Una madre cuenta cómo reaccionó su hijo nacido después del 2000 al usar por primera vez un teléfono fijo

• Esta madre ha creado una guía para ayudar a sus hijos a actuar en caso de emergencia
• El aplaudido mensaje de una madre en TikTok hablando de sus hijos y las vacaciones: "No soporto el sonido de vuestras voces"

Está claro que la tecnología ha cambiado nuestras vidas en muy poco tiempo. Hemos pasado de llevar una vida analógica a estar digitalizados en tan solo 20 años. Desde entonces la forma en la que nos comunicamos se ha transformado radicalmente. Los teléfonos fijos y las cabinas telefónicas han desaparecido prácticamente de nuestras vidas para dar paso a las videollamadas y las aplicaciones de mensajería del teléfono móvil.

Este cambio, que para muchos ha sido gradual, es desconocido para los más jóvenes. Los adolescentes han nacido en la era tecnológica y se desenvuelven con soltura con los smartphones, tablets, portátiles y demás aparatos. Sin embargo, cortocircuitan cuando tienen que utilizar los medios que se utilizaban hace tan solo unos años.

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Es el caso de Santi, el hijo de Helena Bellsabat, una usuaria de TikTok, que ha contado lo que le ha ocurrido en el aeropuerto a la hora de hacer unas gestiones con la Guardia Civil. “Nos dicen que tiene que coger el teléfono, descolgarlo y contarle a la persona que le va a atender que le explique para que resuelva el tema”, comenzó explicando la madre.

"Desde Raticulín"

“Él es mayor y le dejé hacer la gestión solo porque su generación es la de que no tiene prisa y la de que todo está bien. Se pone a mirar el teléfono, toca las teclas y le digo que tiene que coger el teléfono y ponérselo en el oído”, dijo la madre sin dar crédito a lo que estaba viendo.

Al hacerlo, el chico empezó a “escuchar que alguien estaba hablando”, ante lo que “me ha mirado como si en vez de una persona le estuvieran hablando desde el más allá, del otro extremo de la galaxia o desde Raticulín”. Tras resolver sus dudas, se quedó mirando el aparato sin colgarlo y observando detenidamente el teléfono. “Yo esto no lo había hecho nunca”, le confesó a su madre, aún alucinado por la experiencia.