Las dos razas de perro que los veterinarios no tendrían en casa: todos coinciden

La historia de los humanos y la de los perros se ha ido interrelacionando a lo largo de miles de años. Muchos son los estudios que han intentado encontrar el punto exacto en que ese acercamiento se produjo de forma evidente, pero es difícil atinar. No obstante, todos coinciden en que eso que llamamos domesticación ocurrió en el continente europeo en algún momento de hace entre 20.000 y 40.000 años. Desde entonces, no nos hemos separado.

Esa interrelación ha contribuido a un sinfín de avances para la humanidad; sin embargo, para los de cuatro patas el asunto no ha sido tan agradable. Hoy en día existen, al menos, hasta 354 razas de estos, según la Federación Cinológica Internacional, tantas que a menudo elegir qué compañero estará a tu lado durante su vida (y la tuya) se ha convertido en un capricho momentáneo: el deseo de esa compañía por encima de la misma. Con esto, además, las razas derivadas del cruce constante entre unas y otras han ido adquiriendo características para permanecer en unos territorios, pero también han ido perdiendo en algunos casos rasgos para permanecer, simplemente, vivos.

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Estas son algunas de las consideraciones que llevan a los expertos en la actualidad a trabajar por reeducar esa inercia al abandono o hacer de los animales un mero objeto, por supuesto, pero también y con ello a concienciar sobre por qué algunos linajes modernos no deberían tener presencia en según qué zonas del mundo hasta, directamente, evitar que continúe una cadena peligrosa. Así lo hacen, por ejemplo, desde una clínica veterinaria de México. Una de sus profesionales ha querido, a través de TikTok, explicar por qué, y lo ha hecho con un vídeo en el que el resto de sus compañeros nos dan algunas ideas.

"Tienden a sufrir mucho"

A la pregunta: ¿Qué raza de perro no tendrías nunca? Estos responden, por unanimidad: ni un bulldog ni un husky. Pero, ¿por qué? Aletzia Viveros (@aletziaviveros), la autora, apunta la respuesta junto al vídeo que en apenas una semana ya va camino de los 800.000 me gusta en la plataforma.

La veterinaria señala bajo el mismo que "los bulldogs casi siempre necesitan más de una cirugía en su vida". Se trata de una de las consecuencias de modificar genéticamente a través de la reproducción entre razas concretas el futuro de estos animales. En concreto, una de las más reconocidas es su dificultad para respirar. Los llamados perros de nariz chata (también otras razas como el bulldog francés y los pugs), además, tienden a sufrir mucho de alergias, como sostiene Viveros, por la peculiaridad de los pliegues que se les forman por todo el cuerpo.

"Algunos veterinarios consideran que los bulldogs, los bulldogs franceses y los pugs tienen la salud y el bienestar demasiado comprometidos como para seguir reproduciéndose", señalaba ya un informe publicado por la revista científica Plos One en 2020. Sin embargo, la tarea continua. Hasta 13 profesionales lo recuerdan hoy en este vídeo viral.

Lo que explican sus orígenes

Como si no fuera suficiente, los canes "no pueden parir naturalmente, tienen muchas enfermedades congénitas como la estenosis pilórica, enfermedades del corazón, problemas en los ojos y en la columna que les llevan a dejar de caminar", dice Viveros. En México (como en España), además, "apenas pueden salir a pasear por miedo a un golpe de calor", motivo suficiente por el que razas originarias de zonas frías como el husky no deberían acabar en puntos cálidos.

Atendiendo a su propio nombre, "hysky siberiano", estos perros fueron creados en Siberia por la tribu Chukchi a partir de lobos salvajes para el trabajo: tiraron de los trineos durante las partidas de caza, hicieron de vehículo de transporte rápido para las presas en la vuelta al poblado y, por su pelaje, también hicieron las veces de compañía durante las noches ayudando a mantener calientes sobre todo a los niños que se acurrucaban a ellos.

Por su parte, el bulldog inglés fue en sus orígenes un animal musculoso y atlético criado para pelear con toros; de ahí su nombre (su traducción es algo así como perro toro). Sin embargo, en la Inglaterra victoriana en el siglo XIX se puso de moda porque resultaban graciosos, según explican en un estudio publicado en Canine Medicine and Genetics. La gracia, a veces, tiene límites.