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Visiedo (CEU): "Pasar con suspensos no es formativo, veremos cómo afecta de cara a la universidad"
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ENTREVISTA A LA RECTORA DEL CEU SAN PABLO

Visiedo (CEU): "Pasar con suspensos no es formativo, veremos cómo afecta de cara a la universidad"

La rectora de la Universidad CEU San Pablo opina sobre la aprobación de los nuevos decretos de la ESO y Bachillerato, y sobre la futura ley de universidades (LOSU)

Foto: Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo. (Carmen Castellón)
Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo. (Carmen Castellón)

La educación en España sigue en el centro del debate. La polémica, que ya estaba servida tras la aprobación del nuevo currículo de la ESO, se acentuó aún más con la posterior reestructuración de la etapa de Bachillerato, que ahora será más flexible, opcional y abierta; permitirá pasar de 1.º a 2.º con dos suspensos y obtener el título con una asignatura pendiente.

Estos cambios llegan en un momento en que la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), cuya aprobación se espera para el primer semestre de 2023, sigue en el aire tras el cambio de ministro el pasado mes de diciembre con la salida de Manuel Castells y la entrada de Joan Subirats. Rosa Visiedo, directora de universidades y rectora de la Universidad CEU San Pablo, nos abre las puertas de su despacho para darnos su visión sobre el impacto que este nuevo escenario tendrá sobre los futuros universitarios y las necesidades o "carencias" de los borradores de la LOSU presentados hasta ahora.

PREGUNTA. El nuevo currículo de la ESO trae consigo nuevas medidas, entre las que destacan la supresión de las calificaciones numéricas o los exámenes extraordinarios. ¿Les afectará de cara a su preparación para la universidad?

RESPUESTA. Cualquier medida que deje al margen el valor del esfuerzo es contraproducente. No podemos olvidar que es necesario esforzarse para conseguir las cosas y que los que más se esfuerzan son los que más consiguen. Que desaparezcan las calificaciones numéricas y que se pueda pasar con asignaturas suspensas no es formativo. Hay que trasladar a los estudiantes el valor de la equidad, porque tratar a todos por igual, independientemente de lo que se hayan esforzado, genera desigualdad. En unos años veremos si afecta o no a los alumnos de cara a la universidad.

P. Ahora, en todas las materias se trabajará la comprensión lectora, la competencia digital, el fomento del espíritu crítico o la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Les beneficiará de cara a su formación superior?

R. Que se trabajen estas competencias desde los niveles educativos inferiores a la universidad es fantástico siempre que no vaya en detrimento del conocimiento propio de cada materia, porque de lo que no estoy tan segura es de que haya que trabajar todas esas competencias en todas las asignaturas. Puede acabar siendo forzado si no hay una buena planificación. En este sentido, creo que, al margen de la norma, la experiencia y el sentido común de los centros tienen mucho que decir y sabrán aplicarla adecuadamente.

P. Otros de los puntos más comentados son la exclusión de la materia de Filosofía como optativa de oferta obligatoria en cuarto de la ESO (sí se incluye en Bachillerato) y la supresión de la historia de España anterior a 1812.

R. La filosofía nos enseña a pensar y a desarrollar el pensamiento analítico y crítico, algo que hoy en día se valora muchísimo desde el punto de vista del empleo. Tenemos que darla desde edades tempranas. Por otro lado, la historia es historia para lo bueno y para lo malo, de los errores aprendemos, esta decisión es una manera de ideologizar la enseñanza y me parece un error.

"Cuesta mucho mover la maquinaria para ofrecer nuevos títulos, son instituciones con mucha tradición y a veces es difícil establecer sinergias"

P. ¿Qué importancia adquieren las humanidades en el currículo formativo de una persona en estos momentos?

R. Las humanidades tienen que ser una constante en cualquier carrera. Construyen un núcleo central en las personas porque forman parte de lo esencial y lo permanente, nos ayudan a transmitir valores, a obtener una visión propia del mundo y a desarrollar la creatividad. En general, inducen a mantener esa parte humana en un momento en que la digitalización asoma por todos los rincones. El conocimiento técnico es más efímero.

P. ¿Considera que el sistema educativo universitario actual necesita cambios estructurales importantes? ¿Cuáles?

R. El principal cambio que necesitamos tiene que ver con la flexibilidad en las estructuras universitarias. El sistema tiene que poder adaptarse a los cambios, a las nuevas necesidades del mercado que cada vez son más variables. Si la universidad no es capaz de amoldarse a estas nuevas circunstancias, va a padecer mucho como institución.

P. ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo?

R. Adaptar la oferta formativa a las necesidades de las empresas introduciendo nuevos títulos para las profesiones que van a ser demandadas por los empleadores. También tenemos que cambiar las titulaciones tradicionales, porque un médico, por ejemplo, a día de hoy tiene que conocer el ‘big data’ para poder aplicar mejores tratamientos.

placeholder Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, durante un momento de la entrevista. (Carmen Castellón)
Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, durante un momento de la entrevista. (Carmen Castellón)

P. Pero ya llevamos años escuchando hablar de la falta de especialistas en puestos relacionados con la ciberseguridad o el análisis de datos, entre otros. ¿Se adapta la universidad en España demasiado despacio?

