Es noticia
La revolución de las máquinas, también en el sexo: ser 'digisexual' ya no es tan raro
  1. Alma, Corazón, Vida
¡Los vínculos humanos son necesarios!

La revolución de las máquinas, también en el sexo: ser 'digisexual' ya no es tan raro

Sentirse atraído por un robot es posible y cada vez son más las personas a las que les gustan las máquinas. ¿Te ha pasado? Una sexóloga responde a estas preguntas

Foto: El amor entre una mujer robot y un hombre (iStock)
El amor entre una mujer robot y un hombre (iStock)

En la película de 2013 Her, Theodore se enamora de Samantha, la voz de un nuevo sistema operativo basado en el modelo de inteligencia artificial y diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Theodore se siente solo, está a punto de divorciarse y no puede evitar enamorarse de la IA; pues bien, más de 10 años después del estreno de Her, esta "película" ya la han vivido en su propia piel muchas personas.

Existe un término para denominar a aquellas personas que se sienten atraídas por un robot o chatbot: digisexual. "Una persona digisexual se identifica en lo sexual con la tecnología, en particular con los robots", así define el término El blog de la FundéuRAE. Digisexual es la persona que se siente atraída sexualmente por los robots u otras situaciones sexuales en las que se requiera un uso de la tecnología.

El término empezó a popularizarse con la publicación del libro The Rise of Digisexuality, escrito por Neil McArthur y Markie L. C. Twist. Sin embargo, el problema que existe con este término es que su acepción no es muy concreta, por lo que surgen dudas de todo tipo sobre el mismo: ¿Quien prefiere el sexting a mantener relaciones sexuales físicas es digisexual? ¿La digisexualidad es una orientación sexual? ¿Por qué podemos llegar a sentirnos atraídos por chatbots sin rostro?

"Los robots y los chatbots pueden tener un alto contenido erótico y pueden ser muy personalizables a los gustos y fantasías de sus consumidores. Son fantasías a la carta"

La penetración de la inteligencia artificial en la sociedad está generando, además, que cada vez haya más personas que se sientan atraídas por robots: "Los robots y los chatbots pueden tener un alto contenido erótico y pueden ser muy personalizables a los gustos y fantasías de sus consumidores. Son fantasías a la carta y también tienen el aliciente de que realmente son unidireccionales, pues solo se centran en el placer del consumidor", explica a El Confidencial Ana Lombardía, psicóloga especializada en terapia sexual y de pareja en la Fundación Sexpol, y experta en salud y bienestar sexual de Lovehoney Group.

En proceso de definición...

Hacer sexting con otra persona, es decir, enviarle mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico y sexual personal a través del teléfono móvil, no te hace ser digisexual; pero, según Lombardía, "si disfrutas más del sexo a través de la pantalla del móvil, que teniendo un encuentro sexual en persona, entonces sí lo eres".

Al no estar muy definido y ser un término que se encuentra todavía en una fase muy preliminar de su vída útil, hablar de digisexualidad es complicado incluso para la sexóloga: "No sé si la dependencia de las máquinas para obtener placer sexual puede considerarse una orientación sexual. Hasta hoy hemos considerado las orientaciones sexuales dirigidas al sexo o identidad de género de las personas, pero no hacia las máquinas", razona Ana Lombardía, que considera que la digisexualidad quizá esté más cerca de los fetichismos que de la orientación sexual, "aunque creo que todavía es pronto para definirlo".

"Recordemos que la digisexualidad implica que disfrutemos más y de forma prioritaria cuando hay máquinas de por medio que cuando no"

"Recordemos que la digisexualidad implica que disfrutemos más y de forma prioritaria cuando hay máquinas de por medio que cuando no, lo cual, dependiendo del grado, puede resultar más o menos problemático si te aísla del contacto humano", declara la sexóloga. El individualismo es una de las características de la sociedad actual y la digisexualidad puede incrementarlo: "Si fuese algo que se extendiese, nos aislaría mucho socialmente, pues sustituiría muchos de los contactos sociales básicos y significativos", argumenta Lombardía.

¿Utilizar juguetes sexuales se puede equiparar a la digisexualidad? La sexóloga responde: "Utilizar juguetes eróticos en nuestra vida cotidiana no tiene por qué ser digisexualidad. Si nos limitásemos a ellos como forma preferida y rechazando el contacto sexual con las personas, sí podríamos acercarnos a ese término".

Más máquinas y menos humanos

Son muchas las personas a las que les preocupa ser reemplazados, en sus puestos de trabajo, por la inteligencia artificial; pero... ¿Tenemos que preocuparnos por si nos reemplazan también en el sexo? Ana Lombardía cree que sí, que "las máquinas están cada vez más integradas dentro de nuestra sexualidad y forman parte de ella en muchas ocasiones".

Aun así, para que la sexualidad sea considerada como tal, tiene que darse "entre dos personas"; "si es únicamente con una máquina, es otra cosa". No obstante, lo cierto es que ya hay personas, "aunque no sea algo mayoritario ni mucho menos", que sí que se han enamorado "de asistentes virtuales, así como de personajes creados por inteligencia artificial en chats y foros o influencers virtuales", asegura Lombardía.

Cada vez existen en las redes sociales más influencers virtuales, creados para ganar seguidores e incluso promocionar productos en internet sin necesidad de existir siquiera en el mundo real. Pues bien, estas influencers pueden llegar a enamorar a personas de carne y hueso.

El amor es muy complejo y aventurarnos a pronosticar cómo serán nuestras relaciones en el futuro es complicado, sin embargo, sobre la digisexualidad, Ana Lombardía ha especificado: "Es posible que, con el tiempo, cada vez esté más extendida, ¡en algunas culturas cada vez está más presente!, y quizás eso haga que se vea como algo más normalizado. Debemos recordar que, por mucho que se normalice este tipo de manera de vivir la sexualidad, los vínculos humanos relevantes y significativos son necesarios para la salud mental, física y por supuesto sexual".

En la película de 2013 Her, Theodore se enamora de Samantha, la voz de un nuevo sistema operativo basado en el modelo de inteligencia artificial y diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Theodore se siente solo, está a punto de divorciarse y no puede evitar enamorarse de la IA; pues bien, más de 10 años después del estreno de Her, esta "película" ya la han vivido en su propia piel muchas personas.

Vida sexual Digitalización
El redactor recomienda