¿Cómo se forman las arrugas?
Son un signo revelador del envejecimiento, pero no todas las personas las desarrollan al mismo ritmo, ¿por qué se producen?
Cuando llegamos a una determinada edad comenzamos a preocuparnos porque aparecen arrugas en nuestro rostro que antes no estaban. Al sonreír o entricestecernos podemos ver esas pequeñas marcas que antes no estaban y que son una demostración de la edad. Sin embargo, no todo el mundo las desarrolla al mismo ritmo, y mientras que algunos las comienzan a vislumbrar con poco más de 20 años, otros presumen de un rostro suave hasta bien entrada la vejez.
Entonces, ¿por qué se forman las arrugas?
No hay una respuesta única a esta pregunta, porque la piel humana es un órgano complejo y muchos factores pueden afectar su apariencia, informa Live Science. Pero hay una cosa clara, la piel está compuesta por múltiples láminas de tejido divididas en tres capas: la epidermis arriba, la dermis en el medio y la hipodermis abajo. La dermis es mucho más gruesa que la epidermis y la hipodermis, ya que contiene nervios, vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas, folículos pilosos y proteínas que sostienen la estructura general de la piel. Específicamente, se compone principalmente de proteínas fibrosas, colágeno y elastina, que están suspendidas en una matriz pegajosa.
El envejecimiento hace que la capa superior de la epidermis de la piel, llamada estrato córneo, se vuelva más delgada
Las arrugas comienzan a aparecer cuando estos componentes estructurales de la dermis comienzan a degradarse, un proceso ampliamente conocido como envejecimiento de la piel. Sin embargo, exactamente cuándo se desarrollan las arrugas relacionadas con la edad depende de una combinación de factores, incluida la genética y el estilo de vida.
No fumes ni tomes el sol
En general, a medida que envejecemos, la cantidad de células de la piel que producen colágeno y elastina, conocidas como fibroblastos, comienza a disminuir y los fibroblastos restantes se vuelven menos productivos. También con la edad las enzimas descomponen las proteínas estructurales existentes en la piel a un ritmo mayor que en el pasado. El envejecimiento también hace que la capa superior de la epidermis de la piel, llamada estrato córneo, se vuelva más delgada. Este cambio estructural hace que a la piel le resulte más difícil retener la humedad, y la piel seca hace que las arrugas sean más visibles.
El ritmo al que el envejecimiento impulsa la formación de arrugas depende de factores adicionales, como nuestra composición genética. Por ejemplo, las personas con tonos de piel muy claros descubrirán (para su desgracia) que envejecen más rápido que aquellas con piel oscura. Esto se debe en parte a genes relacionados con el pigmento protector de la piel, la melanina, pero también a genes que contribuyen a la aparición de arrugas a través de vías independientes de la melanina que aún no se comprenden completamente.
A diferencia de la genética, algunos factores que contribuyen a la formación de arrugas están bajo nuestro control. Por ejemplo, la exposición excesiva al sol puede acelerar el envejecimiento de la piel, porque los rayos ultravioleta del sol provocan inflamación y daño al ADN de las células de la piel (por eso es tan importante echarse crema solar y hay gente que lo hace incluso cuando va a ponerse frente a la luz del ordenador). La contaminación del aire o fumar cigarrillos también alimenta la formación de arrugas al inducir estrés oxidativo, un estado de desequilibrio entre la producción celular y la eliminación de moléculas dañinas llamadas radicales libres.
Los radicales libres son subproductos de la descomposición del oxígeno en el cuerpo. Si no son contrarrestadas por los antioxidantes, ya sea producidos en el cuerpo o ingeridos, estas partículas altamente reactivas pueden dañar los componentes estructurales de la piel. Por lo tanto, una dieta rica en alimentos que contienen altos niveles de antioxidantes, como frutas y verduras, puede ayudar de alguna manera a retardar la formación de arrugas.
Eso sí, nadie escapa del paso del tiempo e, independientemente de lo que comas o los cosméticos que uses, será difícil ralentizar el paso del tiempo.
Cuando llegamos a una determinada edad comenzamos a preocuparnos porque aparecen arrugas en nuestro rostro que antes no estaban. Al sonreír o entricestecernos podemos ver esas pequeñas marcas que antes no estaban y que son una demostración de la edad. Sin embargo, no todo el mundo las desarrolla al mismo ritmo, y mientras que algunos las comienzan a vislumbrar con poco más de 20 años, otros presumen de un rostro suave hasta bien entrada la vejez.