Por qué la FP será clave para recuperar el empleo tras la pandemia
Los expertos destacan la baja tasa de desempleo de los graduados y su capacidad para cualificar y recualificar tanto a empleados como a desempleados
Antes de la irrupción del covid-19, el mercado laboral español ya se enfrentaba a una pandemia: el paro. Un problema estructural para el que no se ha encontrado antídoto durante los ciclos en que la economía se ha expandido y que ha tenido una mayor incidencia en el colectivo de los jóvenes. Y el coronavirus no ha hecho más que ahondar en esta situación. El número de personas menores de 30 años que ni estudian ni trabajan —los llamados ‘ninis’— ha experimentado una tendencia ascendente desde el mes de marzo y, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de paro juvenil se disparó hasta el 40,4% en el tercer trimestre de este año, su valor más alto desde 2017.
Esta alta tasa de desempleo juvenil significa que hay un elevado volumen de mano de obra infrautilizada, afectando de manera directa a la pérdida de competitividad, y inclusión en el mercado laboral podría significar un gran impulso para la economía. Pero ¿existe una vacuna para este mal endémico? Según el informe ‘Skills Forecast’, elaborado por la agencia Cedefop para la Unión Europea, el futuro en España pasa por la Formación Profesional; porque dentro de 10 años un 65% de las ofertas de empleo será para los titulados de FP.
840.000 alumnos en España
Para saber si seremos capaces de hacer frente a esta demanda, el primer paso es construir una visión integral y detallada del desarrollo de la FP en nuestro país. Y ese es precisamente el objetivo del 'Informe anual sobre el estado de la Formación Profesional en España', elaborado por la Fundación Bankia por la Formación Dual en colaboración con Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad. Datos que nutren el Observatorio de la FP, la primera web que permite consultar toda la información relativa a la Formación Profesional Inicial o educativa, la FP Dual y la FP para el Empleo.
Según el Observatorio, durante los últimos cinco años, la FP en España presenta un crecimiento sostenido y actualmente hay alrededor de 840.000 alumnos cursando este tipo de estudios. Además, estima que una de cada cuatro ofertas de empleo en España es para titulados en grado superior de FP y una de cada siete para titulados en grado medio.
La rama sanitaria, que en el curso 2018-2019 ya lideraba el 'ranking', seguirá siendo la más demandada a corto y medio plazo. Entre el resto de familias profesionales con mayor número de matrículas, destacan Administración y Gestión, Informática y Comunicaciones, Servicios Socioculturales y la Comunidad o Electricidad y Electrónica, entre otros.
El papel de la FP en la era poscovid
Durante la presentación del informe, el presidente de Bankia y de Fundación Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha señalado que tanto el estudio como la plataforma tienen como objetivo "ser una herramienta útil para impulsar el conocimiento y la difusión de la FP". Un modelo formativo que “será indispensable para contribuir a mantener en el mercado laboral a todos aquellos trabajadores que puedan verse o se hayan visto afectados por la crisis provocada por la pandemia covid-19”, subrayó.
Y es que, aunque el covid-19 ha impactado en el sistema de Formación Profesional en varias dimensiones, el documento defiende que "sigue siendo una de las opciones formativas más seguras y con un mayor futuro laboral, algo que cobra todavía mayor importancia en épocas de incertidumbre económica". Previsiblemente, la pandemia provocará un aumento del paro y el informe de Fundación Bankia indica que el desempleo de los grados de FP es tres puntos menor que la tasa media de desempleo juvenil; lo que hace que esta herramienta se postule como una bisagra para el acceso al empleo a medio y largo plazo. Una fórmula que permitirá cualificar y recualificar tanto a empleados como a desempleados que necesiten adquirir nuevas competencias o transitar a puestos de trabajo en actividades económicas diferentes.
La FP debe explotar su potencial para fomentar la inclusión social de colectivos como los extranjeros o las personas con discapacidad
Sin embargo, el documento plantea una serie de desafíos que la Formación Profesional debe atender para asumir ese papel clave en la recuperación. A medio plazo, la FP debe abordar el reto demográfico —que ya está provocando un envejecimiento paulatino de la población e incrementará el número de jóvenes de entre 15 y 19 años en 2025— y explotar su potencial para fomentar la inclusión social de colectivos como los extranjeros o las personas con discapacidad, así como la reducción del abandono educativo temprano, el impulso de la formación a lo largo de la vida de los adultos o el incremento de la participación de mujeres en el ámbito científico-tecnológico e industrial.
El informe también hace hincapié en la necesidad de buscar un equilibrio entre especialización y polivalencia, aboga por una mayor formación digital e internacional —de alumnado y profesorado— que contemple la modalidad a distancia y anima a los principales actores a seguir apostando por nuevas metodologías de aprendizaje.
En este sentido, Clara Sanz, secretaria general de FP del Ministerio de Educación y Formación Profesional —que también participó en la presentación del Observatorio—, destacó que “la FP ha de jugar un papel esencial en los retos que tenemos por delante y en los que sin duda están por llegar. Es una palanca de cambio, desarrollo del talento, garantía de empleo, y nuestro país necesita y merece una FP de calidad”.
Antes de la irrupción del covid-19, el mercado laboral español ya se enfrentaba a una pandemia: el paro. Un problema estructural para el que no se ha encontrado antídoto durante los ciclos en que la economía se ha expandido y que ha tenido una mayor incidencia en el colectivo de los jóvenes. Y el coronavirus no ha hecho más que ahondar en esta situación. El número de personas menores de 30 años que ni estudian ni trabajan —los llamados ‘ninis’— ha experimentado una tendencia ascendente desde el mes de marzo y, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de paro juvenil se disparó hasta el 40,4% en el tercer trimestre de este año, su valor más alto desde 2017.