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Pepita Tudó, la 'maja' que se desnudó en la España patriarcal del siglo XIX
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Seducción a raudales

Pepita Tudó, la 'maja' que se desnudó en la España patriarcal del siglo XIX

Repasamos la historia de este personaje que se desnudó para el mismísimo Goya y vivió un intenso romance con el valido Godoy

Foto: 'La maja vestida', de Francisco de Goya. Se sospecha que pudo ser Pepita Tudó.
'La maja vestida', de Francisco de Goya. Se sospecha que pudo ser Pepita Tudó.

Por mucho que hayamos obtenido, nada es como lo imaginábamos.

Jesús Quintero.

La labor histórica de las mujeres no ha tenido un encaje apropiado en la larga tradición de las sociedades patriarcales. La falta de reconocimiento traducida en biografías que las hagan justicia o conductas comprometidas por parte de sus pares masculinos; lamentablemente, han brillado por su ausencia en un escenario secularmente árido para ellas.

Una de las mujeres más luminosas, deslumbrantes y seductoras que vivió a caballo de los siglos XVIII y XIX, que no tenía la precariedad económica como una limitante espada de Damocles, quien tenía una personalidad arrolladora... ella era Pepita Tudó, aunque su largo nombre de pila era abrumador. El espíritu de Pepita Tudó ha vagado nostálgico por nuestra historia reciente sin hacer honor al peso de su personaje e influencia social. En la hermosa Ermita de San Isidro, uno de los templos de la muerte donde los finados han pasado al mundo del olvido, residen a perpetuidad los restos de una mujer cuya influencia en la historia de España gravitó suspendida tras la tramoya de sus amoríos con el valido Godoy, con más sombras que luces.

Protagonista de uno de los cuadros más famosos de la historia del arte, y modelo de uno de los pintores más famosos que ha dado la pintura universal, el probablemente primer pintor impresionista, Goya. Su 'maja desnuda', de potente impacto visual, llevaban a confusión, pues confundían a la Duquesa de Alba como la protagonista más probable del famoso posado.

La Iglesia, cuya hipocresía campaba a sus anchas, cuestionaba los hábitos de Pepita mientras hacía la vista gorda a los excesos del monarca

Josefa Petra Francisca de Paula de Tudó y Catalán, Alemany y Luesia nació en Cádiz el año 1779. Hija de un militar de alto rango, era una mujer de gran autonomía y por ello, muy denostada al saltarse las convenciones de la época. En medio de una sociedad dividida por el debate del advenimiento de la Ilustración y el avance de las ideas liberales, tónica que imperaba en buena parte del continente, fue fiel al “escándalo” de ser la amante de un político muy cuestionado, básicamente por enredar con los adversarios franceses, ya que fue el valido de Carlos IV, un elemento infumable que junto a su hijo Fernando VII protagonizaron uno de los episodios más bochornosos de la historia de nuestro pais.

Se hace necesario recordar que la Convención revolucionaria había declarado la guerra a España y que Godoy, entre polvo y polvo, había firmado la triste paz de Basilea, esta, nos había atado corto a los caprichos de nuestros vecinos galos. Pero no solo era Pepita Tudó la beneficiada de la pasión desatada de este espécimen político. El sexo en la corte de Carlos IV era descarnado y fértil en churumbeles sin apellidos, escandaloso y falto de respeto hacia una castigada población sometida a todas las calamidades posibles; la Iglesia, en su eterno caldo de cultivo en el que la hipocresía campaba a sus anchas, cuestionaba los hábitos de Pepita mientras hacía la vista gorda a los excesos del monarca y sus groseros dispendios.

placeholder Retrato de Doña Josefa Tudó, Condesa de Castillo Fiel, de medio cuerpo en un parque. (José de Madrazo, 1813). Madrid.
Retrato de Doña Josefa Tudó, Condesa de Castillo Fiel, de medio cuerpo en un parque. (José de Madrazo, 1813). Madrid.

Ya pronosticó el gran Carlos III, padre del susodicho Carlos IV, que este retoño vivía literalmente en Babia. Ligero de cascos, generó una pléyade de hijos bastardos de dudosa denominación de origen, entre ellos, Fernando VII que a su vez se trabajaba las habilidades horizontales de lo lindo. Pero es cuando se producen las enormes diferencias de criterio entre Fernando VII y el que fue el primer ministro más joven de la historia de España, el extremeño Godoy. Este se encamina al exilio francés, al igual que lo haría posteriormente Goya. En el desgarro y la melancolía del que fue el hombre más poderoso de España, solo dos mujeres le acompañan al ostracismo: la oficial, María Teresa de Borbón, y Pepita Tudó.

Foto: Explosión del navío San José, ilustrada por Samuel Scott.

Algo tiene la tramoya de nuestro país, que en su grandeza habitada de gentes nobles sin título y con títulos pero sin nobleza, tiende a centrifugar a la meritocracia. Si miramos nuestra historia con retrospectiva, el balance hace pensar en que vivimos en la algarabía de una escuela de parvulitos. Pero en todos los dramas hay algo de surrealismo, en este caso, extremo. La reina consorte de España, mujer de Carlos IV, María Luisa de Parma, moría en 1819 dejando íntegra su fortuna a Godoy… Pero la picardía patria se puso de relieve cuando, a resultas del exceso de confianza de la extinta, la única autorizada para cobrar era Pepita Tudó, pues Godoy estaba embargado por orden del felón de Fernando VII y, por ende, entrampado hasta las cejas.

Pepita, vestida o desnuda

Pepita, una delicada criatura de armas tomar, se daría a la fuga en pos del vil metal en dirección a la península tras concluir su exilio amoroso. Un pueblo descalzo y una aristocracia castigada por la guerra y la crisis financiera le aguardaban en Madrid. Entretanto, Godoy, con una exigua pensión, gentileza del gobierno francés, se quedó en París en un exilio eterno del que no volvería. Pepita, sin embargo, instalada en la calle Fuencarral 22, alcanzaría la provecta edad de los 92 años, pereciendo a manos de unas malvadas torrijas que le ocasionaron quemaduras de tercer grado. Otros dicen que fue un brasero del que la pobre anciana no pudo zafarse. En cualquier caso, había vivido con intensidad. Pepita Tudó, vestida o desnuda, era toda una mujer.

La vida, un lugar extraño; sobre todo para los que son pasto del olvido.

Por mucho que hayamos obtenido, nada es como lo imaginábamos.

Historia de España