Soy una profesora en Dinamarca y esto es lo que deberías saber sobre su cultura del trabajo

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Hace seis años, Ilana Buhl dejó Dallas, en Texas, y se trasladó a Copenhague, con su marido danés. Actualmente, con 30 años, es madre de un pequeño de dos años y trabaja como profesora. Por el momento, cuenta en sus redes sociales que no tiene planes de regresar a Estados Unidos y asegura que hay algunos aspectos de su vida anterior que, "definitivamente", no echa de menos.

Cuando era maestra de escuela primaria en Texas, "trabajaba fácilmente cerca de 55 o 60 horas a la semana, a pesar de que me contrataban para 45 horas". Así, cuenta que, en Dinamarca, la semana laboral estándar es de 37 horas. "Los profesores trabajan unas cuantas horas más a la semana para compensar el tiempo libre durante el verano y las vacaciones escolares, pero la mayoría de los daneses trabajan estrictamente las horas por las que les pagan", señala y añade que en Dinamarca "hay una mentalidad de trabajar para vivir, no se vive para trabajar".

Otra de las cosas que destaca del lugar donde reside, es la sanidad. La joven explica que, cuando se mudó a Copenhague a los 25 años, todavía utilizaba el seguro médico de sus padres y "siempre había recibido una atención médica excelente". Por ello, no sabía qué esperar de un sistema de atención de salud pública, "pero estoy muy satisfecha con mi experiencia", cuenta.

Impuestos más elevados

Cuenta que todas sus citas con el médico antes de tener a su hijo, además de las ecografías, la estancia en el hospital y de una enfermera que la visitó en casa después de dar a luz, estaban cubiertas. "Me da mucha tranquilidad poder salir del hospital o de la consulta sin completar un solo papeleo ni tener que preocuparme por abonar las tarifas", subraya.

Otro de los puntos positivos de vivir en Dinamarca es "la seguridad". La maestra explica que en Estados Unidos vivía en "constante alerta" y que nunca olvidará los diversos simulacros que se hacían en la escuela. "Les aseguraba a mis alumnos que estábamos seguros, mientras yo misma lo dudaba".

Por último, hace referencia a los impuestos que, aunque ahora son más elevados que en Texas, "recibo todo tipo de beneficios". Desde la atención médica pública de alta calidad, una comunidad de vecinos con un buen mantenimiento o ayudas para la guardería a la que lleva a su hijo. "Con mucho gusto pagaré impuestos más altos sabiendo lo que obtengo a cambio", concluye.