¿Por qué se dice que la monarquía tiene sangre azul?

Hay un detalle biológico que sostiene la tradición de la monarquía y no, no nos referimos al incesto y sus consecuencias aparentes o no aparentes, sino a una idea popular, un dicho que lejos de ser cierto sigue definiendo a reyes y princesas. ¿Qué es eso de que tienen la sangre azul?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que en algún momento no solo se usó este color para destacar a los miembros de eso que durante siglos se definió como realeza, sino también a quienes estaban cerca de su círculo, es decir, otro término acuñado hace siglos: las familias nobles en su totalidad.

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Carmen Macías

Su origen, según los historiadores, se sitúa en el hecho de que se trata de personas que nunca trabajaban (ni trabajan) al aire libre, como la mayoría de la población. Esto mantenía su piel siempre clara, a menudo de un blanco tan blanco que hoy podría ser difícil distinguirlo de un síntoma de enfermedad.

La idea de la palidez

Esta palidez hacía que, a diferencia de los tonos más oscuros incluso enrojecidos (la gente antes también se quemaba y no contaban con protector solar), pareciera que el mismo color de la sangre determinara el estatus: por unos cuerpos corría sangre roja, pero por los cuerpos de palacio, siempre despacio, corría sangre azul. Es, además, una noción basada en otra apreciación: la coloración azulada característica de las arterias destaca más en las pieles pálidas.

Por supuesto, poco a poco se fue estableciendo todo un criterio social en base a este hecho que va más allá de la frase que hoy seguimos heredando, pues esa palidez ha significado el deseo de mujeres y chicas a las que se las educaba en términos de la apariencia. En este sentido, la idea moderna de tomar el sol es relativamente nueva, pues aun en el siglo XX perduraba la búsqueda del blanco, asociado además religiosamente a la inocencia y la pureza.

La literatura ha sido una vía fundamental para afianzar esa confrontación, para grandes y pequeños, algo que más tarde se trasladó a la pantalla. Basta recordar que buena parte de las princesas Disney se caracterizan por tener todas la piel muy blanca, y que no ha sido hasta las últimas décadas cuando hemos empezado a encontrar personajes con otros tonos de piel.

Un giro en 180 grados

El asunto ha calado en los esquemas de la psique social, tanto que ha supuesto no pocos desastres. Durante la edad moderna, por ejemplo, se utilizaban polvos blancos (hechos con arsénico) precisamente para acentuar su palidez.

No fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la irrupción de las ideas higienistas y la consiguiente generalización de la playa como retiro de vacaciones entre las clases adineradas, que lucir una piel bronceada empezó a reconsiderarse. En cualquier caso, el cine no lo puso fácil al principio representando clásicos literarios que cumplían este rasgo.

Así, tuvo que pasar más de medio siglo para entenderse el bronceado como signo de salud y de bienestar. Lo hizo para tomar rápido un giro en 180 grados. Actualmente, las personas bronceadas son las que son percibidas más bien como privilegiadas, porque se considera que su tono de piel es fruto de poder pasar tiempo de ocio al aire libre, de temporadas de playa y de esquí.