Los transportistas deberán contaminar un 10% menos para cumplir las normas europeas

La Unión Europea (UE) incluyó al transporte en el nuevo paquete de medidas contra el cambio climático presentado ayer en Bruselas. El denominado sector difuso, que engloba al transporte, la construcción o la agricultura entre otros, deberá reducir su emisión de gases de efecto invernadero en un 10% para el año 2020 en relación a lo que contaminaba en 2005. Se trata de la primera vez que la UE cuantifica la contribución del transporte a la lucha contra el cambio climático, que, a diferencia de la industria y la producción de energía, no está sujeto al comercio de derechos de emisión de CO2, por el cual se puede compensar económicamente las toneladas de gases lanzadas a la atmósfera.

El transporte supuso el 28% del total de emisiones de gases de efecto invernadero en 2005, por lo que se trata de un reto importante, y que llega en un momento en que las asociaciones de transportistas se encuentran en conversaciones con el Ministerio de Fomento para abordar lo que ya califican de crisis en el sector por los altos costes que conlleva su actividad. Sin embargo, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, afirmó ayer que “España puede cumplir en el sector difuso, porque el año 2005 supuso un punto de inflexión en la emisión de gases”. De hecho, en 2005 España alcanzó los 440,6 millones de toneladas de CO2, lo que significó un 52,2% de aumento con respecto a 1990. Eso alejó a España un 37,2% del compromiso adquirido a través del Protocolo de Kyoto. Pese a los mejores datos de 2006 y 2007, resulta improbable que España pueda cumplir con Kyoto, pero los malos datos de 2005 pueden servir a los transportistas para que su reducción en la emisión de gases sea más moderada que la de otros países europeos.

Jorge Somoza, secretario técnico de la Confederación Nacional de Transporte por Carretera, señaló que el transporte es un sector sensibilizado con el cambio climático y dispuesto a utilizar los biocombustibles, siempre que el Gobierno establezca bonificaciones o subvenciones para su uso, ya que el combustible supone entre el 35 y el 40% de los costes de explotación de una empresa de transporte. Las normas de la UE establecen que el consumo de biocarburantes se sitúe en el 10% en 2020, lo que supondrá un gran salto para España, que en la actualidad no consume más de un 0,6%.

La generalización de los vehículos con motores más eficientes, como los llamados Euro 4 y Euro 5 o las nuevas carrocerías sin pinturas contaminantes, son otras de las medidas que los transportistas están adoptando para reducir el impacto ambiental de su actividad. José Manuel Peña, presidente de la asociación Transportave, destacó el esfuerzo que los empresarios del transporte por adaptarse a las nuevas leyes ‘verdes’, y su disposición a utilizar biocombustibles, aunque reclamó ventajas fiscales y excepciones en el gravamen del los peajes.

Eco autobuses urbanos

En cuanto al transporte de viajeros, la mejora de las infraestructuras, de la tecnología y la generalización de los llamados eco bus urbanos (propulsados con gas, biodiesel o incluso aceite de cocina reciclado) son, según Rafael Barbadillo, secretario general de la Federación Española de Transporte de Viajeros las fórmulas para la avanzar hacia la sostenibilidad. No obstante, Barbadillo recordó que el transporte colectivo de personas contribuye a la mejora del medio ambiente al sustituir a una multitud de vehículos privados.

El plan de la UE que debe sustituir al Protocolo de Kyoto a partir de 2012 también obliga a que el 20% de la energía que se consuma sea de origen renovable, por lo que España deberá hacer un gran esfuerzo para pasar de producir un 20% mediante estas fuentes, a un 42%. Por otra parte, Europa fija un nuevo límite de emisiones para 2020: una reducción de un 21% en relación a las cifras de 2005.