Zeta rechaza la oferta de Gallardo por considerarla baja

La familia Asensio rechazó ayer sin dar muchas explicaciones la oferta de compra presentada esta semana por el empresario extremeño Alfonso Gallardo, cerrando así el proceso de venta que el grupo de comunicación inició hace aproximadamente un año. “Es obvio que si los accionistas de Zeta no han aceptado el precio de compra es porque consideran que la valoración del grupo es mucho mayor”, dijeron a El Confidencial fuentes de toda solvencia.

Sin embargo, la visión de los empleados del grupo de comunicación no coincide con las estimaciones de su equipo directivo. Mientras Société Genérale realizaba el due diligence de Zeta, algunos empleados del grupo mostraron en repetidas ocasiones a este diario su preocupación por la mala situación de la firma. “La situación de la empresa es equiparable a la de un coche que ha estado abandonado en la calle durante un año”, confesaron a El Confidencial. En consecuencia, muchos temían que el mal estado de las cuentas pudiera abortar la futura operación.

Operación que finalmente se ha quedado en agua de borrajas por no haber llegado las partes a un entendimiento en cuanto a la valoración de Zeta. Si el grupo fijó su propio valor en unos 1000 millones de euros a finales del año pasado, Gallardo, a la luz de los resultados de la auditoría, no ha ofrecido mas de 500 millones, según fuentes próximas a la operación. En concreto, se habla del mal estado de las cuentas, que reflejan un elevado nivel endeudamiento, y el alto número de contratos blindados de la plantilla, que reducen enormemente el atractivo de la compra del grupo.

A pesar de todo, la dirección de Zeta considera que está en perfectas condiciones para operar exitosamente sin el respaldo financiero de Gallardo, el único candidato que decidió participar en el proceso de venta que ahora concluye. Las mismas fuentes indican que la decision de rechazar la oferta de Gallardo por parte del Consejo de Administración de Zeta no ha deteriorado las relaciones con el empresario extremeño, que emitió un escueto comunicado ayer martes anunciando “el final de las negociaciones entre las partes”.

Con esta decisión, Zeta agota por un tiempo la posibilidad de vender una significativa participación accionarial y no hay voluntad, al menos en el medio plazo, de dejar entrar a nuevos accionistas. “En el equipo directivo se considera que ésta ha sido la mejor decisión posible para el grupo”, argumentaron fuentes próximas a la operación. Pero por parte de los empleados, aquejados de un largo periodo de incertidumbres, la entrada de un nuevo socio en el accionariado del grupo hubiera permitido al menos iniciar una serie de medidas necesarias para el correcto funcionamiento de la compañía, que lleva un tiempo absolutamente paralizada. “Está siendo un año sin movimiento”, dijo a El Confidencial un miembro de uno de los Comités de Empresa de Zeta. “No se están tomando decisiones de ningún tipo”.

Ni tampoco parece que se tomarán en un futuro próximo. Las decisiones de gestión futuras, que quedarán a cargo del nuevo director general, Conrado Carnal, el actual director financiero de Zeta, estarán orientadas simplemente a controlar el gasto del grupo. “Efectuaremos el mismo tipo de recortes de gastos que están haciendo los demás medios de comunicación”, dijeron las mismas fuentes. Pero no existe a fecha de hoy un plan completo de reestructuración de la compañía. “Ni se prevé la emisión de un expediente de regulación ni nada por el estilo, a pesar de los rumores que circulan”, aseguraron a El Confidencial las mismas fuentes.