R. En general cuesta mucho mover la maquinaria, son instituciones con mucha tradición y a veces es difícil establecer sinergias. Pero todo es cuestión de empeñarse e insistir, porque tenemos que establecer estrategias que se consoliden en el tiempo. No vale, por ejemplo, impartir a los juristas una clase de ciberseguridad un día esporádico, hay que incluir ese tipo de formación en el día a día a través de actividades extracurriculares o incluyéndose en las materias que componen el currículo de las asignaturas.

P. ¿Hay un problema de burocracia académica?

R. Hay un exceso, sí. Diseñar un nuevo título oficial y que pase por todos los trámites puede durar un año y medio en el mejor de los casos, y esto no permite dar una respuesta rápida a determinadas necesidades de las empresas que a veces son puntuales. Por eso, la formación permanente es una cuestión recogida en algunos de los reales decretos que se han publicado, y esto es bueno, porque es una manera de agilizar y de poner al día la oferta formativa sin necesidad de pasar por todos estos trámites, que a la vez son necesarios.

P. ¿Se está poniendo el foco también desde las instituciones educativas en la formación constante de los trabajadores ya asentados en el mercado laboral?

R. Los cambios son tan rápidos que, para responder, debemos ser capaces de ofrecer formación permanente específica encaminada a la recualificación para que los profesionales que ya están en ejercicio puedan poner al día sus conocimientos y habilidades y seguir dando la respuesta que necesitan las empresas, y los esfuerzos de las universidades se están redoblando en este sentido.

"En el borrador de la nueva ley de universidades hay aspectos que no se abordan lo suficiente, como la innovación y la internacionalización"

P. Hasta ahora, los sucesivos borradores de la Ley Orgánica del Sistema Universitario dados a conocer por el ministerio nunca han llegado a convencer a rectores, estudiantes y sindicatos. ¿Cuál es el problema?

R. Tenemos que dar un periodo de prueba al nuevo ministro, porque se ha encontrado unos borradores que han sufrido muchos cambios a través de las negociaciones. Es una ley que no acaba de convencer porque pretende contentar a todos, y a veces esto no puede ser.

P. ¿Qué necesita esta ley?

R. En los distintos borradores hay algunos aspectos que no se abordan lo suficiente, como el tema de la innovación educativa y docente en las universidades y la internacionalización. Deberíamos centrar el foco ahí para aumentar nuestra competitividad y situarnos a la altura de otros sistemas internacionales con los que tenemos que competir. Esta ley tiene que ser el marco para todas las universidades, independientemente de que cada una llevemos a cabo medidas concretas. En este momento, el borrador se centra sobre todo en aspectos educativos y estructurales, que, por otro lado, también son necesarios, por supuesto.

P. Si miramos la colaboración de las universidades y las empresas desde el punto de vista de la innovación, en España las compañías invierten un 10% menos en contratos de I+D en los campus que hace una década.

R. No es que inviertan menos en contratos de I+D en universidades, sino que las empresas en época de dificultades recortan de aquellas partidas que no contribuyen directamente a los resultados, porque el I+D lo hace de forma indirecta.

P. Las pymes españolas, que representan casi la totalidad de nuestro tejido empresarial, cuentan con pocos recursos económicos. ¿Qué podemos hacer para incentivar entonces la innovación desde la empresa hacia la universidad?

R. Tenemos que estrechar lazos para inculcar en ellas la cultura de la innovación. Muchas veces no pueden por sí solas realizar algunas inversiones, tenemos que utilizar formatos como los ‘clusters’ —concentración de empresas en una zona geográfica—, que permiten sumar esfuerzos. Es una buena manera de intentar incorporar esta vía de la innovación.

placeholder Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, durante un momento de la entrevista. (Carmen Castellón)
Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, durante un momento de la entrevista. (Carmen Castellón)

P. Esta falta de colaboración hace que la producción de artículos de nuestro país no quede reflejada en la innovación de las empresas. España tiene numerosas producciones científicas, pero en patentes está muy a la cola del resto de países europeos. ¿Qué está fallando?

R. Tenemos que escuchar las necesidades de las empresas, ya no solo para aspectos formativos de nuestros estudiantes, también desde el punto de la investigación. En nuestro país, hay grupos muy potentes que no repercuten directamente en el tejido empresarial. Hace falta, desde luego, más investigación aplicada, que es la que deriva en la transferencia de innovación a las empresas y que acaba convertida en más patentes.

P. ¿Por qué no hay más investigación aplicada? ¿Necesitan más incentivos los investigadores?

R. En general, necesitamos redoblar los esfuerzos, la investigación básica es imprescindible, pero tenemos que insistir en promover y fomentar la aplicada. Muchas empresas a día de hoy siguen sin saber que pueden obtener ese beneficio. La clave está en el acercamiento entre ambas partes, en trabajar conjuntamente de la mano de la Administración. Solo así podremos conseguir más investigación para las compañías, más patentes y más formación aplicada a las necesidades de la empresa. El camino debe ir por ahí.

La educación en España sigue en el centro del debate. La polémica, que ya estaba servida tras la aprobación del nuevo currículo de la ESO, se acentuó aún más con la posterior reestructuración de la etapa de Bachillerato, que ahora será más flexible, opcional y abierta; permitirá pasar de 1.º a 2.º con dos suspensos y obtener el título con una asignatura pendiente.

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