¿El truco de colgar una bolsa con agua sirve realmente contra las moscas?

Quizás alguna vez te has percatado de que en algún edificio hay bolsas transparentes llenas de algo colgadas en las puertas o en las ventanas. La pregunta es: ¿Qué hacen ahí y qué contienen? No, no tienen que ver con los pájaros como podrías pensar hilando con ese truco de los discos para espantar a las palomas. Aunque si es eso en lo que estás pensando, tampoco vas muy mal encaminado.

Estas bolsas colgantes contienen agua, nada más. Y su objetivo es ahuyentar a una plaga más concreta llegado el verano: la de las moscas. Resulta que la gente cuelga estas bolsas fuera de sus casas y negocios como método para despejar el espacio de moscas. Pero entonces surge otra duda: ¿Funciona? ¿Y cómo?

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Lo primero que debes saber es que existen varias versiones de la práctica de la bolsa de agua. Algunos insisten en que la bolsa debe tener bolitas de papel de aluminio flotante; otros apuestan más por echar dentro alguna moneda pequeña, aunque aquí no acaba el asunto.

Cómo puede ser posible

Nada nuevo es que las moscas pasen gran parte de su tiempo zumbando alrededor de nosotros, pero lo cierto es que lo que más les gusta son los refugios de gérmenes: contenedores de basura, rincones del suelo donde se ha acumulado agua y suciedad, excrementos de animales y, sí, cadáveres. Es por eso que no hace ninguna gracia si empezamos a ver alguna pululando alrededor de nuestra comida en una tarde en la piscina (aunque da igual el sitio, incluso el momento, porque siempre habrá). Al fin y al cabo, por esa tendencia suya, las moscas no solo son molestas, sino que además llevan consigo enfermedades.

Librarnos de ellas puede convertirse en la rutina más agotadora en estos meses, aunque probemos con los trucos que conocemos, incluso aunque busquemos otros nuevos o tiremos directamente de productos preparados para acabar con ellas. Siempre aparecen más. Entonces, ¿cómo puede ser posible que solo una bolsa consiga lo imposible?

Quienes valoran este método casero, insisten en que las moscas perciben el líquido claro como la superficie de un cuerpo de agua. Otros afirman que el insecto se va volando al ver su propio reflejo ampliado. Pues bien, el razonamiento más popular que surge entre los entomólogos es la simple refracción de la luz.

En la refracción estaría la clave

La refracción tiene lugar cuando un objeto claro u opaco, como un trozo de vidrio o una bolsa de agua, altera el curso y la velocidad de la luz. Los rayos de luz, que normalmente viajan en línea recta, se doblan. Este efecto es responsable de algunas ilusiones ópticas, como los espejismos, que pueden desconcertarnos incluso a los humanos, así que resulta lógico que también lo haga en animales más pequeños, incluso en los insectos.

Las moscas, que cuentan con dos ojos que a su vez se componen de miles de ojos altamente sensibles que le permiten ver en múltiples direcciones a la vez, como si vieran en forma de mosaico, sería entonces una "presa" fácil para este fenómeno. Partiendo de ello, los expertos saben que dichos insectos basan su sentido de orientación en la dirección de donde proviene la luz del sol. Algunos entomólogos sugieren además que cuando estos ojos complejos y sensibles experimentan la luz refractada, el insecto se confunde y se va volando.

Sin embargo, no hay estudios probados sobre la utilidad concreta de este método, aunque puedes probar tú y ver los resultados con tus propios ojos. Una casa libre de moscas, ¿te imaginas?