Cinco ideas para tener una primera cita agradable (y original) en tu casa

Quedar con alguien por primera vez nunca fue fácil, lo sabemos. Mucho menos si el encuentro será en casa. Es la mejor forma, desde luego, de ir al grano (y no, no nos referimos a cuestiones sexuales, sino a la percepción entre dos personas. Descubrir la intimidad de esa persona que te atrae es imprescindible para decidir si merece o no la pena. Así, una cita en casa se convierte en la prueba del algodón, vaya.

Es por eso que si te toca a ti hacer de anfitrión los nervios se multiplican: no basta con que tu cuerpo, tus gestos y tus palabras causen buena impresión, también debe hacerlo el entorno, el espacio, tu espacio. Y, sobre todo, qué haces en él.

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Si bien cada casa es un mundo, como suele decirse, precisamente porque cada persona es un mundo, no se trata de hacer de él un escenario con decorados de quita y pon. Basta con la concordancia entre ese lugar que habitas y todo aquello que te habita a ti y expresas (si dices ser ordenado, tu casa debería estar ordenada en la medida en que lo cuentas). Pero más allá de la imagen fija que ofrezca, tu casa será entonces, y en este sentido sí, un escenario para múltiples posibilidades. ¿Qué hacer? ¿Cómo encaminar una cita de este tipo? ¿Cuál es la clave para que funcione? Dejarse llevar está bien, pero eso tiene sus trucos. Aquí te dejamos cinco opciones de planes para empezar a enamorar a esa persona desde el sofá, desde la cocina o, ahora con este calor, desde tu terraza.

Acampar no es solo cosa de niños

Un colchón en el suelo, o una tienda de campaña en el balcón y todo lo que pilles para crear la cueva del amor. Ponte creativo y construye, por ejemplo, un fuerte con los cojines del sofá, almohadas y mantas. Crea un ambiente más romántico con una guirnalda de luces o con velas (cuidado con estas, que no queremos desgracias). Un poco de música de fondo (muy de fondo) y un picoteo y el idilio quedará asegurado.

Una noche de juegos

La primera cita siempre parece requerir un elemento de emoción e interacción para romper el hielo. Es por eso que jugar resulta una excelente opción. Y será por juegos... Puedes tirar de algún clásico si aún no conoces bien a esa persona o sorprenderla demostrándole que recuerdas el que alguna vez te dejó caer que era su juego favorito. Esto, por supuesto, puede ir incluido en el plan de la acampada. ¿Acaso hay acampada sin juegos?

Conocerse a través del paladar

Comer nos gusta a todos, y aunque muchos digan que cocinar no, hacerlo en pareja puede cambiar esa perspectiva. Meterse a los fogones ofrece puntos de conexión tan importantes como los que se dan en la cama. Claro, es demasiado fácil que sea viernes por la noche y acabar pidiendo comida a domicilio. Da igual que hayas pedido a un restaurante estupendo, a su restaurante favorito, nada supera a la opción de idear un menú (acorde a tu bolsillo y a tus habilidades) y comenzar la charla junto a la encimera de la cocina.

Un clásico: cine casero

Lo de peli y manta en pleno julio igual no... Pero cambiar esta última por un proyector y acomodarse en el patio o en la terraza nunca falla. ¿Que no tienes patio ni terraza para ello? Vuelve a la primera idea y haz de ella una acampada de cine en el salón o en la habitación. Una forma divertida de hacerlo es proponerle que te muestre su película favorita y después hacer tú lo propio con la tuya.

Explorarse artísticamente

¿Que os va un poquito más la marcha? Hay un viejo proverbio latino que dice algo así como que "en el vino, está la verdad", a lo que añadiremos: y la marcha. Copa en mano, otra idea es conocerse y explorarse buscando vuestras habilidades artísticas ebrias. Esta opción no deja de ser prima hermana de la segunda, pero cambiando el Monopoly por el lápiz y el papel, o un karaoke improvisado, o unas clases de baile inventadas.