venderse en el quiosco. “Había terror a que robasen los reportajes fotográficos, no querían colgar nada… ¡y mucho menos a las chicas!”, dice un directivo histórico de 'Interviú'.

Precisamente "las chicas", los desnudos de portada, son el salvavidas con el que se han ahogado. Durante los ochenta y los noventa fueron un argumento de venta potentísimo, capaz de vender un millón de revistas en una semana, pero internet llegó después para diversificar las perversiones e 'Interviú' no supo cómo capturar una cuota de mercado suficiente para mantener a una plantilla grande y bien pagada.

La gran apuesta de internet se fue al traste por una 'due dilligence' demoledora de Gallardo

Siempre se priorizó el papel sobre el digital, lo que permitió que webs mucho más pequeñas hicieran fama y dinero gracias a sus contenidos. "Durante muchos años fue la gran promesa incumplida, el horizonte al que nunca llegábamos, hasta que en 2007 el hijo de Asensio, que siempre ha estado a favor de la digitalización, hizo una apuesta importante... que salió fatal", explica otro exdirectivo de la revista. Asensio Mosbah consiguió 25 millones más de la banca para hacer un plan digital que pasaba por crear un equipo específico de 20 profesionales cuyo cometido principal era impulsar las webs del grupo, en especial 'Interviú', 'Tiempo' y 'El Periódico'.

"El proyecto duró poco menos de dos años, justo hasta que llegó la 'due dillingence' mortal", dicen fuentes de la empresa. Se refiere a la que encargó el empresario Alfonso Gallardo, que en 2008 estuvo a un paso de comprar el grupo, y cuyos resultados no solo le espantaron a él, sino que convencieron a los acreedores de que lo mejor era recortar y no meterse en nuevas aventuras. "A partir de ahí la situación fue imposible. Los bancos miraban cada inversión al milímetro y la plantilla ya no tenía el perfil que se necesita para trabajar en digital, de modo que no se podía hacer ni gratis, reorganizando, ni pagando", explica otro ex alto cargo de Zeta.

En los últimos meses, con el agua ya por el cuello, los trabajadores presentaron cerca de 10 proyectos a la empresa, todos ellos de corte digital, pero ya era demasiado tarde y no había forma de cuadrar las cuentas. "Interviú' lo tuvo todo. Fue una revista rompedora en los ochenta que decidió quedarse en los ochenta, plagiándose a sí misma una y otra vez... Me pregunto si la gente sabe realmente la calidad de las investigaciones que teníamos... ¡Ahora tendríamos que tener más tráfico en internet que 'El País'!", lamenta el exdirectivo.