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¿Ves todo el rato patrones y conexiones donde no las hay? Así es la 'apofenia'
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PSICOLOGÍA CURIOSA

¿Ves todo el rato patrones y conexiones donde no las hay? Así es la 'apofenia'

Este fenómeno de sincronicidad en eventos, sucesos o imágenes es común a todos los seres humanos y se manifiesta en diversos grados. ¿Qué es y cuándo sería preocupante?

Foto: Foto: iStock.
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A veces, en nuestra vida cotidiana, nos damos de frente con demasiadas coincidencias. Puede ser un número que se repite, una palabra, varios sucesos que parecen encadenados. Puede ser hasta una especie de poder en la sombra que dirige nuestras vidas y que se antoja plausible bajo la forma de la paranoia. ¿Hay alguien detrás moviendo los hilos de nuestro destino para que tantas veces creamos estar bajo una conspiración contra nosotros?

Esta sensación se conoce por el nombre de apofenia, acuñada por primera vez por el neurólogo alemán Klaus Conrad en un libro de 1958 sobre los síntomas típicos de la esquizofrenia. No, tranquilo, no te estás volviendo loco; se trata de algo muy normal, una cualidad que todos compartimos en distintos grados, pero que no supone un problema a no ser que nos lo tomemos demasiado en serio. La forma más común de apofenia es la pareidolia, la cual sucede cuando vemos imágenes de rostros o animales donde no hay. ¿Quién no se ha recostado alguna vez boca arriba sobre la hierba y visto formas en las nubes que parecían personas o criaturas?

"En muchos contextos, esa apertura es beneficiosa y puede contribuir a ser más creativo", pero en exceso está relacionada con la psicosis

La palabra apofenia nos puede retrotraer a epifanía, la cual se refiere a una comprensión repentina de algo. En este sentido, la apofenia es una ilusión de una epifanía que no es real ni manifiesta. Uno de los psicoanalistas más famosos, Carl Jung, utilizó otro término para referirse a este error perceptivo tan imaginativo, el cual quizá nos suene más: "sincronicidad". Según él, a veces pueden darse casos de conexión entre distintos eventos sin una relación causal clara, lo que genera una sensación en el individuo de extrañeza o de que lo que nos sucede no está marcado por el simple azar, sino que hay algo detrás que nos está tratando de decir algo o llevar a algún sitio.

Un patrón tras otro

El sujeto debería someterse a un análisis psicológico para ver cuál es el grado de apofenia que tiene. Si presenta una mayor tendencia a ver esa clase de conexiones inexistentes, por ejemplo, puede estar predispuesto a creer en más teorías de la conspiración, uno de los fenómenos más comunes a nivel global en nuestra época desde la pandemia de coronavirus. Así lo demostró un estudio de 2017 en el que se comprobó cómo aquellas personas que veían patrones en lanzamientos aleatorios de monedas o dibujos bien claros en pinturas abstractas presentaban una mayor probabilidad de creer en estas teorías de la conspiración.

Si le preguntas a otra persona qué ve en una nube es muy posible que vea lo mismo que tú, lo que quiere decir que esa conexión improbable no es tan improbable

Colin DeYoung, profesor de psicología en la Universidad de Minnesota ve la apofenia como uno de los cinco rasgos de la personalidad y una "tendencia general para sentir curiosidad por el mundo", como asevera en un artículo de la periodista Sheyla Love en la revista Aeon. Para él, la apertura a la experiencia humana se basa en una justa mezcla de fantasía e intereses estéticos con la más fría racionalidad e intelecto. "En muchos contextos, esa apertura es beneficiosa y puede contribuir a ser más creativo", afirma. Sin embargo, en dosis altas, esa tendencia a ser demasiado imaginativo o fantasioso puede derivar en desarrollar algunos síntomas del espectro psicóptico, como "experiencias perceptuales inusuales". De ahí que la apofenia pueda delatar algún rasgo psicótico de la personalidad.

"A la hora de enfrentarnos a la apofenia, es importante recordar estos matices: los eventos que aparentemente creemos que son improbables suelen ser más comunes de lo que suponemos, y de algún modo estamos predispuestos a percibir conexiones aparentes", asegura Love en su artículo. A fin de cuentas, si le preguntas a otra persona qué ve en una nube es muy posible que vea lo mismo que tú, lo que quiere decir que esa conexión improbable no es tan improbable. En otras palabras, no puedes tomarte en serio una mera casualidad perceptiva o tratar de que sea especial, porque es muy posible que otras personas en tus mismas condiciones psíquicas también la vean.

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A fin de cuentas, como repasa el estadístico David Hand, una de nuestras señas de identidad como humanos es detectar patrones y configuraciones significativas, por lo que la apofenia está afincada en nuestra historia evolutiva. En ocasiones, ha podido ser la causa o el motivo de grandes descubrimientos. Seguro que los marineros, antes de que hubiera mapas, relacionaban el hecho de divisar figuras de pájaros en el aire con la presencia de tierra firme a no muchos kilómetros, por ejemplo.

Parte de nuestro pensamiento científico se ha regido por intuiciones probables e improbables sobre lo que vemos y oímos, y en ocasiones, aunque las apofenias fueran falsas, han ayudado para presentir esa verdad oculta que años más tarde quedaría demostrada por la teoría. "Los seres humanos hacen predicciones todo el rato sobre el mundo a partir de patrones, solo que algunos de ellos son reales y otros ilusorios", admite Love.

A veces, en nuestra vida cotidiana, nos damos de frente con demasiadas coincidencias. Puede ser un número que se repite, una palabra, varios sucesos que parecen encadenados. Puede ser hasta una especie de poder en la sombra que dirige nuestras vidas y que se antoja plausible bajo la forma de la paranoia. ¿Hay alguien detrás moviendo los hilos de nuestro destino para que tantas veces creamos estar bajo una conspiración contra nosotros?

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