Reformar las pensiones, por J. C. García

Estimado director:

Es absolutamente necesaria la reforma de las pensiones.

Por un lado, la ampliación de los años cotizados para el cálculo de la pensión final de 25 a 35 años permite que el sistema sea más justo, ya que se cobra en función de lo que se cotiza durante toda (o casi toda) la vida laboral.

Por otro lado, es imprescindible acabar con la sangría que suponen para el sistema las prejubilaciones y las jubilaciones a edad temprana de determinados colectivos.

En relación con las prejubilaciones, que afectan fundamentalmente a multinacionales con empleados con altos salarios (Banco Santander, Iberdrola, Endesa, entre las más recientes), si bien es cierto que la empresa paga de su bolsillo un cierto periodo de tiempo, también lo es que se aprovecha de una legislación laxa en cuanto a la edad de jubilación real y permite además utilizar los fondos del desempleo durante los dos años previos a la jubilación como regalo de todos los cotizantes a estos trabajadores. Es decir, trabajadores que siguen en activo con 65 y más años les están pagando el desempleo a privilegiados de 63 o menos que en realidad no son parados sino 'prejubilados de lux'. Solución: no debería poder utilizarse el seguro de desempleo como parte de ese plan de prejubilación.

Finalmente, queda por solucionar, como ya lo están haciendo en Francia, el tema de multitud de colectivos que se jubilan legalmente a edades tempranas, entre los que se encuentran maestros (a los 60 años), policías y guardias civiles (menos de 60 en muchos casos)... Es un privilegio que no tiene sentido en la mayoría de estas profesiones. La opción de jubilación temprana solo debería aplicarse a personas que por razones médicas no puedan desempeñar su puesto de trabajo.

J. C. García