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Por qué nunca deberías hacer la cama nada más levantarte
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UN CONSEJO MUY ÚTIL

Por qué nunca deberías hacer la cama nada más levantarte

Aunque este hábito denota orden y disciplina, en realidad deberías esperar un poco para eliminar la humedad de las sábanas y ventilar bien el espacio

Foto: Foto: iStock.
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Seguramente se haya convertido en un acto casi automático que haces nada más levantarte: hacer la cama representa ese primer acto del día que ayuda a poner en marcha todo lo demás. Al fin y al cabo, es un hábito que conlleva menos de dos minutos y que podemos ver como uno de los símbolos más ajustados de lo que significa ser responsable. La imagen de una cama deshecha, por el contrario, demuestra dispersión y aplazamiento, pereza y ociosidad. Tal vez, dejarla sin hacer puede denotar que no tenemos que ir a trabajar esa mañana, con lo cual, es el perfecto icono de una mañana de fin de semana en la que todo se deja "para después".

Los que no la suelen hacer, debido a una pereza recalcitrante, están de enhorabuena, ya que un curioso estudio científico realizado al respecto les apoya por una sencilla razón: a los ácaros les cuesta más sobrevivir en una cama deshecha que en una que solo se abre y se cierra después de cada uso. Así lo recoge un estudio de la Universidad de Kingston, Inglaterra, en el que después de hacer un seguimiento de camas ajenas de dos años, concluyó que alrededor de 1,5 millones de ácaros pueden estar alojados en tu cama y que las condiciones cálidas o secas de las sábanas abiertas puede hacer que mueran antes que si hacemos el esfuerzo de hacerla nada más levantarnos.

"Lo más apropiado y sano sería hacer la cama un rato después de levantarte y justo después de ventilar el espacio"

En este caso, para evitar este efecto negativo, basta con ventilar durante un tiempo la estancia antes de hacer la cama, tal vez mientras estás desayunando. El objetivo es eliminar la humedad de la habitación, la cual aumenta exponencialmente mientras estamos dormidos por el sudor y la ausencia de ventilación. Según el estudio, si haces la cama inmediatamente después de levantarte corres el riesgo que toda esa humedad se quede alojada dentro de las sábanas, lo que favorece la producción de ácaros.

Cambia las sábanas cada poco tiempo

"Espera alrededor de una hora después de despertarte para hacer la cama, independientemente de lo que te digan tus libros de autoayuda favoritos para ser más disciplinado y productivo", aconseja Lindsey Ellefson, periodista de Life Hacker, quien ha recuperado una serie de estudios que defienden la idea de no hacer la cama nada más levantarse. Evidentemente, hacer la cama viene muy bien para mantener la mente ordenada y afrontar un nuevo día laboral. Lo más apropiado y sano sería hacerlo un rato después de levantarte y justo después de ventilar el espacio.

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Sea como sea, lo que no puedes pasar por alto es cambiar las sábanas como mínimo cada dos semanas y, como máximo, una vez al mes. Al final, nada elimina mejor los ácaros y la suciedad que una lavadora cada cierto tiempo. Ya no solo por hacer que tus noches sean más plácidas y agradables, sino por mantener una buena salud en la piel y los pulmones: si no ventilas, la humedad se queda alojada, lo que repercute en la calidad del aire que respiras.

Seguramente se haya convertido en un acto casi automático que haces nada más levantarte: hacer la cama representa ese primer acto del día que ayuda a poner en marcha todo lo demás. Al fin y al cabo, es un hábito que conlleva menos de dos minutos y que podemos ver como uno de los símbolos más ajustados de lo que significa ser responsable. La imagen de una cama deshecha, por el contrario, demuestra dispersión y aplazamiento, pereza y ociosidad. Tal vez, dejarla sin hacer puede denotar que no tenemos que ir a trabajar esa mañana, con lo cual, es el perfecto icono de una mañana de fin de semana en la que todo se deja "para después".

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