Un español que vive en Corea alucina con las gambas al ajillo de este restaurante (y con el precio de las aceitunas)

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“Se está mejor en casa que en ningún sitio”, repetía como un mantra Dorothy en El Mago de Oz. Nuestra casa, nuestra ciudad o nuestro país nos suelen parecer los mejores, los más acogedores, donde mejor se vive y donde mejor se come. Razones no nos faltan para pensarlo, ya que nuestra diversidad cultural, nuestro clima, nuestra forma de ser y nuestra gastronomía hacen que España sea uno de los países donde mejor vive uno.

Por eso, cuando a uno le toca mudarse al extranjero, sobre todo si es en la otra punta del mundo, es inevitable echar de menos a nuestros seres queridos, pero también muchas otras pequeñas cosas de las que no somos conscientes de tenerlas hasta que nos faltan. Una de ellas es la comida y el contraste cultural que puede provocarnos la cocina local del país al que nos hemos mudado.

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P. Díaz

La morriña se apodera de nosotros y sentimos una nostalgia tremenda. Es lo que le ha ocurrido a Cristian Caluseriu, un español emigrado a Corea del Sur y cuyo usuario en TikTok es @sisiuve. En uno de sus últimos vídeos, el joven streamer ha compartido la experiencia de comer en un restaurante de comida española en la ciudad de Busán.

"Tengo miedo"

“Hace mucho tiempo que no como comida española, así que vamos a ver qué tal está la comida española en Corea del Sur. En este caso, Busán, porque ya hemos probado la de Seúl”, comienza explicando en el clip antes de reconocer que “tengo miedo”. En la carta pueden verse distintas variantes de paella, varios platos principales y numerosas tapas.

"No pican y eso me gusta porque en Corea amoldan el sabor de muchos platos españoles de los restaurantes al picante", dice Cristian

Tras ver la carta, el joven se decanta por pedir “gambas al ajillo, unas albóndigas con salsa y un vino blanco”, no sin antes resaltar el estratosférico plato de aceitunas que cobran a 10 euros. Realizada la comanda, el creador de contenido asegura que intentará ser “lo más crítico posible”.

Respecto al vino, simplemente acierta a decir que “es frío”, dando a entender que no es de lo mejor que ha probado. Sin embargo, en cuanto llega el plato de las gambas al ajillo, se pone de pie para mostrar que vienen “bien calenticas” y tras probarlas con pan, exclama: “¡La Virgen!”, y se levanta para bailar, dando un aprobado al plato.

“Que venga el dueño, que quiero que lo asciendan”, dice después de probar las albóndigas con tomate. “Además, no pican y eso me gusta porque en Corea amoldan el sabor de muchos platos españoles de los restaurantes al picante, porque al coreano le encanta el picante. Aquí no”, explica satisfecho antes de abonar la cuenta, que ascendió a 32 euros. “No está mal”, concluye.