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Crisis de identidad en la prensa catalana
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PIERDE AUDIENCIA Y CAPACIDAD DE INFLUENCIA

Crisis de identidad en la prensa catalana

Cabeceras históricas de la prensa catalana, como el Avui, Punt Diari, El Periodico, La Vanguardia, etcétera, lo están pasando realmente mal. Los medios de comunicación tradicionales

Foto: Crisis de identidad en la prensa catalana
Crisis de identidad en la prensa catalana

Cabeceras históricas de la prensa catalana, como el Avui, Punt Diari, El Periodico, La Vanguardia, etcétera, lo están pasando realmente mal. Los medios de comunicación tradicionales están en fase de declive, paralela al auge de los medios digitales. Sin embargo, en Cataluña reviste caracteres específicos, que la convierten en mucho más grave. Se dan pérdidas de difusión y de publicidad, jubilaciones anticipadas, reducción de plantillas, subvenciones monumentales (que no pueden mantenerse), abundancia de empresas públicas de comunicación (con grandes en costes y enormes pérdidas), existencia de una televisión autonómica que es la segunda empresa de comunicación con más pérdidas de España (y en pérdida constante de audiencia), imposición de la reducción de sueldos de los profesionales y otros dramas. Todo ello acredita la existencia y gravedad del tema.

 

Hasta hace pocos años, en el vocabulario político catalán se había acuñado la expresión “ámbito catalán de comunicación”. Era usada para hacer ver que, a la sombra del poder autonómico, la comunicación social podía resultar idílica. Hoy ya se puede afirmar que ha acaecido todo lo contrario. Al llegar la Transición, Cataluña contaba con el diario de mayor difusión de España, La Vanguardia. Ello parece hoy un sueño lejano. Basta con ver cómo se han reducido sus hasta hace poco envidiadas páginas de pequeños anuncios.

 

Según la OJD, hoy su difusión es de 205.000 ejemplares. Se sitúa en cuarto lugar, sin contar los periódicos deportivos ni los gratuitos. Su peso en la política española también ha disminuido. Un redactor de este rotativo afirmó a El Confidencial: “Procuro no pasar por la planta de gerencia, por temor a que si ven no piensen en ofrecerme la jubilación anticipada. Me sustituirían por un periodista joven al que pagarían mucho menos”. Que ello afectase a la calidad no parece ser un motivo de preocupación empresarial. Un concejal barcelonés añadió que “un directivo de La Vanguardia me pidió que no criticásemos una campaña publicitaria del municipio (“Ven a Barcelona, la mejor ciudad del mundo”) porque realmente necesitaban aquellos anuncios”.

El segundo diario barcelonés, El Periódico de Cataluña (164.000 afirma la OJD) está esperando comprador desde hace meses. Hubo un candidato extremeño, Alfonso Gallardo, que desistió, al constatar la realidad. En cambio, ha sido contratado un antiguo directivo de La Caixa, Juan Llopart. Su misión será recortar la plantilla del Grupo Zeta (2.500 personas) mediante un plan de reducción de empleo que afectará frontalmente al rotativo. Fuentes del mismo estiman que hay una caída de ingresos del orden del 30% y que las medidas empresariales serán muy severas.

 

El tercer diario del ranking catalán, Avui (con 29.000 ejemplares de difusión), acaba de dar por finalizada de golpe la colaboración de los comentaristas de internacional, alegando unos ingresos en publicidad peores de los esperados. El cuarto diario en difusión de Cataluña, es Punt Diari (25.000 ejemplares siempre según la OJD). Nació en Gerona, como un periódico local, pero hoy publica siete ediciones que cubren todo el Principado. Acaba de manifestar que retirará un plus salarial a sus trabajadores, de entre 125 y 250 euros mensuales, mientras considera la posibilidad de suspender su edición de Tarragona.

Subvenciones a gogó

Las subvenciones de la Generalitat a periódicos alcanzaron el pasado año 17.631.657 euros, es decir casi tres mil millones de pesetas. El Periódico y Punt Diari se llevaron la parte del león, con 1.263.438 euros (más de 200 millones de pesetas) y 1.198.200 euros (cerca de 200 millones de pesetas). Este último diario de origen gerundense ha percibido de la Generalitat, en los últimos seis años, 15.220.449 euros, es decir más de 2.520 millones de pesetas.

 

No son menos chocantes otras subvenciones, como las recibidas por el editor valenciano Eliseu Climent, responsable del semanario El Temps, las de publicaciones muy minoritarias, las propias de la fracasada Agencia Catalana de Noticias, así como las pérdidas multimillonarias de la TV y las radios autonómicas. Cabe agregar las pérdidas de diversas radios y televisiones pagadas por los municipios o las Diputaciones.

Cabeceras históricas de la prensa catalana, como el Avui, Punt Diari, El Periodico, La Vanguardia, etcétera, lo están pasando realmente mal. Los medios de comunicación tradicionales están en fase de declive, paralela al auge de los medios digitales. Sin embargo, en Cataluña reviste caracteres específicos, que la convierten en mucho más grave. Se dan pérdidas de difusión y de publicidad, jubilaciones anticipadas, reducción de plantillas, subvenciones monumentales (que no pueden mantenerse), abundancia de empresas públicas de comunicación (con grandes en costes y enormes pérdidas), existencia de una televisión autonómica que es la segunda empresa de comunicación con más pérdidas de España (y en pérdida constante de audiencia), imposición de la reducción de sueldos de los profesionales y otros dramas. Todo ello acredita la existencia y gravedad del tema.