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RTVE entra en guerra con los sindicatos con un ERE a la vista en dos años
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LA DIRECCIÓN NECESITA AHORRAR 35 MILLONES MÁS

RTVE entra en guerra con los sindicatos con un ERE a la vista en dos años

Prado del Rey. Miércoles, 20 de febrero. Cinco de la tarde. Los capos de los principales sindicatos de RTVE esperan pacientes. Están citados a esa hora

Foto: RTVE entra en guerra con los sindicatos con un ERE a la vista en dos años
RTVE entra en guerra con los sindicatos con un ERE a la vista en dos años

Prado del Rey. Miércoles, 20 de febrero. Cinco de la tarde. Los capos de los principales sindicatos de RTVE esperan pacientes. Están citados a esa hora por el presidente de la Corporación, Leopoldo González-Echenique, pero la reunión se demora. “Aún no ha terminado el Consejo de Administración”, se les explica. Pasean nerviosos, no esperan nada bueno. La Dirección va a destapar sus cartas en la negociación del Convenio Colectivo. A la seis llega el primer ejecutivo de la casa acompañado del director general y la responsable de Recursos Humanos. Sueltan la bomba. La reunión se prolonga hasta más allá de las ocho. Los cinco jefes sindicales no esperaban nada bueno. Tampoco esperaban algo tan malo.

Los sindicatos tardan apenas horas en lanzar sus comunicados. CCOO explica que el presidente quiere ahorrar 35 millones de euros en la masa salarial y plantea toda una batería de medidas para lograrlo. Añade que, aunque se logre ese ahorro, la casa sólo garantiza el empleo durante dos años, hasta 2015. Un planteamiento que reaviva el temor a un nuevo ERE, esta vez ‘low cost’, “con la reforma laboral de Rajoy en la mano”. La Dirección plantea la supresión de parte de las pagas de marzo y septiembre, la congelación de la antigüedad, reordenar las categorías laborales, eliminar la paga de los diez años y las vacaciones por 20 de servicio, hacer la jornada variable en un 10%... Toda una revolución. UGT anuncia un “contundente plan de choque”.

González-Echenique ha abierto esta semana un vino que otros ya cataron. Y todos lo tomaron agriado. Basta recordar el caso de Luis Fernández (presidente entre 2007 y 2009), que desde el primer día tuvo que lidiar con los sindicatos, quejosos de la externalización de servicios a productoras amigas y de la proliferación de cuadros directivos de fuera de la casa. La guerra llegó al punto de detallar Fernández el número de liberados sindicales y acusarle éstos de llevar a cabo una "caza de brujas" en la búsqueda de responsables de la manipulación del sonido ambiente en la pitada al himno nacional en una final de la Copa del Rey de fútbol. Su sucesor, Alberto Oliart, un hombre de paso, no tuvo mejor suerte. Ambos conocieron de primera mano lo que es una huelga en RTVE.

Con estos antecedentes, la indignación que reinaba entre los sindicatos el pasado jueves no anticipa paz social en RTVE a corto plazo. “Entendemos que es una propuesta de máximos y que debe negociarse. Tenemos hasta el 30 de junio. Sin embargo, llama la atención que no se plantee incidir en la reducción de la estructura directiva y que no haya un plan de futuro para la casa. Sigue habiendo decenas de directivos contratados. Por otra parte, si todo pasa por reducir la masa salarial, también se pueden plantear otras fórmulas. De los 380 millones de euros que se destinan al personal, sólo 235 se va en sueldos. El resto es variable e incluye los pluses de programación. ¿Por qué no empezar por ahí?”, explicaba un representante sindical, dibujando el terreno de juego para las próximas semanas. 

Además, los sindicatos se ponen la venda y se agarran al ERE llevado a cabo en la casa hace apenas un lustro –y que todavía pagan las arcas del Estado- para rebatir la necesidad de otro ajuste. En este sentido, recuerdan que el pacto alcanzado entonces establece “una plantilla objetivo de futuro para la Corporación RTVE consistente en 5.900 trabajadores fijos y hasta 500 trabajadores temporales”. Y según las últimas cuentas presentadas por la sociedad, ésta se mueve en torno a esos 6.400 profesionales. Para ellos, nada que tocar. El pacto, cerrado en julio de 2012 en la madrileña finca de los Peñascales (Torrelodones), fijaba ya la salida de 4.150 personas, eso sí, en unas condiciones económicas irrepetibles.

Una debacle económica

Pese a ser un advenedizo en el sector, el toque a rebato de González-Echenique no es insensato. Al menos puede argumentarlo: le obligan los números y los recortes del Gobierno. El presidente de RTVE ya avanzaba en octubre que la cadena pública tendrá pérdidas de 105 millones en 2012, al no poder absorber el recorte de 200 millones impuesto por el PP al acceder al poder. Este año no pinta mucho mejor. No en vano de los 547,59 millones que las cuentas públicas recogían para la cadena en 2010, se ha pasado a 292,74 millones en 2013. Más de 250 millones menos. Y si la vía Presupuestos Generales del Estado no responde, tampoco lo hace la parte que RTVE se embolsa de la facturación de las telecos. Todo un tour de force para los gestores de la televisión pública, que tendrán que manejarse este año con 850 millones sin caer en saldos negativos perpetuos, propios de otra época en la casa.

Es más, González-Echenique, abogado del Estado, accedió a la empresa con la misión principal de controlar los números. Otra forma de decir que recibió el encargo de supervisar la demolición controlada que en su día ya atisbó Luis Fernández, este sí buen conocedor del negocio. No en vano el ejecutivo puso pies en polvorosa cuando María Teresa Fernández de la Vega promovió la eliminación de la publicidad en RTVE para contentar a las privadas. Sabía que la audiencia se consigue con dinero. Y depender sólo de los Presupuestos Generales del Estado en época de vacas flacas era inmolarse como gestor. “El problema es dónde se para la reflexión. Porque si con 1.000 millones de presupuesto sólo se alcanza un 8% de audiencia, ¿para qué queremos una televisión pública? Ese será el siguiente paso”, exponía uno de los consejeros de Fernández. Y ahí se encamina el debate.

Prado del Rey. Miércoles, 20 de febrero. Cinco de la tarde. Los capos de los principales sindicatos de RTVE esperan pacientes. Están citados a esa hora por el presidente de la Corporación, Leopoldo González-Echenique, pero la reunión se demora. “Aún no ha terminado el Consejo de Administración”, se les explica. Pasean nerviosos, no esperan nada bueno. La Dirección va a destapar sus cartas en la negociación del Convenio Colectivo. A la seis llega el primer ejecutivo de la casa acompañado del director general y la responsable de Recursos Humanos. Sueltan la bomba. La reunión se prolonga hasta más allá de las ocho. Los cinco jefes sindicales no esperaban nada bueno. Tampoco esperaban algo tan malo.

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